Optimización operativa en el Grupo CCH

28 mar 2014

El Grupo CCH ha concentrado su actividad en resolver la cadena de suministro de sus clientes. Hasta el momento dispone de unos 40.000 m2 de centros logísticos repartidos por la geografía española y dedicados a una sola operativa, a varios clientes o a diferentes sectores. En Valdemoro, Madrid, cuenta con un centro diseñado a la medida de un operador de telefonía con sistemas de almacenajes de paletas y una entreplanta de grandes luces cerrada con mamparas. En las dos plantas de este altillo los operarios realizan las manipulaciones y la preparación de pedidos resguardados de las extremas temperaturas que pueden alcanzar este tipo de naves industriales.

En 2002 el Grupo CCH (antes Servicios Auxiliares CCH) dio un giro radical a su estrategia: de ser el apoyo a los grandes operadores logísticos en servicios de manipulación, operaciones de valor añadido o suministro de metros cuadrados, entre otras funciones, se decidió ampliar las relaciones con sus clientes. Ahora la compañía ofrece todas las actividades logísticas hasta alcanzar contratos de larga duración en vez de puntuales. “Era el único camino para poder planificar”, asegura Antonio P. Carmona, director general del Grupo CCH. “En dos años —continúa—, hemos cumplido lo que nos propusimos: tener nuestros propios clientes e incrementar la plantilla, la facturación y el espacio disponible”. Hoy, la cartera de clientes asciende hasta las 28 compañías, de 100 empleados se ha pasado a 300 y de 3.000 m2 a casi 40.000 m2. “Lo que nos diferencia”, puntualiza Carmona, “es que nos dedicamos a la gestión de la cadena de suministro, asumiendo, por ejemplo, eslabones de producción con el ensamblaje de componentes o realizando logística inversa”.

Una de las instalaciones del Grupo CCH se ha dedicado en exclusiva a un cliente de telefonía. Se trata de una nave de aproximadamente 3.200 m2 ubicada en una de las áreas industriales de Valdemoro (Madrid) con varias zonas muy diferenciadas para resolver las distintas actividades que supone este tipo de operación.

En el centro de la instalación se encuentra la zona destinada al stock de reserva. Consiste en nueve estanterías de paletización convencional que forman seis pasillos y son operadas por carretillas retráctiles. La altura de los puntales (11 m) ha sido suficiente como para dividir cada estantería en siete niveles de carga con huecos preparados para albergar tres paletas. Por tanto, la capacidad aproximada es superior a las 3.000 paletas. “El sistema de almacenaje es perfectamente ajustable para adecuarse a las necesidades operativas y de los clientes”, dice Carmona.

Entreplanta de grandes luces

A un lado de esta zona se ha edificado una entreplanta de grandes luces que ocupa una superficie de 9 m de ancho y casi 35 m de longitud. La planta inferior se ha destinado a la preparación de pedidos y al final de ella se ha instalado un armario Movibloc para ubicar productos de alto valor. La ventaja de este tipo de armarios, además de su gran capacidad, es que se compactan ocupando muy poco espacio ya que las estanterías se deslizan sobre carriles guía para dejar paso a los pasillos, pudiéndose cerrarse con llave para impedir el paso de operarios ajenos. Por su parte, la planta superior de la entreplanta se ha dedicado a la producción. A ésta, los operarios acceden a través de dos escaleras y para la mercancía se ha instalado un elevador. En conjunto, ambas plantas suman una altura de 7 m. Gracias a estas construcciones “podemos proporcionar a los empleados espacios para trabajar a temperaturas adecuadas tanto en verano como en invierno, ya que al ser recintos cerrados permiten instalar una refrigeración menos costosa en comparación con la que requiere una nave abierta”, comenta Carmona.

Por tanto, en este almacén, donde se trabaja con unas 4.000 referencias, se han delimitado las zonas físicamente en base a las actividades a realizar: recepción almacenaje, producción y manipulación, preparación de pedidos, expedición, control de calidad, administración operativa y administración general.

En la práctica totalidad de los clientes con los que trabaja el Grupo CCH se dispone de dos sistemas informáticos, que se hablan por medio de interfases. Uno es el propio del cliente y el otro es el gestor del almacén, adaptable a cada necesidad operacional. “Evidentemente, sin sistemas de gestión informática no se podría gestionar y sin gestión no se puede mejorar”, insiste Carmona.

Demanda variable

El movimiento es muy variado en este centro de Valdemoro, el cliente de telefonía actúa bajo demanda y puede planificar su inventario a partir de las campañas promocionales, entre otras circunstancias, procurando almacenar la mínima cantidad. Un día se pueden recibir cinco o seis camiones de los proveedores de modo que se llenan completamente las instalaciones para vaciarse en gran medida a la semana siguiente.

Una vez realizada la recepción y los controles de entrada, el sistema que gestiona el almacén indica el hueco más oportuno para cada bulto, teniendo en cuenta la optimización de los flujos y que las unidades deben estar colocadas más cerca de la cabecera cuanto mayor es su rotación. También respeta el que los productos de las mismas familias se encuentren juntos. Este hecho simplifica enormemente la confección de los pedidos, los inventarios físicos y el reaprovisionamiento.

La salida de las mercancías de esta zona de estanterías de paletización se produce por dos motivos: por las órdenes de preparación de pedidos y por las órdenes de producción, ambas emitidas por el cliente. Para cualquiera de estas dos operaciones el primer paso que se lleva a cabo es la impresión a través del software de gestión del almacén de un picking list, que refleja el conjunto de unidades solicitadas. Utilizando las carretillas adecuadas los operarios extraen de forma agrupada toda la mercancía de una misma referencia. El primer nivel de carga se dedica al picking, llevándose a cabo las operaciones de reaprovisionamiento cuando se vacían estos huecos, donde suelen encontrarse las referencias de alta rotación y menor tamaño.

Independientemente de que el destino del picking list sea para la zona de preparación de pedidos o para la de producción del altillo, otro operario distinto al que ha reunido la mercancía, se hace cargo de verificar que coincidan las unidades físicas con el documento. Es un control de calidad más de los múltiples que se realizan a lo largo de esta cadena operativa.

En el área de producción tiene lugar normalmente el ensamblaje de distintos componentes hasta obtener los packs de producto diseñados por el cliente. Al final de todas las líneas de montaje hay una máquina de retractilado para una mejor presentación del artículo terminado.

Una vez se van concluyendo las unidades de venta se organizan en nuevas paletas para después introducirlas en el almacén con un nuevo código, de este modo quedan a la espera de que sean solicitadas por el cliente para ser expedidas como un pedido convencional.

Por su parte, tales pedidos, que se agrupan por rutas, transportistas o puntos de entrega, se preparan en la zona correspondiente. Aquí se han instalado puestos de trabajo conectados al sistema central a través de terminales. En este caso, la conexión es directa con el software del cliente, que indica las cantidades y referencias necesarias. Además, se utilizan lectores digitales para leer los códigos de barras de cada unidad asociándolas al pedido y confirmando así todos los pasos. De este modo, queda reflejado qué se ha mandado, a quién y a dónde. Unos datos imprescindibles para asegurar la trazabilidad y asumir, por ejemplo, los periodos de garantía.

Por otro lado, el responsable de control de calidad no sólo hace una comprobación aleatoria de los pedidos que se van completando antes de cerrar las cajas, sino que controla las operaciones en sí mismas. También hace lo propio durante los procesos de ensamblaje o manipulación.

Una vez se cierran definitivamente las cajas, ya identificadas con etiquetas con la información de la dirección de envío para el transportista, se van depositando en un camino de rodillos que recorre la planta baja del altillo donde se preparan los pedidos. Al final de este transportador, un operario hace una lectura de todas las unidades para reflejar en el sistema propio del operador todas estas salidas y asegurar igualmente la trazabilidad.

El Grupo CCH dispone de una flota propia de 30 unidades, entre camiones y furgonetas, con la que hace frente a la práctica totalidad de los envíos dirigidos a la Comunidad de Madrid y de muchas otras expediciones directas a las ciudades más importantes de la Península. Para el resto de envíos se subcontrata el transporte a las distintas agencias del sector.

Planificación de recursos

Todo este trabajo de producción y preparación de pedidos implica una planificación muy complicada porque la demanda de los clientes no es lineal. Sin embargo, “ya sabemos asumir las solicitudes inesperadas gracias a nuestra experiencia”, constata Carmona. Y continúa: “El personal está preparado para resolver muchas funciones distintas y además contamos con su flexibilidad a la hora de modificar los turnos y las posibilidades legales en cuanto a la asignación de las horas extras”. Principalmente, lo que se ha logrado de unos años atrás a la actualidad es que en el Grupo CCH “el 80% de los operarios tiene contrato indefinido”. Otro dato muy representativo es que el 95% del personal son mujeres; “muy habilidosas y cuidadosas para determinadas tareas”, concluye Antonio P. Carmona.


Ficha técnica del almacén dedicado del Grupo CCH en Valdemoro (Madrid)

Superficie total: 3.500 m2
Estanterías de paletización operadas por retráctiles.
Longitud: 30.906 mm
Altura: 11.000 mm
Nº de estanterías: 9
Nº de módulos por estantería: 10
Longitud de los módulos: 2.800,5 mm
Nº de pasillos: 6
Anchura del pasillo: .115 mm
Nº de niveles de carga: 7
Nº de paletas por hueco: 3
Capacidad total: 3.200 paletas
Unidad de carga: paletas de 800x1.200x1.300 mm, 930 kg

Al servicio del valor añadido
 

El Grupo CCH se constituye en 1995 con capital 100% español bajo el nombre de CCH Servicios Auxiliares. En 2002 es cuando se decide dar un cambio a la estrategia, la compañía asume su denominación actual y se plantea el objetivo de convertirse en un operador de servicios integrales especialista en la cadena de suministro. En ese momento y bajo el mismo paraguas también se suma al grupo la empresa GPL (Gestión de Proyectos Logísticos), nacida en 2000 y dedicada a las soluciones de logística inversa y a las manipulaciones de valor añadido. Hoy, este grupo, también ofrece servicios de traslados, transportes, reacondicionamiento de artículos, campañas publicitarias, mailings, call-center, etc. Los principales sectores de influencia son los de telecomunicaciones, distribución, electromedicina, electrónica, fabricantes, informática, mayoristas y detallistas.

En cuanto a la superficie disponible de casi 40.000 m2, el grupo cuenta con varios almacenes dedicados, multiclientes y multisectoriales en Toledo, en la Comunidad de Madrid y en las Palmas. En breve, abrirá nuevas dependencias propias en Tenerife y en Cataluña. Hoy, en esta última región dispone de metros cuadrados pero en colaboración con otro operador.

Por último, otra de las empresas del grupo, Knowledge Training, se dedica a la formación en materia de logística. Según Antonio Carmona, director general del Grupo CCH, “para ofrecer outsourcing logístico es imprescindible la formación del personal de base y de los mandos intermedios”.
 



Almacén multicliente
 

En enero de este año el Grupo CCH inauguró un nuevo centro logístico multicliente en la localidad madrileña de Pinto con unas dimensiones de 7.500 m2 en total. Las instalaciones, al igual que sus restantes plataformas, disponen de un sistema de vigilancia las 24 horas del día. Por el momento, la capacidad máxima de almacenamiento es de 9.300 paletas en bloque y en estantería, dispone de 275 m2 de laboratorios de control de calidad y unos 500 m2 para oficinas, entre otros servicios. También cuenta con espacios destinados a llevar a cabo manipulaciones de productos, ensamblajes, preparación de pedidos, etc.
El centro se ha dispuesto para solucionar diversas partes de la operativa de clientes del sector editorial, telefonía o electrónica. Se han levantado, en una zona de la nave, 15 estanterías de paletización convencional de 14 ó 16 módulos de 2.700 mm cada uno y 5, 6 ó 7 niveles de carga. Los huecos son de muy distintas alturas porque tienen que ser adecuados para almacenar desde expositores de libros o armarios promocionales hasta paletas convencionales, pero también sirven para hacer picking. De todos modos, los largueros son susceptibles de cambiarse en altura para adaptarse a otras medidas.
La estructura tiene nueve pasillos de más de 3 m de ancho para trabajar con carretillas retráctiles. Además, se ha dejado espacio para dos pasillos transversales (puentes) ocupando los tres primeros niveles de carga de las estanterías.
Por otro lado, en la nave hay superficie suficiente como para agrandar la capacidad de almacenaje en paletas con la instalación de nuevas estanterías.

 

Ficha técnica del almacén multicliente del Grupo CCH en Pinto (Madrid)

Superficie total: 7.500 m2
Estanterías de paletización operadas por retráctiles y contrapesadas.
Longitud estanterías: 43.200 mm
Altura estanterías: 9.000 mm
Anchura grupo estanterías: 41.200 mm
Nº de estanterías: 16
Nº de módulos por estantería: 16 y 14
Longitud de los módulos: 2.700 mm
Nº de pasillos: 9
Anchura del pasillo: 3.050 y 3.700 mm
Nº de niveles de carga: 5, 6 y 7
Nº de paletas por hueco: 3
Capacidad: 4.230 paletas