Imagine que llega a un mercado central de fruta.Encuentra una buena remesa de género. La escanea con su lector de mano y deja que la mercancía hable por sí misma: fecha y lugar de recolección, empresa que la realizó... Estamos ante el próximo paso de la identificación por radiofrecuencia (RFID).
No hay que echar las campanas al vuelo y pensar que va a poder instalar algo así en su empresa ya. Sí, sí es posible hacerlo, pero no,no lo podrá hacer aún si no es mediante un proyecto piloto. De hecho, todas las empresas entrevistadas para este reportaje han coincidido en señalar que en estos momentos se ha de ser cautos, poner los pies sobre la tierra y no vender humo.
Con respecto a estos sistemas, la situación actual de la tecnología en España permite aplicar la RFID en múltiples procesos que pueden ayudarle en su empresa. El problema es que, actualmente, los métodos que van a permitir un etiquetado exhaustivo del producto por unidad utilizan una frecuencia (UHF) que, en primer lugar, no está estandarizada para todo el mundo (Asia, América y Europa no utilizan la misma) y en segundo término, en algunos países, como España, está destinada a otros servicios.
En nuestro país, es la televisión y la radio quienes la emplean y en Francia, lo hace el Ejército. Hasta que no se resuelva si se va o no a liberar esa frecuencia y cómo –lo que implica burocracia, trámites y procedimientos oficiales–, la RFID con etiqueta de código exhaustivo (el EPC, ver cuadro adjunto) no se podrá generalizar.
No obstante, siga leyendo, porque los sistemas de identificación por radiofrecuencia actuales pueden serle de gran ayuda y los futuros –con UHF y EPC, que estarán disponibles en menos de tres años– serán indispensables.
SUPERAR EL CÓDIGO DE BARRAS
La RFID es un método de identificación inteligente, al menos bastante más inteligente que la actual etiqueta con código de barras. La RFID por sí misma sólo es un sistema de identificación, pero con la aplicación de un código compuesto por distintas pastillas de información, o bajo un estándar como el EPC, puede convertirse en un método que reemplace al actual código de barras y lo mejore hasta límites inimaginables.
Básicamente, se trata de una etiqueta con un chip insertable en múltiples formatos (desde una pegatina a un tapón) y aplicable sobre la mayoría de los productos, que contiene una información que un lector puede recopilar y mostrar, o bien pasar a un módulo informático.
Los sistemas de RFID se asientan en la aplicación de tres componentes: una antena, una etiqueta y un receptor. La antena genera una radiofrecuencia que es captada por la etiqueta –o tag, como se suele denominar en el sector–, que devuelve la señal al receptor con la información de su identificador y, dependiendo del tipo de sistema, otros datos.
LEER A 30 M
La antena y el lector pueden ir integrados en un mismo dispositivo. El alcance de lectura puede llegar hasta los 30 m, si bien esto depende de la frecuencia, así como de las antenas, tags y receptores empleados. Los sistemas de baja frecuencia (LF) tienen un alcance más limitado y son caros, justo lo contrario de los métodos de alta frecuencia (HF).
Los sistemas de ultra-alta frecuencia (UHF) cuentan con un alcance mayor y la velocidad de lectura es rápida (suficiente para escanear cientos de productos que vayan dentro de una caja, por ejemplo), pero su utilización en España está restringida a proyectos piloto (con permisos de seis meses) y las frecuencias de uso no están estandarizadas en todo el mundo.
La diferencia sustancial con la etiqueta convencional es que al tratarse de un sistema de radiofrecuencia no hace falta estar en la línea de visión de la etiqueta para leerla; estos tags son además resistentes al agua, al polvo y a temperaturas extremas, pueden ser reprogramados y reutilizados y es posible leerlos en grupo.
Por el contrario, como desventaja principal aún hay que limar algunas cuestiones técnicas: la RFID no funciona bien a través de líquidos, ni en elementos metálicos, aunque existen alternativas a estos inconvenientes.
En el caso de los sistemas que estarán disponibles a lo largo del próximo lustro, la gran diferencia que la RFID aportará es permitir una etiqueta que no sólo va a proporcionar una mayor información al método de lectura, sino que incluso podrá cambiarlo bajo determinadas circunstancias.
En esta línea, Marcus Muschke, responsable de productos RFID de Inotec, explica que "una de las aplicaciones novedosas de estos sistemas es el temperature logger (registro de temperatura), también llamado Temp Sens. Se trata de una etiqueta que registra si la temperatura ambiente en la que se encuentra el objeto marcado se sale de un determinado rango”, señala Muschke.
Y sigue: “Puede funcionar en máximos de -25 ºC a 70 ºC.Se puede utilizar para objetos especialmente sensibles como, por ejemplo, las bolsas de transfusión de sangre". Sólo esta aplicación ya podría ser muy útil en el control de las condiciones de transporte de material congelado (pescado, por ejemplo), refrigerado (flores o fruta) o sensibles al calor (insectos, reptiles, peces tropicales vivos...), de tal manera que se puede asegurar la integridad de la cadena de frío o de calor, al igual que un sello garantiza la inviolabilidad del acceso a la carga.
UN SISTEMA ANTIFALSIFICACIONES
El ejemplo propuesto por Muschke da una idea del tipo de aplicaciones que el sistema puede tener,pero hay mucho más. Al igual que el código de barras se desarrolló en un primer momento para etiquetar producto y hoy se utiliza en miles de procesos y aplicaciones diferentes, la RFID se va a aplicar para diversas cuestiones.
Por ejemplo, una de las ventajas es que se puede codificar y asegurar la información que contiene. Toni Tortosa, product manager de RFID de Nodus Identificación y Trazabilidad, apunta una interesante aplicación: "Se podrá asegurar la autenticidad del producto y utilizar la etiqueta como sistema anticopia”, sostiene Tortosa.
“En estos instantes hay mercados en los que las copias son muy perfectas, hasta el punto de que en los aparatos electrodomésticos se están dando casos de que el usuario pide garantía al fabricante de un producto pirata cuando éste se ha roto", concluye. Tortosa comenta que, en la actualidad, la aplicación que más se está solicitando de la RFID por parte de sus clientes es la logística, por ejemplo, para aplicar el sistema a las paletas. Otra aplicación con los sistemas actuales que se usan más (en baja frecuencia y alta frecuencia, LF y HF, respectivamente) es en procesos industriales: "Colocamos un tag al principio del proceso y se hace un seguimiento de componentes, parámetros, momentos...", explica.
Carlos Monsó, responsable de nuevas tecnologías de Ares Soluciones de Identificación, comenta también otras dos aplicaciones reales desarrolladas por esta empresa: "Estamos aplicando la RFID en hornos de producción, con tags en las vagonetas, de tal manera que se sabe cuándo estas entran o salen del horno y por consiguiente se les puede asignar un tiempo de producción".
Así, según Monsó, es posible conocer siempre el contenido de la vagoneta en función del momento en que estaba en el horno. Para Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), Ares ha aplicado un sistema de identificación por radiofrecuencia a los camiones de la empresa a fin de llevar un mejor control de sus tiempos y trazabilidad.
NUEVAS APLICACIONES
Leopoldo Abadía, responsable de nuevas tecnologías de MD Soluciones de Identificación, comenta otras aplicaciones que se están realizando en la actualidad: "Hemos identificado nuevos aprovechamientos, principalmente en alta frecuencia (HF)”.
Y añade: “Los clientes nos están pidiendo respuestas concretas para diversos sectores, como por ejemplo, control de envases retornables para embotelladoras, reposición de prendas en cadenas de tiendas, inventario de joyas, mantenimiento de motores en entornos agresivos, control de producción enlazado con inventario y stocks...".
Por su parte, Carlos López, product manager de RFID de Diode, señala que "las aplicaciones de esta tecnología más comunes en nuestro caso son las manuales (portátiles). Lo vemos muy útil, porque estos dispositivos pueden funcionar con GPRS y Wi-Fi,así que todo se resuelve de forma cómoda,rápida y sin cables.Otro tipo de soluciones también demandadas y útiles son las empleadas en los muelles de carga, donde se colocan antenas que captan lostagsque van en las paletas".
ETIQUETAS PARA WAL-MART
Por su parte, Stefano Lacaita, consejero delegado de la firma Paxar para España y Portugal, señala aplicaciones en las que la firma ha participado, como el etiquetado de las cajas en Wal-Mart, empresa que se cita en todos los estudios sobre la RFID desde que decidió que sus proveedores debían utilizar este sistema en su etiquetaje.
Para conseguir el etiquetado masivo que requieren algunas sociedades, como los proveedores de la cadena de distribución norteamericana, Paxar ha desarrollado unas impresoras muy especiales. En palabras de Stefano Lacaita:
"Integran el chip en la etiqueta, pero no sólo eso. Primero comprueban que esté en buenas condiciones de funcionamiento, segundo, codifican la información con relación a la propia etiqueta que imprimen, se escriben los datos en el tag, se vuelve a comprobar su funcionamiento y toda etiqueta defectuosa se desecha".
Gracias a esta solución, ideal para un sector como el textil, Paxar ha instalado sus soluciones de RFID en clientes como Marks & Spencer o Levis,entre otros.
EN EL CORAZÓN DEL 'TAG'
El meollo del sistema RFID recae en el tag y, en buena parte, el desarrollo de este elemento –y su precio– es el que está marcando lo que se va a poder hacer, cómo y cuándo en radiofrecuencia identificativa. Los tags pueden ser activos, pasivos, y semi-pasivos, aunque los dos primeros son a los que habitualmente se refieren las empresas del sector.
Los tags pasivos no disponen de batería interna, por lo que la señal de escaneo que lanza el lector es la que con su pequeña inducción eléctrica proporciona energía al circuito integrado del tag para que éste se active y transmita una respuesta.
No tener batería propia permite que su tamaño sea muy pequeño, pero como la energía que tiene un tag pasivo para trasmitir es muy limitada, sólo puede responder con un mero número de identificación, y una distancia de lectura también restringida.
Las etiquetas activas tienen una fuente de energía, una batería, que les permite trasmitir y recibir más información, leerla y guardarla, así como un mayor poder de alcance y más rapidez en la recepción y emisión de la señal. Para ahorrar energía, algunas funcionan a intervalos. Su tamaño es mayor que la de los tags pasivos (como una moneda, aproximadamente) y tienen una vida útil de unos cinco años, aunque pueden llegar a los diez. Los tags semipasivos son similares a los pasivos, con la excepción de que contienen una pequeña batería.
¿POR QUÉ EL PRECIO ES TAN IMPORTANTE?
En el caso de aplicaciones que sólo requieran de tags pasivos, el precio es cada vez menos determinante, primero por que está bajando conforme pasan los meses y, en segundo lugar, porque para asegurar su lectura se suele utilizar la estrategia de las muñecas rusas, es decir, que se aplica un nuevo tag según se va consolidando o desconsolidando unidades de carga a otras más grandes que las contienen.
La RFID cuenta con el interés de los fabricantes y los clientes, por lo que los tags decaen drásticamente en su precio. A finales de 2005,ha habido modelos de tags pasivos HF que han descendido de los 50 céntimos por unidad a los 20 céntimos en pocos meses y en el caso del UHF se pueden encontrar tags pasivos desde 40 ó 50 céntimos, hasta 1 euro por unidad.
Se espera que el precio de los tags activos caigan hasta los 10 céntimos (que han estimado algunos expertos) para una fecha aún lejana como es 2009; pero, de momento, para casi todas las aplicaciones resultan prohibitivos.
No obstante, a pesar de las limitaciones actuales para que la RFID despegue definitivamente, algo que expertos como Carlos López considera que llegará durante 2006 y a pesar de que los sistemas más revolucionarios (UHF + EPC) todavía tardarán en superar las barreras que impiden su difusión, la RFID empieza a ser una alternativa muy interesante al código de barras en muchos entornos (por ejemplo, en identificación animal) y puede resultar de gran ayuda en el control de los procesos de su empresa.
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EPC: UN FUTURO CON PROBLEMAS
Las siglas que definen el futuro de la RFID son EPC, o lo que es lo mismo: Electronic Product Code (código electrónico de producto). Se trata de un tag codificado con un sistema de 96 bits, que contiene un Global Trade Item Number (GTIN o número comercial de artículo global) que a su vez está basado en el código de barras UPC.
La diferencia entre el GTIN y el UPC es que mientras este último está diseñado para contener información sobre un grupo de productos (identificación de un tipo de elementos), el GTIN contiene un número de identificación de cada unidad, de cada producto específico, lo que permite una trazabilidad mucho más precisa de la mercancía.
Aunque el EPC abre todo un campo de posibilidades, todavía se deben resolver diversos escollos antes de que sea una realidad como estándar global. Entre ellos, la legislación vigente en los países para utilizar el espectro de frecuencia de UHF –un problema profundo en Europa, debido a que hay naciones como España que utilizan esas frecuencias para otros fines como las comunicaciones militares, la televisión y la radio–, así como el elevado precio unitario de los tags utilizados para operar en esa banda.
La barrera, según algunos expertos, está en 2007, pero las empresas consultadas para este reportaje estiman que se retrasará algunos años más, no tanto por el precio de las antenas –que durante el segundo semestre de 2005 ha experimentado caídas significativas–, como por una legislación relativa a las ondas de radiofrecuencia que depende de la lentitud de la burocracia, los gobiernos y las entidades implicadas (como el Ejército, caso de Francia).
“TAGS” INVISIBLES
Los tags tienen distintas formas. Pueden integrarse en etiquetas o bien encapsularse en elementos de plástico con diferentes formatos y aplicaciones. Por ejemplo, en el caso de la identificación de animales, pueden ir insertados en remaches especiales que se colocan en las orejas de, por ejemplo, el ganado bovino, mientras que en algunos animales domésticos, como los perros o los gatos, el tag se halla dentro de una cápsula que se coloca bajo la piel del animal. Su tamaño puede variar, desde un grano de pimienta a tener el grosor de una tarjeta de crédito.
QUIEN ES QUIEN EN EL EPC
Aunque el EPC fue una creación del MIT AutoID Center –un consorcio formado por 120 empresas internacionales y laboratorios de distintas universidades, una vez desarrollado, el testigo del EPC pasó a EPCGlobal Inc.; una empresa subsidaria del grupo Electronic Article Numbering International (EAN Internacional) y el Uniform Code Council (UCC), creadores del código de barras UPC. EPCGlobal Inc. (www.epcglobalinc.org) es la encargada de administrar y seguir desarrollando el estándar EPC. En España, la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC) se encarga de fomentar el uso de esta tecnología en nuestro país.