La trazabilidad de un producto: ¿qué es y cómo se implementa?
La trazabilidad de un producto se ha convertido en un procedimiento industrial indispensable. Hoy en día, los centros logísticos se encargan de tareas tan diversas como la gestión de ubicaciones, la preparación de pedidos, la expedición de productos o incluso la personalización de artículos según la demanda de los clientes.
El aumento de referencias en un almacén provoca operativas logísticas cada vez más complejas. En ese contexto, un deficiente control de entradas y salidas, así como del estado de los artículos puede derivar en graves errores y sobrecostes para la compañía.
¿Qué es la trazabilidad de producto?
El concepto de trazabilidad alude al seguimiento de todo el proceso de producción, procesado y distribución de un producto, desde el aprovisionamiento de las materias primas para su fabricación hasta su llegada al consumidor final.
Contar con un buen sistema de trazabilidad de producto ayuda a cumplir con:
- La garantía de calidad: trazar cada proceso reduce drásticamente el número de errores que tienen lugar en el almacén, lo que permite asegurar la máxima calidad de los artículos para el cliente final. Un ejemplo podría aplicarse a las tareas de producción en un almacén. Cuando una materia está en mal estado, solo controlando la operativa mediante un sistema de gestión de almacenes se puede rastrear e identificar qué producto final ha sido elaborado con la mercancía afectada y así poderlo retirar rápidamente del mercado.
- Los estándares de higiene: todo procedimiento de trazabilidad de producto debe tener en cuenta la efectividad y la higiene en cada etapa logística. En este orden de cosas, implementar un SGA en la instalación posibilita reconocer qué producto o lote de artículos se ha podido ver afectado por errores en los estándares de higiene (pérdida de frío, derrames de producto, mala conservación, etc.).
- Seguridad en el cumplimiento de la normativa vigente: la trazabilidad de producto facilita comprobar que se cumple con la legislación específica de cada proceso de diseño, fabricación y distribución de producto.
La trazabilidad y su regulación
La trazabilidad es cada vez más común, tanto por necesidades logísticas como por exigencia de clientes y proveedores. De hecho, hay sectores que ya disponen de una legislación específica para garantizar el adecuado control de la trazabilidad de los productos.
Este es el caso de la alimentación. El Reglamento europeo 178/2002 señala la trazabilidad como un requisito de gestión de riesgos para seguir el rastro de un artículo a través de cualquier etapa de la producción, transformación o de la distribución.
Desde 2005, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ofrece asesoramiento a compañías (y a consumidores interesados) para asegurar la trazabilidad de los alimentos y los piensos en todas las etapas de la cadena de suministro.
Pero no solo el sector agroalimentario debe asegurar la trazabilidad de sus productos, también la industria farmacéutica. Esta cuenta con un marco legislativo especial, debido al perjuicio que supondría para la sociedad que se dispensaran fármacos en mal estado.
Así, el Real Decreto 725/2003 de 13 de junio obliga a fabricantes, laboratorios y mayoristas a comunicar a las oficinas de farmacia cualquier dato clave para dar a conocer la trazabilidad de un medicamento:
- Cantidad recibida y suministrada
- Fecha de transacción y de caducidad
- Identificador del lote
- Etapas y procesos que ha superado en la cadena de suministro
La prestigiosa organización internacional de estandarización, ISO, contempla la trazabilidad de los productos en varias de sus normativas de referencia. Sin ir más lejos, la norma ISO 9001, reconocida en el ámbito de los sistemas de gestión de calidad, establece la necesidad de identificar y conocer el estado del producto.
Además, para sectores con más demanda de trazabilidad, como, por ejemplo el alimentario, ISO lanzó en 2007 la normativa internacional 22205, que distingue a aquellas empresas comprometidas con la trazabilidad en la cadena alimentaria para consumo humano y animal.
La solución: trazabilidad automatizada
En la logística actual, cada vez son más los actores que demandan conocer al detalle cada etapa de la supply chain por la que pasa un producto. Por este motivo, la trazabilidad requiere de herramientas que registren la información de manera precisa y rápida.
Tradicionalmente, se han empleado métodos eficaces en la gestión de la trazabilidad de productos como son los códigos de barras o códigos QR en la recepción y expedición de mercancía en un almacén, especialmente cuando en la operativa intervienen múltiples referencias.
Sin embargo, para operativas menos complejas ―por ejemplo en la recepción o preparación de pedidos de muchas unidades de una sola referencia― se han ido afianzando progresivamente otras tecnologías como el RFID, que permiten agilizar el proceso y multiplicar la productividad de la instalación.
Así pues, ¿cómo controlar la trazabilidad de un producto sin rebajar el índice de eficiencia del almacén? Más allá de multiplicar la productividad de las operativas, hay que automatizar procesos como el almacenaje o la preparación de pedidos para garantizar el cumplimiento de los estándares de higiene y seguridad tanto para la mercancía como para los trabajadores de la instalación.
Asimismo, la robótica en el almacén facilita la reducción drástica de errores en los procesos, hecho que posibilita ofrecer un servicio de calidad, ágil y eficaz para el cliente final.
De hecho, las empresas tienden a combinar la automatización con la digitalización de sus procesos logísticos. Implantar un sistema de gestión de almacenes como Easy WMS de Mecalux en etapas como el almacenaje, la expedición de mercancía o el picking, consolida la optimización de recursos y, en especial, el control del stock en cualquier operativa de la cadena de suministro.