Almacén y transporte de instrumentos musicales
Almacenar y transportar instrumentos musicales exige algo más que espacio y organización: requiere sensibilidad, precisión y unas condiciones adecuadas. Ya sea en un gran centro logístico o en un espacio de almacenamiento personal, mantener los instrumentos en perfecto estado es fundamental para conservar su sonido y su valor.
En este post analizamos cómo preparar el almacenaje y el transporte de instrumentos musicales, qué condiciones deben reunir los espacios donde se guardan y de qué manera la digitalización y la automatización pueden optimizar la gestión de este tipo de productos tan delicados.
Preparar el almacenaje y el transporte
Antes de guardar un instrumento o enviarlo a otra ubicación, conviene prepararlo correctamente. En este sentido, una limpieza exhaustiva evita que el polvo o la humedad dañen su superficie. En instrumentos de cuerda, como guitarras o violines, es recomendable aflojar un poco las cuerdas para reducir la tensión. Si el instrumento puede desmontarse, como sucede con baterías o instrumentos de viento, lo ideal es guardarlo por partes, bien protegidas y etiquetadas.
En los almacenes profesionales, esta preparación forma parte de los protocolos de recepción y almacenaje: cada instrumento se inspecciona para verificar su estado, se registra en el sistema y se ubica en la zona de almacenamiento más apropiada según su tipo y necesidades de conservación, siguiendo criterios que hacen que llegue al cliente en perfectas condiciones.
Temperatura y humedad
Los instrumentos musicales son sensibles a los cambios de temperatura y humedad. Los instrumentos requieren una humedad relativa de aproximadamente el 40‑60% para preservar sus materiales y una temperatura de entre 18 y 22 °C, en particular la madera, que puede deformarse o agrietarse si el ambiente es demasiado seco o húmedo.
Gracias a los sensores, los almacenes pueden monitorizar la temperatura y la humedad de modo continuo, detectando alteraciones al instante y asegurando la correcta conservación de unos productos tan delicados como los instrumentos musicales.
Empaquetado y estuches
El estuche o funda es la primera línea de defensa de cualquier instrumento. Para almacenamientos prolongados, los estuches rígidos y acolchados ofrecen la mejor protección. En los almacenes, los instrumentos suelen colocarse dentro de cajas o contenedores etiquetados, que se apilan de forma segura en estanterías o sobre palets.
Los sistemas de almacenamiento deben adaptarse a las dimensiones y fragilidad de cada instrumento. Por ejemplo, guitarras o teclados se colocan en estanterías con separadores, mientras que amplificadores o cajas de percusión se emplazan en espacios específicamente diseñados para productos voluminosos.
Consejos según el tipo de instrumento
Cada instrumento requiere cuidados especiales para mantenerlo en óptimas condiciones durante el almacenamiento:
- Cuerdas: es recomendable aflojar ligeramente las cuerdas para disminuir la tensión sobre el mástil y el puente, evitando deformaciones. Además, conviene guardarlas en su estuche rígido o funda acolchada para protegerlas de golpes y polvo.
- Viento madera: las piezas desmontables han de separarse, y aplicar grasa o aceite en las juntas impide que se sequen o atasquen con el tiempo. Guardar los instrumentos en un estuche rígido con compartimentos separados protege cada una de sus partes.
- Viento metal: limpiar las válvulas, secarlas y aplicar aceite, si es necesario, antes de guardarlas favorece conservarlas en buen estado. Los tubos deben colocarse de manera que no se deformen ni se golpeen entre sí.
- Percusión: los parches han de aflojarse y los bordes protegerse para prevenir abolladuras o tensiones irregulares. Las baquetas y accesorios se almacenan por separado, de modo que los tambores no rocen entre sí.
- Teclados y pianos: cubrirlos con fundas antipolvo y mantenerlos alejados de fuentes de calor, de la luz directa o de cambios bruscos de humedad es clave para proteger la madera y la electrónica.
Seguir estas pautas, tanto en almacenes profesionales como en espacios domésticos, no solo prolonga la vida útil de los instrumentos, sino que también ayuda a preservar su calidad sonora, evitando deformaciones, corrosión o daños estructurales que podrían afectar su rendimiento.
Digitalización del almacén musical
La digitalización ha transformado la gestión de los instrumentos musicales, aportando un control más preciso y eficiente de cada producto. Un caso representativo es la empresa distribuidora de instrumentos y accesorios Gonher, que en su almacén de Ciudad de México ha implementado el software de gestión de almacenes Easy WMS de Mecalux. Allí gestiona alrededor de 14.900 referencias, que incluyen instrumentos, cuerdas, platillos, pantallas de LED, micrófonos, altavoces y otros productos para espectáculos en vivo.
Gracias a esta solución, Gonher puede localizar cada producto con exactitud, agilizar los envíos a clientes online y garantizar una trazabilidad completa del inventario. Esto reduce errores, ahorra tiempo y asegura que los instrumentos lleguen siempre en perfectas condiciones.
“Estamos muy satisfechos con Easy WMS porque nos ha proporcionado numerosas ventajas, entre las que destaco la agilidad en la preparación de pedidos y la óptima organización de los productos, con lo cual están localizados e identificados en todo momento”, explica Esther Aguilar, gerente de Operaciones de Gonher.
Automatizar el almacenamiento de instrumentos
A medida que aumenta el volumen de pedidos, la automatización se convierte en una ventaja estratégica, como ha demostrado la distribuidora francesa de instrumentos musicales y equipos de sonido Algam, que ha optimizado la zona de consolidación de su almacén en Thouaré‑sur‑Loire.
Gracias a la instalación de un circuito de transportadores de cajas, Algam consigue que las cajas bajen desde la planta superior a la inferior sin que los operarios tengan que desplazarse. El sistema detecta automáticamente pedidos incompletos y entrega cada caja directamente en el puesto de consolidación, lo que ha permitido disminuir errores, agilizar la preparación de pedidos y mejorar la ergonomía de los operarios. Cada instrumento se gestiona con mayor rigor, garantizando entregas más rápidas y fiables.
“La solución de Mecalux se adapta perfectamente al espacio físico y a nuestra voluntad de minimizar tanto el transporte de cajas como el desplazamiento de los operarios”, reconoce Laure Bridault, directora de Operaciones logísticas de Algam.
Seguridad en el transporte
El transporte es otro momento complicado para los instrumentos musicales. Deben viajar bien sujetos y en estuches resistentes, preferiblemente rígidos y acolchados. Es importante marcar las cajas con la orientación correcta y no exponerlos a vibraciones o temperaturas extremas.
Por ejemplo, para las guitarras y otros instrumentos musicales es recomendable separar las piezas desmontables y rellenar los espacios vacíos con material amortiguador para impedir que el instrumento quede en contacto directo con las paredes del estuche. Además, los instrumentos más sensibles, como violines o clarinetes de madera, han de transportarse en condiciones de temperatura controlada.
En el caso de los pianos o equipos de sonido de gran tamaño, conviene utilizar embalajes a medida y plataformas antivibración para una protección total durante el traslado.
Precisión logística y cuidado artesanal
En resumen, almacenar y transportar instrumentos musicales combina la precisión logística con el cuidado artesanal. Desde la preparación y el empaquetado del instrumento hasta la digitalización y automatización de los procesos, cada etapa influye en su conservación y seguridad. Planificar el entorno, controlar la temperatura y humedad, a la vez que aplicar soluciones tecnológicas oportunas permite que estos objetos tan sensibles lleguen a su destino en perfectas condiciones, listos para seguir sonando con la misma calidad con la que fueron creados.
Con las soluciones de Mecalux, como los sistemas automáticos de almacenaje o el software Easy WMS, las empresas del sector musical pueden gestionar sus productos con total trazabilidad, rigor y eficiencia, garantizando la máxima protección en cada movimiento dentro del almacén.