La tercera era de la globalización

01 jun 2004

“Qué externalicen también los servicios que brinda Bush!", se queja un cartel en la página web de la Asociación de Profesionales de Tecnologías de la Información (TI) de Estados Unidos. Los informáticos saben que, tal como ha informado la consultora Gartner, el 10% de todos los empleados en TI perderá su trabajo en 2004 debido a la subcontratación en países como la India, donde sus colegas ganan menos de la mitad y, según proclaman algunos, están mucho mejor preparados.

La cuna del boom de Internet, Silicon Valley, ya cuenta con menos programadores (120.000) que Bangalore en la India (150.000). Asimismo, se sabe que un tercio de todos los nuevos desarrollos para compañías americanas en este sector se patentará fuera del gigante del norte, probablemente en territorio indio. La empresa investigadora Kearney proyecta que medio millón de empleos del mundo de las finanzas se verán externalizados fuera de EE UU hasta 2008. Forrester Research predice la pérdida de más de tres millones de trabajos cualificados y de 136 billones de dólares en salarios.

Tal como explica Rama Velamuri, profesor de la escuela de negocios IESE, la práctica de subcontratar servicios a países con mano de obra más barata se conoce como deslocalización (offshoring, literalmente "lejos de las costas"). Un fenómeno calificado por los lectores de la revista Forbes como el más significativo de todo 2003.

¿Quién no subcontrata?

Más de la mitad de las 500 empresas citadas por la prestigiosa publicación Fortune externalizan puestos en la India: el servicio postal de EE UU, Citibank, Deutsche Leasing, Air Canada, HSBC, BP, Microsoft, Boeing, Princeton University, Morgan Stanley, J.P. Morgan, Goldman Sachs, AOL, IBM, Oracle, Texas Instruments, Yahoo!, Accenture, General Electric, Lloyds Bank, Delta Air Lines, American Express, Crédit Suisse, British Telecom y Dell han abierto centros locales donde contratan entre 2.000 y 11.000 personas cada uno. La mayor parte de servicios subcontratados corresponde a los de atención al cliente, programación y trabajos administrativos.

Algunos de los posibles sectores en auge serán la ingeniería automotriz, el análisis del consumidor y la investigación farmacéutica y de los mercados de capitales. Los trabajadores de software con dos años de experiencia reciben en la India alrededor de 25.000 rupias al mes, es decir, 545 dólares, un 15% menos de lo que sus homólogos cobran en EE UU, pero una fortuna en un país con unos ingresos per cápita que no llegan a los 500 dólares anuales. En una nación donde se titulan 200.000 ingenieros cada 365 días, aunque los salarios aumenten, es difícil que se conviertan en una verdadera carga para las grandes corporaciones. Por eso, sus colegas estadounidenses sienten que ya no es suficiente contar con un título universitario, talento y experiencia.

Bruce Mehlman, secretario de políticas tecnológicas del departamento de Comercio de EE UU resalta además que durante los últimos cinco años los trabajadores de TI han sufrido múltiples shocks: la preparación para el temido efecto 2000, los efectos de la explosión de la burbuja de Internet en 2000, la reducción de los gastos. A menudo citan que la mitad de las 70 compañías del mundo con la máxima puntuación del Carnegie Mellon's Software Engineering Institute –el mayor reconocimiento que una firma de software puede conseguir– son de la India.

Lo cierto es que trabajan en turnos de 12 horas en un país donde el 80% de la población (1.300 millones de habitantes) no tiene acceso a un ordenador. La India creció en el último cuatrimestre de 2003 un 8,4% y, de acuerdo con The World Fact Book, sólo el 8,5% de su población está en paro en las empresas de TI después del 11-S, la incertidumbre tras los escándalos de WorldCom y Enron y la continuada prudencia de los inversores ante la guerra de Irak.

Ahora, cuando la tasa de paro entre los ingenieros informáticos se ha duplicado en tres años, los tradicionalmente apolíticos "adictos a las teclas" forman plataformas de lucha civil para acabar con el offshoring y terminar con la concesión de visados para programadores extranjeros.

Debido a este fenómeno se han creado asociaciones como la Fundación para el Rescate de Trabajos Americanos, la Coalición por la Soberanía Nacional y el Patriotismo Económico y la Organización por los Derechos de los Trabajadores Americanos. Si no se lo cree, puede consultar direcciones en Internet como http://nojobsforindia.com/.

Mucho más orgullosos y entusiastas, los programadores indios sostienen que a ellos los contratan por ser los mejores y no por ser los más baratos.Un informe elaborado por la firma Goldman Sachs revela que en 2050 la India será la tercera potencia mundial, en términos de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). Únicamente Estados Unidos y China la superarán. Los hindúes que viven fuera de sus fronteras han ayudado a la recuperación del país y se han encargado de promover y financiar instituciones educativas tan prestigiosas como la Indian School of Business (en colaboración con las americanas Wharton School y Northwestern University's Kellogg Graduate School of Management. Si la India finalmente consigue convertirse en una economía de rápido crecimiento, sería la primera nación en vías de desarrollo en usar su capital intelectual y no sus recursos naturales o su mano de obra no cualificada como catalizador de tal desarrollo.

La tercera era Al principio, cuando las compañías comenzaron a expandirse a lo largo del globo, fabricaban en masa gracias a las economías de escala en su país (EE UU, Japón y Europa) y distribuían sus productos de consumo estandarizados en el mundo entero. Una segunda fase se basó en trasladar el proceso de manufactura a estados subdesarrollados (México y China, por ejemplo) para reducir costes, pero se mantenía el control de la empresa en la casa matriz del país de origen. Hubo un gran incremento de la inversión extranjera en estados emergentes y, al mismo tiempo, los grupos antiglobalización se expandían con sus protestas por el planeta.

Actualmente, la deslocalización de trabajos cualificados y ejecutivos a países en vías de desarrollo hace pensar a muchos especialistas que hemos entrado en una tercera era donde las compañías son verdaderamente globales. China, por ejemplo, ya alienta a sus estudiantes a que estudien física e ingeniería y a que logren rendimientos académicos más altos que los estadounidenses y mayor cantidad de titulados al año en esas ramas. Asimismo, muchas empresas justifican la deslocalización por el hecho de que se ahorran impuestos, regulaciones opresivas y litigios por temas medioambientales. Otro factor sería el tirón que ejerce la deslocalización de las manufacturas, que requeriría una cercanía geográfica de los trabajos cualificados.

De acuerdo con el informe titulado "El proceso de negocio de la industria de la deslocalización en India", elaborado por el hindú Stephanie Hsu, EE UU realizó el 44% del I+D de las naciones que integran la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD) en 2001 –más que el resto de los países del G7 juntos–; pero en 1970 esta cifra llegaba al 70%. Por su parte, el profesor de la Universidad de Nueva York, William Raynor, se pregunta: "¿Estamos en vías de convertirnos en un país deltercer mundo? La deslocalización se podría estar llevando algo más que trabajos al extranjero: nuestro liderazgo económico internacional".

Hace un siglo, el 40% de los estadounidenses trabajaba en el campo. Durante más de 80 años, ésta fue la fuente de sustento de varias generaciones. Hoy en día sólo alrededor del 3% trabaja en ese sector y el país produce el doble que en el pasado. Hace 50 años, la mayor parte de la población se dedicaba a la industria; mientras que en el presente, un 14% se concentra en el sector manufacturero. Tal área de la economía fue el eje de la vida durante más de cuatro décadas para la población americana.

Cuando los trabajos en las fábricas automotrices de EE UU fueron trasladados a otros países, las personas dedicadas a dicha actividad tuvieron que volver a la universidad para lograr ocupar puestos cualificados en el sector servicios. De todas formas, esta nación aún sigue siendo una de las mayores potencias mundiales manufactureras. En consecuencia, este tipo de fenómenos como la deslocalización no es tan novedoso. Lo que sí llama la atención y deja pasmados a sus protagonistas es la velocidad con la que sucede.

La reorganización internacional de los prestadores de servicios cualificados se ha generado tan sólo 20 años después de que empezara en los países de origen. Por tanto, es una situación que no afecta a diferentes generaciones, sino a los mismos individuos a lo largo de su propia carrera profesional. Ingenieros y arquitectos en la cúspide de su trayectoria laboral no saben en qué sector podrán empezar a trabajar.

La naturaleza del servicio prestado gracias a Internet, con las tecnologías de la información, en las que casi no se necesita infraestructura (al contrario de lo que significa deslocalizar fábricas, puertos y cadenas de suministro) es una de las mayores razones para explicar la rapidez con la que sucede este fenómeno. Thea Lee, economista internacional y miembro de la Asociación Americana del Trabajo de Estados Unidos, apunta: "No dudo de que sea más barato, pero las compañías necesitan tener una visión a más largo plazo, el objetivo no puede ser sólo recortar costes en el presente". De acuerdo con él, deslocalizar empleos en lugares como la India, mina la base sobre la que se sustenta el sistema fiscal norteamericano.

El congresista estadounidense Don Manzullo, va aún más allá. "Este tipo de hechos –subraya– evidencia que EE UU está adoptando políticas económicas al estilo de los países del tercer mundo". Por otro lado, Mark Zeidman, director financiero de Ocwen Financial Corp., una empresa de Florida (EE UU) que ahora tiene más trabajadores en Bangalore (India) que en su sede central, asegura que "algo que ya ha sido demostrado es la futilidad de adoptar medidas pro-teccionistas para salvaguardar la economía nacional de los cambios. Tanto esta última como la mano de obra estadounidenses son fuertes y capaces de responder en este tipo de situaciones de modo que a la larga la productividad y la producción se verán incrementadas".

Un informe elaborado por el Proyecto de Políticas de Sistemas Informáticos se inclina por el mismo lado de la balanza. Recalca la importancia de contratar trabajadores extranjeros para mantenerse competitivos y exhorta al Gobierno americano a mejorar la educación, especialmente la relacionada con las TI. Según el estudio, "los trabajos deslocalizados retornan beneficios a las compañías de EE UU y, por lo tanto, a los trabajadores de tal nación".

Gregory Mankiw, presidente del Consejo de Consultores Económicos de la Casa Blanca, tuvo que enfrentarse al alboroto provocado después de que expresara que la deslocalización era algo positivo para la economía a largo plazo. Por su parte, Bruce Mehlman, secretario de políticas tecnológicas del departamento de Comercio de EE UU, apunta que este fenómeno puede afectar gravemente a la competitividad norteamericana. "Sin embargo, debemos continuar y pensar cuál es la mejor manera de encontrar nuevos trabajos para estas personas", aclara.

El proteccionismo ya llegó a EE UU No hace mucho que se está elaborando una norma a partir de la cual el 65% (y no el 50% como era antes) de las compras que realice el departamento de Defensa de EE UU debería tener origen estadounidense y tendrían preferencia en las licitaciones para los contratos federales las empresas que empleen a americanos. En el Congreso, un grupo de personas se encuentra asimismo evaluando si la seguridad nacional de los archivos financieros y médicos no se encuentra en "zona de riesgo" debido a la deslocalización.

El estado de New Jersey está a mitad de camino de aprobar una ley similar a la norma de Defensa. Todo empezó cuando la central de Recursos Humanos de este estado tuvo que pagar un coste 20% mayor por los servicios de call center,después de enfrentarse a críticas por haber contratado dichos servicios fuera de EE UU. Al retornar esos puestos de trabajo dentro de sus fronteras y, en consecuencia, aumentar los costes de mano de obra, se redujo el presupuesto para la ayuda social.

Shirley Turner, una senadora por New Jersey y promotora de la ley, indica que "si nos mantenemos en esta dirección, tendremos dos clases sociales, los muy ricos y los muy pobres, tal como sucede en algunos países en los que estamos realizando deslocalizaciones". Turner cree que sólo cuando se logre el pleno empleo se deberá externalizar fuera de EE UU. "Pueden llamarme proteccionista. Pero si no nos cuidamos primero a nosotros mismos, ¿quién lo hará?", arremete. También, el Comité de Comercio y Trabajo del estado de Washington tiene en proyecto aprobar una legislación parecida a la de New Jersey en los próximos meses.

En respuesta, el Gobierno indio ha asegurado que de continuar este tipo de medidas llevará los casos ante la Organización Mundial del Comercio por atentar contra el libre acceso a los mercados. En tanto, la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos no está exenta de participar en la polémica suscitada por la deslocalización. El candidato republicano y actual presidente George Bush apuesta por la innovación y ha promovido inversiones por 123 billones de dólares en 2004 para su país en las áreas de investigación y desarrollo. Otras ayudas al sector provendrían del fisco y la oficina de patentes y propiedad intelectual.

Con el mismo objetivo, Bush aboga por una mejoría en los niveles de matemáticas en la escuela primaria a través de un incremento en la inversión educativa en ciencias. Hasta el momento, los visados que Estados Unidos concedía a la India representaban el 41% del total de los otorgados, mientras que a China se le concedía el 10% y al Reino Unido el 3%. El Gobierno estadounidense ha decidido reducirlos de 195.000 a 65.000, en lo que parece un intento de proteger empleos dentro de sus fronteras.

El senador demócrata y candidato por ese partido a la presidencia, John Kerry, se inclina por eliminar los incentivos fiscales a las empresas que subcontraten fuera de EE UU y por utilizar esos fondos recaudados para crear más trabajo en su país. Mike Blain, ex presidente de la Asociación de Trabajadores del Sector Tecnológico de Washington, coincide con Kerry: "Compañías como Boeing o Microsoft reciben abundantes exenciones de impuestos con el fin de estimular el desarrollo y la creación de empleo en Washington. Estas empresas hacen uso del dinero de los contribuyentes pero deslocalizan tantos empleos como pueden". Algunas sociedades como Dell, sin embargo, invierten la tendencia y regresan a EE UU. En este caso concreto, la compañía habría recibido numerosas quejas de los servicios de atención al cliente que tenía en la India.

Posiciones contrapuestas para el futuro

De cara al futuro, John Steadman, presidente del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de EE UU, advierte que si continúa la deslocalización, su país corre el riesgo de perder su liderazgo mundial en lo que se refiere a la innovación. "¿Qué pasará si los extranjeros –el 60% de los graduados en ciencias en Estados Unidos– ya no se quedan aquí a desplegar sus mejores ideas?", se pregunta.

Por eso, muchos de los especialistas apuestan por la inversión en I+D y en educación. Algunos estudios ya revelan que el número de matriculados en facultades de informática ha descendido de manera notable. Bill Gates se ha encargado personalmente de ir a las universidades a convencer a los estudiantes para que elijan esa opción, a pesar de que su empresa deslocalice con frecuencia en Asia. Para el economista y periodista de la revista Business Week, Michael Mandel, el mayor riesgo para los trabajadores americanos no es la competencia extranjera: "El problema radicaría en preocuparnos demasiado de que otros países suban un escalón en la escalera y olvidarnos de buscar el próximo peldaño para nosotros".

En uno de los tantos foros de debate sobre este tema en Internet, un trabajador indio que vive en EE UU aporta una visión pocas veces escuchada en estas latitudes. "Me sorprendo cuando la gente se queja sobre la injusticia de la deslocalización. La codicia corporativa nunca había afectado antes a la clase media americana y por primera vez en su vida se está dando cuenta de cómo funcionan las cosas en el resto del mundo. No digo que sea agradable perder tu trabajo, pero creo que salvo que las compañías realicen acciones ilegales se les debería seguir permitiendo subcontratar en países en vías de desarrollo".

Y continúa: "EE UU es el país más próspero del mundo y el miedo que se tiene a naciones como China o la India es exagerado. Un hindú de media es 20 veces más pobre que un americano y aunque dentro de 50 años las potencias mundiales serán China, EE UU y la India (en orden descendente), el estadounidense medio será de cuatro a cinco veces más rico que el chino medio".