Un papel protagonista

01 oct 2005

Del euro que cada lector de periódico paga por las mañanas a su quiosquero,unos 40 céntimos se destinan al pago del papel. Desde luego, es un coste nada desdeñable, pero es que se trata de un bien preciado. Una materia prima escasa que necesita un sofisticado tratamiento industrial para dejar de ser tronco y convertirse en página, cartón, tisú o cualquier otra modalidad. Y un elemento cotidiano pero muy necesario en nuestras vidas.

Cada español utiliza al año una media de 167 kilos de papel para usos relacionados con la educación, cultura, comunicación, comercio, higiene y sanidad, según los últimos datos de la patronal Aspapel. Un consumo que todavía queda lejos de los 300 kilos de media de un belga, un luxemburgués o un estadounidense.De estos 167 kilos por español, la mayoría (65) se usan para el embalaje; y el resto (55) para diarios y revistas, libros, folios y cuadernos.

Al papel higiénico y tisú destinamos 15 kilos y otros 14 al cartoncillo (caja de cereales, de conservas, de medicinas, etc.). Por su parte, el papel decorativo, de moneda y etiquetas consume también 15 kilos. En total, la demanda anual en España asciende a 7,19 millones toneladas de papel y 1,87 millones de celulosa. Su incremento ha sido espectacular. Hace 20 años apenas se superaban los 75 kilos por habitante al año, pero la convergencia con Europa ha supuesto un gran impulso en la comunicación,el comercio, la educación, etc., ámbitos en los que el papel está muy presente.

Para Carlos Reinoso, director general de Aspapel, las perspectivas no pueden ser más halagüeñas:"En los últimos diez años, el sector ha doblado el ritmo de crecimiento del PIB a pesar de que en 2003 y 2004 se ha moderado un poco con subidas del 2 y 2,5%, respectivamente. Sin embargo, este año observamos uno de los repuntes más importantes de la historia de la industria".Nuestro consumo nos coloca en el quinto lugar de la Europa ampliada y nos convierte además en uno de los principales países productores del mundo.

España es de hecho el séptimo país productor de Europa y decimosexto de todo el planeta.La pregunta que surge entonces es algo complicada para el sector: ¿cuántos árboles se necesitan talar para atender a esta demanda?Carlos Reinoso prefiere hablar de cuántos árboles se plantan, casi todos eucaliptos y pinos, dadas sus características de rápido crecimiento (se precisan entre 12 y 19 años frente a los 30 del pino).Gracias a que tenemos este nivel de consumo, contamos con unos terrenos forestales que ocupan en España 26 millones de hectáreas, el 52%de la superficie, explica el director de Aspapel.

"Las extensiones específicas de pino y eucalipto destinadas en España a producir papel representan el 2,6% de la superficie arbolada total. Esas plantaciones, que existen y se mantienen por la actividad del sector del papel y que de otro modo no habría, absorben al año 7,5 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Además, se cultivan de forma selectiva, no indiscriminadamente, como se hacía antaño, con el objetivo de que los terrenos no se deterioren",describe el director general de la patronal.

La extracción anual de madera para todos los usos (aserrería, mueble, construcción, fabricación de celulosa…) supone 15 millones de metroscúbicos. Dado que el crecimiento al año supera los 35,5 millones, los bosques aumentan 39 m por minuto (20,5 millones cada año). Las existencias en volumen de los montes españoles están en torno a los 674 millones de metros cúbicos y las talas suponen, por lo tanto, el 2,2% de las reservas y sólo el 42,3% del incremento anual de madera.

 

Del agua y la madera a la celulosa

El proceso de transformación requiere una inversión intensiva en capital y mano de obra. El valor de los activos productivos del sector en España se cifra en unos 7.600 millones de euros, cantidad similar a cuatro veces la inversión prevista para la ampliación de Madrid-Barajas o a la construcción de 42 centrales de ciclo combinado de 400 mW cada una. La puesta en marcha de una factoría de celulosa (en España existen 15) o de una papelera (132 en nuestro país) supone además la utilización de una importante superficie de terreno, de ahí la dificultad de trasladar una industria una vez montada.

Una moderna línea de producción podría llegar a medir 200 m de largo y ocupar un espacio equivalente a dos campos de fútbol. Con una potencia superior a la de 500 modernos automóviles,puede tener hasta 5.500 km de cables, 100 de tuberías y cientos de válvulas. El proceso está totalmente informatizado y automatizado y para su gobierno llegan a utilizarse 50 pantallas y teclados.

Cientos de sensores y escáneres de última generación se ocupan de los procesos de control de los distintos parámetros. Para Ence –la empresa de fabricación de celulosa más relevante del país, con tres factorías y de origen público aunque hoy totalmente privatizada–el proceso de transformación supone todo un retoambiental y tecnológico, como lo demuestra el hecho de que actualmente ya cumplan el certificado de buenas prácticas medioambientales EMAS, que en Europa se exigirá en 2007.

Desde esta compañía, explican cómo se obtiene la celulosa que luego se convertirá en papel.La transformación requiere un tercio a partes iguales de agua, liglina (una especie de pegamento) y celulosa. Los troncos se trocean primero para posteriormente cocerlos –en este proceso entran en acción unos microscópicos pigmentos denominados metacarpanos que son los que producen el olor característico de estas industrias–.

Posteriormente, se separa la celulosa y se somete a un proceso de blanqueo y calado. Se producen entonces unas planchas de esta sustancia cuyo grosor es de aproximadamente un centímetro. Esto es lo que se entrega a las papeleras para que lo disuelvan y lo utilicen en diferentes fines. Hay 36 variedades de celulosa y cerca de 500 modalidades de papeles que sirven a más de 300 usos.

 

Triplicar la inversión

De cualquier modo, la obtención a través de los árboles no es la única manera. El sector recupera la mitad del papel que se consume. Según Aspapel, la industria recicla anualmente 3,6 millones de toneladas recuperadas en España y un millón más de otros países. La tasa de reciclaje en nuestro país está muy por encima de la media europea de los Quince, un 62% frente al 54 de ésta última. La tecnología adquiere aquí su mayor importancia. En el periodo 1994-2000, la inversión del sector en I+D+i se incrementó en un 285%, triplicando la media de la industria española.

En los últimos años el sector papelero ha realizado un gran esfuerzo de renovación tecnológica con elevadas inversiones y una decidida apuesta por la calidad y sostenibilidad, debido a las críticas que suelen rodear a este tipo de factorías. "Para el intervalo 2005-2007 están previstas inversiones de 1.200 millones de euros, aunque será algo puntual debido a la creación de nuevas plantas como la que está instalando la holandesa Holmen en Fuenlabrada (Madrid)", asegura Carlos Reinoso.

El empleo en esta actividad también supone una inyección de riqueza en áreas generalmente rurales,debido a que es donde se encuentra la materia prima. En la planta de celulosa que tiene Ence en Marín (Pontevedra) trabajan 300 personas, lo que da muestra de la necesidad de mano de obra en este tipo de instalaciones. De hecho, en todo el territorio el sector ocupa de forma directa a 17.750 trabajadores y crea otros 90.000 puestos indirectos. Además, en esta industria la deslocalización resulta prácticamente inexistente dada la dificultad de movimiento y traslado, de ahí que el 95% del empleo sea fijo y el número de accidentes mínimo (la siniestralidad ha bajado un 40% desde 1990).

Todo ello hace que la industria papelera se convierta en un bien valioso (empleo, tecnología e indicador de desarrollo) a pesar de los múltiples trastornos que suele generar. Entre ellos Reinoso habla de la contaminación olfativa, un problema que aún no se ha podido eliminar ni siquiera en los países más avanzados. "Se han hecho grandes conquistas durante los últimos años, sin embargo, todavía nos queda el gran reto que es la eliminación de olores para que las poblaciones que viven cerca no sufran este problema", asegura el director general de Aspapel.

 

AHORRAR 45 ESTADIOS DE FUTBOL

El papel que se recicla anualmente en España supone un ahorro de espacio en vertedero equivalente a 4,5 millones de automóviles o 45 grandes estadios de fútbol. Sin embargo, no todo el que consumimos puede volverse a utilizar. Se calcula que alrededor de un 19% del utilizado no se recupera porque o bien lo guardamos, como puede ocurrir con los libros, las fotografías o los documentos, o porque lo desechamos, como el papel de fumar o el sanitario.

Además, en otros casos la fibra de la que está compuesto se deteriora a medida que se emplea para diferentes usos.Cuando la fuente de la fibra para la fabricación de pasta es papel usado, se introduce en el agua y se agita. De esta forma, se obtiene una suspensión de fibras de celulosa que después se depura, quitándoles arenas, plásticos y demás residuos impropios. Básicamente, a partir del papel de periódico reciclado se vuelve a fabricar papel de prensa nuevo; a partir de cajas de cartón ondulado, nuevos papeles de embalaje y así con todo. Los pasos del proceso de reciclaje son los siguientes:

1.- Recogida del papel usado: es esencial tener contenedores especiales para evitar que el papel pueda contaminarse con otros residuos como son los plásticos. El papel usado se recupera para su reciclaje a partir de la recogida industrial a través de empresas, editoriales,imprentas y ayuntamientos (los famosos contenedores azules).

2.- Clasificación: existen 50 calidades de papel usado. La complejidad del proceso por el que pasa, desde que el recuperador lo recoge hasta su entrada en la planta papelera como materia prima, es poco conocida pero sorprendería observar toda la clasificación e identificación necesaria para un posterior uso.

3.- Enfardado: la industria de la recuperación recoge el papel utilizado y lo acondiciona a través de sistemas mecanizados de limpieza, clasificación y empaquetado.

 

UN SECTOR DE 4.100 MILLONES DE EUROS

Ence es uno de los actores principales de esta industria. La firma –privatizada en 2001–cuenta con tres fábricas de celulosa: Marín (Pontevedra), Navia (Asturias) y Huelva, que producen 1,30 millones de toneladas, cubriendo casi la totalidad de la demanda en España, lo que la convierte en la segunda compañía en Europa en celulosa de eucalipto. Su crecimiento la ha obligado a salir fuera de nuestras fronteras–en Uruguay tienen una planta–.Pero no es la única. Entre las primeras se encuentran también la aragonesa Saica, especializada en papel y cartón ondulado, o Torras Papel, más centrada en papel de revistas.

Atraídas por las ganancias, las multinacionales tienen una fuerte implantación en nuestro país, como es el caso de la irlandesa Smurfie o la sueca SCA. La facturación del sector en 2004 ascendió a 4.133 millones de euros.Por regiones, Cataluña concentra la mayor producción,con una tasa del 19,9%, si bien sólo cuenta con fábricas papeleras (53) y ninguna de celulosa. Le sigue el País Vasco, con 19 papeleras y seis instalaciones de celulosa, que producen el 19,4% del total.

La comunidad aragonesa ocuparía el tercer lugar, con seis papeleras y una planta de celulosa, produciendo el 17,7%.Galicia y Andalucía se disputan el cuarto puesto.Los gallegos producen el 9,3% de la totalidad de España con dos industrias papeleras y una de celulosa, y los andaluces el 9,6% con seis factorías de celulosa y dos papeleras.