El nuevo Brasil de Lula: cambio social, continuidad económica

07 abr 2003

Es el presidente número 39 de Brasil. Luiz Inácio Lula da Silva ha llegado al poder con una cartera cargada de reformas sociales para erradicar el hambre que atenaza al menos a 54 de los 165 millones de habitantes del país. Como gran parte de sus votantes, Lula luchó por comer de niño y de joven; por eso el cambio que propone tiene un voto de confianza.

Su tarea más difícil será conciliar esta política social con algunas reformas que podrían resultar impopulares y con unos deberes de riguroso cumplimiento para los grandes organismos internacionales. El consejero económico de la Embajada Española en Brasilia, Victor Audera, y el analista del Centro de Información y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB), Francesc Bayo, comentan con Mecalux News algunas de las previsiones económicas, industriales y de inversión que auguran para el nuevo Brasil de Lula.

Lula pasó su primer examen antes de las elecciones. Los mercados internacionales dieron una respuesta anticipada de miedo y prevención ante una posible elección del candidato del Partido de los Trabajadores. Según el consejero económico y comercial de la Embajada española en Brasilia, Victor Audera, “"antes de las elecciones había miedo a lo desconocido, pero los nombramientos del equipo que dirigirá la economía brasileña han tranquilizado los indicadores"”.

En sus primeras actuaciones, el nuevo presidente del país supo combinar su preocupación por lo social con medidas de gran impacto –aplazó la compra de unos cazas para dedicar el dinero a la erradicación del hambre– y también realizando algunos guiños al influyente sector empresarial y económico.

Para Francesc Bayo, analista del CIDOB, "“Lula será un cambio dentro de la continuidad para Brasil pero no será un cambio tan espectacular, todo lo contrario. La expectativa general, comenzando por los mercados y los grupos económicos que tienen influencia en el país, es que haya una continuidad de las políticas del equipo de Cardoso”".
 

Un gigante con pies de barro

Brasil es el quinto país del mundo en superficie y población. De hecho, supone el 70% de la superficie de América Latina y el 80 % de su población. Es un gigante económico con pies de barro que ha pasado de ser la novena a la undécima potencia económica del mundo a causa de la depreciación del real, el aumento de la inflación y un crecimiento débil, de un 1,5% en el año 2002, que no se ajusta a la tasa de crecimiento demográfico, de un 2,3%.

Además, Brasil tiene una alta dependencia del exterior en cuanto a financiación ya que debe saldar una altísima deuda exterior valorada en unos 260.000 millones de dólares. Según el último informe de la CEPAL, pese a las condiciones adversas, en 2002 Brasil cumplió por cuarto año consecutivo las metas fiscales acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), generando un superávit primario fiscal de alrededor del 4% del PIB.

En estas circunstancias, y para cumplir la promesa que hizo en su toma de posesión (que cada brasileño pueda “desayunar, comer y cenar cada día”), Lula deberá intentar algunas reformas que pueden ser difíciles de tolerar, incluso por su electorado. “"Posiblemente el gobierno de Lula será el único que pueda hacer una serie de reformas muy impopulares pero necesarias para el país, por ejemplo en el sistema de la Seguridad Social habrá que reformar las privilegiadas pensiones que disfruta el pensionariado”", apunta Bayo.

De hecho, el presupuesto de 2003, herencia de Cardoso, está comprometido en casi un 90% en el pago de los funcionarios, que reclaman nuevos aumentos. Bayo indica que “"en Brasil, probablemente habrá que hacer reformas similares al Pacto de Toledo que se hizo en España y que impidió que la caja del Estado reventara".

"Cardoso -sigue- no consiguió hacerlo porque su mayoría social no incluía una mayoría de izquierdas, que en aquellos momentos se oponía. Pero Lula cuenta ahora con una oposición que es de centroderecha y una reforma de este tipo no va contra esta ideología. Lo único que puede pasar es que se le cuadre su propia mayoría social. Por eso debe aprovechar este momento, ya que cuenta con mayor capital político"”, concluye Bayo.

Por lo pronto Lula ha creado el Consejo de Desarrollo Económico y Social, un órgano de la sociedad civil para intervenir en política. Será una especie de puente entre representantes de todos los estamentos sociales y el Gobierno, que propondrá leyes al Parlamento y servirá también para canalizar el diálogo en cuestiones complejas.
 

Oleada de inversiones españolas en 2003
 

Según datos de la embajada española en Brasil, en 2002 la inversión del mercado español en ese país ascendió a 60 millones de euros, un 32% del total. Los mayores inversores fueron el sector servicios, bancos y empresas como Iberdrola, Endesa y Repsol. Pese a que hubo una pequeña retracción a la espera de los resultados de las elecciones, Audera considera que “"en 2003 habrá una auténtica oleada de inversiones españolas en Brasil, especialmente por parte de la industria y de las pymes"”.

Algunas de las inversiones más recientes han sido la compra de una empresa de teléfonos celulares por parte de Telefónica, y también el anuncio de Iberostar de construir un complejo turístico en la zona de Bahía, un territorio para el que Audera augura un gran crecimiento económico en los próximos años.

Por otra parte Francesc Bayo considera que Lula va a potenciar la inversión extranjera en el país: "Hubo una retracción del capital financiero, pero las empresas que buscan una posición estratégica seguirán yendo a Brasil en cuanto haya posibilidad de negocio, tanto para comerciar como para instalarse"Sin embargo, uno de los sectores más golosos para las empresas españolas, el de la concesión de carreteras en construcción y mantenimiento, sigue bajo la protección del lobby de las constructoras brasileñas.

En opinión de Audera, "“en la cuestión de las infraestructuras hay mucho por hacer, especialmente respecto al saneamiento. Las empresas españolas tienen mucho interés en participar como concesionarias en la construcción de carreteras. Creo que en el futuro será una necesidad para Brasil hacer concesiones para la construcción y gestión del mantenimiento de carreteras"”.

Aduanas, comercio exterior y puertos

En el segundo semestre del año, el valor exportado por Brasil aumentó un 24% en relación al mismo periodo de 2001. Este factor contrarrestó con creces la caída del 13% que se había producido el primer semestre.

De forma global, se produjo un aumento del 3,6% pese a la caída de los precios de exportación, la reducción considerable de las ventas a Argentina (en casi dos tercios) y las medidas proteccionistas aplicadas por los Estados Unidos a los productos brasileños. Las importaciones se redujeron un 13% ese mismo año, según datos de la CEPAL.

Lula tiene previsto aplicar políticas de promoción industrial para agilizar el mercado interno y la exportación, una reforma fiscal que ayude a las exportaciones y una recuperación de la capacidad de inversión pública. Según Bayo, “"el nuevo presidente apostará por potenciar el empresariado propio, como una oferta del Gobierno para implicar al capital y a la burguesía brasileña”".

En el aspecto comercial Lula tendrá que hacer frente también a algunos de los problemas del sistema de aduanas en Brasil. En opinión de Victor Audera, “"hay una excesiva burocracia, en las aduanas quedan retenidos muchos productos, perecederos e imperecederos, de las empresas españolas. Este tema es recurrente en nuestros contactos a nivel político”".

Otro elemento ralentizador de la economía brasileña es, según Audera, el de la capacidad operativa de los puertos. “"El sector forma parte del llamado “coste Brasil”. Los principales problemas son la excesiva burocracia, la baja productividad, el bajo nivel de eficiencia operacional y económico-financiera debido al alto coste logístico de las mercancías", afirma Audera.

"Cabe destacar que sólo el 50% de las mercancías manipuladas son paletizadas, este dato es bastante revelador y da una idea de la situación en la que se encuentra el sector”", termina. Un elemento para la esperanza en este aspecto concreto es la creación, en 2001, de la Agencia Nacional de Transportes Hidroviarios, que ha intensificado el proceso de concesiones portuarias con una mayor eficiencia operacional y económica. De este modo, y ante la escasa capacidad inversora del Gobierno Federal, se busca una mayor intervención de la iniciativa privada en el sector.
 

Revitalizar el MERCOSUR

Todos los analistas coinciden en que para el Gobierno brasileño una de las principales prioridades será dinamizar el MERCOSUR, el Tratado del Mercado Común del Cono Sur, firmado en 1991 por Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil.

Tras ganar las elecciones, en diciembre de 2002, Lula visitó Argentina y allí anunció su intención de ser el motor de la reactivación del Mercosur frente a las principales potencias económicas en el mundo, a través de una efectiva unión aduanera y un espacio de convergencia de políticas industriales y agrícolas activas, contando, al final, con una moneda única.

Para Bayo “"la moneda única precisa que los países se acoplen, tengan las economías equilibradas y un volumen de comercio importante. Ahora no hay visos de efectividad, aunque sí quizá de cara al futuro"”.Por su parte, el consejero económico de la Embajada española, Víctor Audera, cree que ahora “"todos los países del área reconocen la hegemonía de Brasil. Antes, sin embargo, Argentina había supuesto una rivalidad tremenda. Hay vocación de poner en marcha el Mercosur, pero para ello va a ser necesario que exista una estructura más sólida”".


La posibilidad de una tercera via

La bautizada como “tercera vía” de América Latina plantea el fin del hambre como el gran logro nacional para Brasil. Lula quiere también para su país una reforma agraria "“pacífica, planificada y pensada”", la creación de empleo, la mejor distribución de la riqueza en un contexto de crecimiento económico y derrotar la corrupción y la cultura de la impunidad que prevalece en algunos sectores.

En cuanto al medio ambiente, el Gobierno Lula ha prometido respetar la soberanía de la Amazonia, la mayor floresta tropical del mundo, movilizando a los sectores productivos no corruptos, y convenciéndoles de que no se puede aplicar a sus 30 millones de habitantes el concepto de desarrollo capitalista.

Esta tercera vía incluye tres reformas de mucho peso que Cardoso no pudo llevar a cabo: la reforma fiscal, la de la Seguridad Social y la política. Lula ha recibido consejo, entre otros, de Felipe González, ex presidente español, que le dijo en una reciente visita a Brasil que "“la pasión por repartir la riqueza debe ir unida a la pasión por generarla, ya que, de lo contrario, sólo se reparte miseria”".

Para los expertos, el éxito o fracaso de esta tercera vía basada en el modelo Lula será clave como planteamiento alternativo al neoliberalismo. En opinión de Francesc Bayo “"no será un cambio tan espectacular, aunque generará un modelo a imitar”. Víctor Audera recuerda que “antes de tomar posesión Lula ya dijo que no iba a hacer milagros. La solución a los problemas grandes va a ir despacio”".

Fuente: Maya Castañer


COMERCIO POR PAÍSES EN BRASIL (datos 2001)

Principales clientes de Brasil % del total 1. EE UU 23,8%
2. Argentina 11,1%
3. Holanda 5,0%
4. Alemania 4,5%
13. España 1,8
Principales proveedores de Brasil 1. EE UU 23,1%
2. Argentina 12,2%
3. Alemania 7,9%
4. Japón 5,3%
12. España 2,0%
Fuente OID (Oficina de información diplomática)