Mantenimiento productivo total (TPM): qué es y cómo implementarlo en empresas
El mantenimiento productivo total es uno de los múltiples métodos de gestión de activos presentes en la industria. De origen japonés, no solo constituye una metodología de mantenimiento, sino que implica toda una filosofía capaz de transformar la cultura de las organizaciones. Aplicarla y seguirla de forma continua posee el potencial de mejorar la eficiencia, calidad y productividad de las empresas, además de fortalecer su cultura y seguridad.
En este artículo descubriremos qué es el mantenimiento productivo total, cuáles son sus ocho pilares, qué ventajas y desventajas presenta y veremos un ejemplo de implementación.
Definición de mantenimiento productivo total
El mantenimiento productivo total (TPM, de sus siglas en inglés Total Productive Maintenance) es una metodología de mantenimiento basada en la mejora continua y centrada en la correcta conservación y funcionamiento de los equipos. Este método para la gestión eficiente de las labores de mantenimiento sostiene que todos los empleados —y no únicamente los destinados a tal fin— deben contribuir al buen estado de su entorno de trabajo, es decir, han de estar involucrados en las inspecciones periódicas, las tareas de mantenimiento predictivo y los protocolos de revisión vigentes en la empresa.
El objetivo del TPM es conseguir el máximo aprovechamiento de la maquinaria y llegar a ratios de producción más elevados, eliminando las pérdidas económicas relacionadas con las paradas y las incidencias de calidad. En definitiva, busca alcanzar los conocidos como los tres ceros: cero defectos, cero averías y cero accidentes. El ingeniero japonés Seiichi Nakajima, que escribió varios libros sobre la metodología TPM, es considerado el fundador del sistema de mantenimiento productivo total.
Los 8 pilares del TPM
Una de las características del mantenimiento productivo total es que sus principios suelen clasificarse en ocho pilares. Estos acostumbran a representarse a través de un edificio.

- Mejora continua focalizada (Kobetsu kaizen). Se trata de encontrar áreas de mejora a fin de implementar cambios que optimicen los procesos de modo gradual, reduzcan las pérdidas y aumenten la eficacia.
- Mantenimiento autónomo (Jishu-hozen). Consiste en que todos los operarios vinculados a la maquinaria se responsabilicen de esta y asuman tareas de inspección, limpieza y mantenimiento. Para ello, es necesario empoderarlos y capacitarlos para la detección temprana de fallos.
- Mantenimiento planificado (Keikaku-hozen). Las inspecciones y labores de mantenimiento periódicas facilitan la detección de posibles problemas antes de que ocurran.
- Mantenimiento de calidad (Hinshitsu-hozen). Busca mantener los equipos en condiciones que aseguren una producción sin defectos. En el caso de que se produzcan, incluir prácticas de gestión de calidad también ayuda a identificar su origen.
- Gestión temprana de equipos. El TPM fomenta integrar los aprendizajes obtenidos en el pasado al diseño de nuevas máquinas, instalaciones y procesos. En otras ocasiones, sin embargo, rediseñar procesos productivos puede acelerar los resultados. En este sentido, también pueden impulsarse proyectos dirigidos a la incorporación de nuevas máquinas o tecnologías.
- Formación y educación (Kyoiku Training). Los empleados deben recibir formación para hacer el mejor uso posible de los equipos, desarrollando sus habilidades y competencias y actualizando los procedimientos cuando sea preciso.
- Seguridad, salud y medioambiente (SHE). Se requiere establecer protocolos que garanticen la seguridad de los trabajadores, comprobar que utilizan los equipos de protección individual adecuados y supervisar las condiciones ambientales de funcionamiento de la maquinaria.
- TPM en las áreas administrativas (Office TPM). Igualmente, el TPM puede aplicarse en procesos y procedimientos administrativos. Este último pilar abarca, además, la gestión de inventarios y la mejora de la logística. Los encargados deben utilizar la información obtenida y compartirla con los diferentes equipos de trabajo, logrando así que la implementación del TPM en la administración contribuya a una cultura de mejora continua en toda la organización.
Ventajas y desventajas del TPM
Como ya han constatado grandes corporaciones como Toyota o Nippon Steel, implantar la metodología TPM en la empresa aporta múltiples beneficios:
- La calidad de los procesos se ve incrementada, lo que conlleva efectos positivos sobre el producto final y la rentabilidad de la compañía.
- Como todos los usuarios participan del mantenimiento, los equipos extienden su vida útil.
- La eficiencia operativa se ve maximizada, sin paradas ni averías.
- Al disminuir los accidentes, hay más seguridad.
- El personal tiene la oportunidad de desarrollar sus habilidades.
- En la búsqueda de posibles soluciones, se fomentan el trabajo en equipo y la resolución de problemas.
- Se promueve una cultura organizacional orientada a la mejora continua.
No obstante, la implantación de un plan de mantenimiento productivo total también presenta algunas dificultades. Por ejemplo, los costes iniciales incluyen la capacitación del personal y, en ocasiones, la reestructuración de procesos. Otro reto es la resistencia al cambio porque, si los empleados no comprenden los beneficios del TPM o se sienten sobrecargados, será más difícil conseguir que la organización adopte esta filosofía de mejora continua. Por último, hay que esforzarse en mantener el sistema de manera consistente para que los avances adquiridos no se reviertan con el tiempo.
Ejemplo de implementación del TPM en una empresa
Conviene tener en cuenta que el mantenimiento productivo total implica grandes cambios en la organización de las compañías, por lo que su puesta en marcha debe contar con el respaldo de la dirección. Existen cinco fases clave a la hora de iniciar un programa de mantenimiento total productivo:
- Conformar un equipo piloto. Comenzar aplicando modificaciones a un proceso específico puede facilitar implementar el TPM en otras áreas en el futuro.
- Optimizar el rendimiento. Antes de continuar con el TPM, hay que asegurar que la maquinaria está funcionando al máximo. Para ello, conviene que tanto el equipo de mantenimiento como el resto de operarios sigan la metodología de las 5S.
- Evaluar el rendimiento. Consiste en identificar las paradas no programadas. A fin de completar esta etapa correctamente, se recomienda que dure, al menos, dos semanas.
- Detectar las causas de los errores. La formación en TPM debe incluir técnicas de resolución de problemas y herramientas para la detección de fallos. Este es el primer paso para subsanarlos.
- Establecer un enfoque proactivo. Más allá de aplicar ciertas métricas vinculadas con los objetivos a alcanzar, hay que capacitar a los empleados para que prevengan los fallos antes de que se produzcan.
Un ejemplo de TPM en una empresa lo protagonizó Toyota Motor Corporation en la década de los setenta. La compañía japonesa fue pionera en la aplicación del mantenimiento productivo total. Para lograrlo, formó un equipo denominado “Control sistemático de calidad” (SQC) y lo dedicó a este proceso. Este creaba listas de verificación y realizaba comprobaciones periódicas a lo largo de los puestos de la cadena de montaje automovilística. Adoptar el TPM tuvo múltiples beneficios para Toyota, que mejoró la calidad de sus productos, redujo los costes asociados a las máquinas y vio aumentada la moral de sus empleados, que adquirieron una mayor autonomía en sus funciones.
En la actualidad, compañías como Bosch Mobility China utilizan el mantenimiento productivo total para predecir, por ejemplo, cuándo se desgastarán los electrodos de las soldaduras a través de datos históricos y del uso de la IA. Este enfoque ayuda a incrementar la productividad y la eficiencia global de los equipos (OEE). En cuanto al mantenimiento de almacenes, Mecalux ofrece servicios de gestión de ciclo de vida orientados a reforzar el mantenimiento continuo y proactivo de estas instalaciones.

TPM: trabajo en equipo y mejora continua
En suma, el mantenimiento productivo total (TPM) es una metodología que sobresale por su capacidad para fusionar los principios tradicionales de la mejora continua con la innovación tecnológica. Al mismo tiempo, sitúa al capital humano en el centro, ya que fomenta la autonomía, eficiencia, formación, educación y seguridad del personal a través de su implicación en todas las tareas de mantenimiento y prevención. Si se superan las primeras fases de implantación, se logra el compromiso del equipo y se establecen unas bases sólidas para mantener los cambios en el tiempo, las organizaciones pueden encontrar distintas formas de impulsar su productividad.
El mantenimiento productivo total (TPM) en 5 preguntas
¿Qué significa TPM?
El mantenimiento productivo total (TPM) es una metodología de mantenimiento basada en la mejora continua y centrada en la correcta conservación y funcionamiento de los equipos. Su implementación optimiza la eficiencia y la productividad, eleva la calidad del producto y mejora la seguridad en el lugar de trabajo.
¿Cuál es la filosofía del TPM?
La filosofía del mantenimiento productivo total asume que el mantenimiento de los equipos de la empresa es responsabilidad de todos, y no de un único departamento. El conjunto de trabajadores debe esforzarse en alcanzar el triple cero: cero averías, cero defectos y cero accidentes.
¿Qué objetivos tiene el TPM?
Los objetivos del mantenimiento productivo total son maximizar la efectividad de los equipos; implicar a los operarios y al resto de trabajadores mediante la formación y la participación; promover la mejora continua en áreas como la producción, la ingeniería o el mantenimiento; y aumentar el rendimiento, reduciendo al mismo tiempo el coste de las operaciones.
¿Cuáles son los pilares del TPM?
El TPM se basa en un total de ocho pilares, a saber: mejora continua focalizada, mantenimiento autónomo, planificado y de calidad, gestión temprana de equipos, formación y la educación del personal, seguridad, salud y medioambiente (SHE), y TPM administrativo.
¿Quién es Seiichi Nakajima?
Al ingeniero japonés Seiichi Nakajima se le considera el fundador del sistema de mantenimiento productivo total, y también se le atribuye ser el precursor de la eficiencia global de equipos (OEE) durante los años sesenta. A través del Japan Institute of Plant Maintenance (JIPM), promovió la participación de todos los empleados en el cuidado de los equipos. Escribió varios libros sobre la metodología TPM, entre ellos Introducción al TPM (1988), y fue honrado con la Medalla de Honor con Cinta Azul por el emperador de Japón.