Máximo aprovechamiento de la gravedad

27 mar 2014

Marsan Industrial produce y comercializa sistemas de calefacción y ventilación en una planta fabril ubicada en Alcorcón (Madrid). Recientemente ha renovado su almacén para organizar la logística de los productos terminados pero también la de los componentes y materias primas; la superficie funciona como un pulmón de abastecimiento de las líneas de fabricación. La solución se ha hallado en la instalación de dos sistemas combinados de almacenaje de paletas: estanterías compactas y estanterías dinámicas de gravedad. Y el resultado: alcanzar una capacidad de almacenaje de casi 4.000 paletas en una superficie de 4.000 m2.

No hace muchos meses que Marsan Industrial, SA ha renovado sus instalaciones de almacenaje ubicadas junto a su factoría en la localidad madrileña de Alcorcón. La actividad a la que se dedica esta compañía, la fabricación y comercialización de sistemas de calefacción y ventilación, crece a marchas forzadas y con ella la necesidad de espacio para reorganizar y optimizar las operaciones logísticas. La empresa, que cuenta con delegaciones en cada una de las provincias españolas, también está presente a través de distribuidores en más de 40 países incluyendo los europeos, Japón, China o Estados Unidos. Y es que el 50% de la fabricación se destina a la exportación.

En España sus clientes son grandes superficies, cadenas de tiendas especializadas y almacenistas que proveen a constructoras, entre otras firmas. Además de comercializar dos marcas propias: Haverland y Markesit, la compañía es distribuidora oficial en nuestro país de los aparatos de ventilación y tratamiento del aire Bionaire, que fabrica una firma estadounidense. Por otra parte, “ofrecemos los servicios de producción en nuestra propia planta fabril para muchas empresas del sector que además son competencia”, dice Beatriz Márquez, directora de marketing de Marsan Industrial.

Por tanto, en Marsan Industrial se reciben tres tipos de pedidos: los convencionales de las grandes superficies, de las tiendas o de los almacenistas, con entrega inmediata o programada en fechas distintas; los de fabricación para otras marcas, de envío también programado; y los enormes pedidos para los distribuidores internacionales que habitualmente suponen contenedores marítimos completos para expedir en días concretos. Aunque la unidad mínima solicitada puede ser un solo aparato, no suele ocurrir a no ser que una tienda especializada, por ejemplo, tenga urgencia por atender la necesidad de uno de sus clientes. Lo habitual es la petición de un número de referencias y cantidades para que se rellenen paletas completas.

Marsan en el exterior

La compañía, como se ha explicado, vende en el mercado exterior sus propios productos Haverland pero también fabrica según las especificaciones de sus clientes con otras marcas y bajo pedido. En la mayoría de las ocasiones los consumidores de otros países tienen preferencias distintas a las de los españoles. “Cada distribuidor intenta agrupar cargas y abastecerse para cubrir sus ventas el mayor tiempo posible, porque es el único modo de ahorrar en los costes de los transportes y de los fletes, además son ellos los que asumen estas partidas”, detalla Beatriz Márquez.

Marsan trabaja de dos modos: avisa a su cliente de cuándo hay disponibilidad de los artículos solicitados y a continuación deja la mercancía a pie de fábrica en Madrid para que la recoja una agencia que envía el distribuidor, o la entrega en un puerto español al transitario que se le indique. Con Francia y Portugal, como es lógico, los envíos se realizan en camión y son tan habituales que su funcionamiento es el mismo que en el mercado nacional. Además, franceses y portugueses consumen prácticamente las mismas referencias que los españoles. Sin embargo, con el mercado griego se enlaza por barco, al igual que sucede con los países asiáticos como Japón.

“Una posible distinción”, explica Bárbara Márquez del departamento de exportación, “son las ventas realizadas a América, tanto al Norte del continente como al Sur, y también a China. Al ser distancias marítimas considerables, los distribuidores intentan acumular mercancía para 18 meses e incluso para dos años, también con la finalidad de reducir los costes del transporte”.

Entrada de pedidos

En Marsan los pedidos convencionales se reciben mediante los métodos tradicionales como el fax o a través de los más modernos: correo electrónico y mensajes EDI (Electronic Data Interchange), con solicitud de entrega inmediata (en 24 o en 48 horas). La primera operación que se lleva a cabo es la comprobación del riesgo del cliente para después verificar la disponibilidad de la mercancía en stock. En caso de no haber existencias se le avisa inmediatamente y se le comunica una nueva fecha de entrega.

Si las previsiones de fabricación se realizan con acierto no será normal que sucedan roturas de stock. Para elaborar tales previsiones se emplean los datos históricos de ventas tanto del mercado nacional como del internacional de las dos campañas anuales: una se dedica a la promoción y venta de las unidades de calefacción y la otra se refiere a los artículos de ventilación.

Los resultados de las previsiones dan lugar a las unidades que se han de fabricar y, por tanto, a los componentes y materias primas necesarios. Todo esto sin olvidar los encargos por parte de otras empresas tanto nacionales como internacionales que suponen la producción en cadena de unos 1.000 ó 1.500 aparatos por contrato. La cantidad oscila porque depende de las unidades que llenan un contenedor, haciendo más rentable la operación. A la semana se reciben del orden de 250 pedidos.

En el departamento de administración, tras recibir el pedido y una vez comprobado el riesgo del cliente, lo convierten en albarán. Incluso el sistema de gestión empleado permite identificar dicho albarán con el mismo número del pedido, al que se añade una clave. El objetivo es poder realizar un seguimiento de todo el proceso hasta su entrega final.

De esta forma, cuando desde el almacén se entrega el albarán al departamento de facturación porque la mercancía ya ha salido, se añaden dos nuevos datos asociados al mismo número: la agencia de transporte y la fecha de salida. Dicho seguimiento continúa ya que la mayoría de agencias dispone de páginas web a través de las cuales es posible comprobar la situación de cada carga.

En cuanto a la entrega final, la agencia de transporte se pone en contacto con los clientes para acordar una fecha y una hora determinadas. Éstos, al ser por ejemplo cadenas de tiendas y grandes superficies, también necesitan organizar todas las recepciones de sus proveedores para no colapsar sus muelles y zonas de descarga.

De las entregas de los pedidos en la Comunidad de Madrid se hace cargo un camión propio de Marsan Industrial, la distribución al resto del territorio nacional se subcontrata a una agencia de transportes. Los demás camiones que llegan a estas instalaciones son enviados por clientes, por ejemplo, por el distribuidor francés para recoger sus encargos a fábrica, o corresponden a los suministros de los proveedores de componentes y materias primas de la cadena de producción.

La llegada al almacén

Volviendo un poco atrás en la operativa, el departamento de administración remite el albarán del pedido al almacén, donde el responsable organiza las cargas y la operativa. Independientemente del número de artículos solicitados siempre se utiliza una paleta distinta por cliente aunque los envíos los transporte la misma agencia.

Los sistemas de almacenaje empleados en este almacén casi recién estrenado son prácticamente nuevos. Incluso, en julio pasado, todavía no había dado tiempo a realizar la integración del SGA (Sistema de Gestión del Almacén). Por este motivo, y a la espera de la informatización de las ubicaciones, por el momento y a la hora de preparar los pedidos, los operarios trabajan con un picking list recorriendo las ubicaciones con una carretilla elevadora o una transpaleta. Esto es así con los pedidos convencionales porque se van formando paletas multirreferencia.

Después se plastifican y se identifican con una etiqueta que contiene la información relativa al contenido, al cliente y su domicilio de entrega. Con los pedidos para la exportación o los de fabricación con una marca distinta sólo hay que disponer en el muelle de carga el conjunto de paletas que ya suele estar preparado y almacenado ocupando calles completas de las estanterías dinámicas o compactas.

Almacenaje dinámico

El almacén de Marsan Industrial tiene una superficie de unos 4.000 m2. En uno de sus lados más estrechos se encuentran los muelles de carga y en otro de los de mayor longitud se han abierto unas puertas que comunican con la planta de producción. De este modo, pueden almacenarse enseguida las unidades recién fabricadas. Pero esta zona también sirve de pulmón de abastecimiento de la fábrica. Los proveedores dejan sus cargas en los muelles y se depositan en este almacén hasta que se lanzan las órdenes de producción.

El número de productos terminados, incluyendo los fabricados en esta planta y los de la marca Bionaire, suman las 250 referencias. A éstas se añaden los componentes, artículos semielaborados y materias primas, que suponen otras 2.000 referencias aproximadamente. Para almacenar todo ello se tomó la decisión de instalar en esta superficie estanterías compactas de paletización y estanterías dinámicas de gravedad igualmente de paletización.

El sistema de gravedad se ha levantado en el centro de la nave. Se trata de un conjunto que mide más de 50 m de longitud formado por 46 calles para 11 paletas en profundidad. Cada una de estas calles tiene cuatro niveles de carga indicados para europaletas con una altura de 2.200 ó 1.400 mm. En total su capacidad es de 1.958 paletas, aprovechando cada nivel de carga de una calle para albergar una sola referencia.

El funcionamiento de este sistema de almacenaje es sencillo. Por la parte de las calles donde se introducen las paletas, el primer nivel de carga está a un metro elevado del suelo, en cambio, en la zona de salida se encuentra a ras del suelo. De este modo, todo el conjunto está inclinado. A su vez, cada calle incorpora unos caminos de rodillos lo que sumado a la ligera pendiente permite el deslizamiento de las paletas sobre éstos.

Este desplazamiento por gravedad hasta el extremo contrario hace que la primera paleta que se introduce sea la primera disponible para su extracción. Unos tambores de freno controlan la velocidad de desplazamiento de las paletas, actuando simultáneamente sobre dos rodillos contiguos. En la salida, unas rampas de frenado retienen las paletas.

Este sistema asegura una perfecta rotación de los productos acabados, que en Marsan Industrial suman pocas referencias pero muchas unidades de cada una, y respeta el FIFO (la primera paleta en entrar también es la primera en salir). También proporciona un ahorro de espacio y de tiempo en la manipulación; a la hora de preparar las pedidos o de guardar las unidades recién fabricadas o las materias primas, unos movimientos no interrumpen los otros porque por un pasillo se hacen las entradas y por el contrario las salidas.

Almacenaje compacto

A cada lado del sistema dinámico por gravedad se han instalado dos grupos distintos de estanterías compactas. Por tanto, son cuatro conjuntos que tienen tres y cuatro niveles de carga —indicados para europaletas (800x1.200 mm) de 2.200 mm de altura— de ocho paletas en profundidad. La diferencia está en que dos tienen 19 calles y otros dos 13 calles. En este caso, en cada una de estas calles y en todos sus niveles de carga, se almacena una sola referencia, una opción muy oportuna para depositar los pedidos completos de, por ejemplo, los distribuidores internacionales o de los clientes que han solicitado la fabricación de muchas unidades de un solo artículo con su propia marca.

“La cuestión es que haya agilidad para llegar a todas las unidades, al igual que se ha buscado formar paletas para optimizar los contenedores. Si bien hay clientes como las grandes superficies que requieren amoldar las medidas a sus instalaciones”, puntualiza para concluir Antonio Mora, director de calidad de Marsan Industrial.


Ficha técnica del almacén de Marsan Industrial

Superficie total: 4.000 m2

Paletización compacta: cuatro grupos de estanterías
Capacidad total estanterías compactas: 1.796 paletas

*Características grupo 1:
Longitud: 28.860 mm
Altura: 9.450 mm
Ancho: 6.750 mm
Nº de calles: 19
Nº paletas en profundidad por calle: 8
Nº de niveles de carga: 3 y 4
Unidad de carga: paletas de 800x1.200x2.200 mm, 900 kg
*Características grupo 2:
Longitud: 19.797 mm
Altura: 9.450 mm
Ancho: 6.750 mm
Nº de calles: 13
Nº paletas en profundidad por calle: 8
Nº de niveles de carga: 3 y 4
Unidad de carga: paletas de 800x1.200x2.200 mm, 900 kg

Paletización dinámica
Capacidad total estanterías dinámicas: 1.958 paletas Longitud estanterías: 51.163 mm
Altura estanterías: entrada 9.000 mm, salida: 8.000 mm
Ancho estanterías: 13.400 mm
Nº de calles: 46
Nº de paletas en profundidad por calle: 11
Nº de niveles de carga: 4
Unidad de carga: paletas de 800x1.200x1.400/2.200 mm, 600 kg


 


Una historia familiar
 

Marsan Industrial es una empresa familiar que inicia su actividad en 1971 en el sector de la siderurgia como proveedor de componentes para compañías de automoción y fabricantes de electrodomésticos. Después cambia su rumbo y empieza a producir aparatos de calefacción y ventilación eléctrica, como placas radiantes, radiadores de aceite, braseros, ventiladores, etc. Todo ello, hoy día, bajo la marca Haverland.

A finales de la década de los ochenta empieza su aventura en los mercados internacionales de Alemania y Francia para alargar sus brazos poco más tarde hasta China, Japón o Corea del Sur, entre muchos otros países, a partir de su constante participación en las ferias internacionales de su sector.

Los terrenos desde donde se dirige esta empresa familiar, ya multinacional, se encuentran en Alcorcón (Madrid) y tienen una superficie de 70.000 m2. De éstos, de momento sólo se han ocupado 7.000 m2, incluyendo los 4.000 m2 del almacén. Además de las oficinas aquí también se encuentran las instalaciones fabriles, que están totalmente automatizadas, permitiendo las máximas cuotas de producción y los mayores niveles de calidad. La capacidad productiva de los diferentes productos es superior a las 300.000 unidades anuales, que se comercializan a casi 4.000 clientes directos nacionales e internacionales.

Por otra parte, la compañía dispone de su propio departamento de I+D, que se encarga de materializar los proyectos que más se adaptan a las necesidades cambiantes que demandan los consumidores.

La planta fabril de Marsan Industrial dispone de diversas líneas de fabricación en las que se van completando las distintas operaciones. Junto a estas líneas también se han reservado espacios para almacenar en bloque y se han paletizado los productos semielaborados y los componentes. Éstos mismos después entrarán a formar parte de otros procesos.

La primera fase de la fábrica es la de mecanización: a partir de acero cortado en láminas o en bobinas y utilizando diferentes tipos de prensas (para doblar, plegar, cortar, ingletear, etc.) se obtienen los componentes o los productos semielaborados. Cada unidad pertenece a un lote y desde el inicio del proceso queda registrada la trazabilidad de forma que de un artículo se sabrá cuándo, en qué maquinaria y por parte de qué operario se ha producido.

Otras líneas flexibles (para producir diversas referencias) de la planta fabril son la de pintura y la de ensamblaje, prueba, control de calidad y embalaje final del aparato, junto con los certificados de garantía. Los radiadores de aceite, por su parte, se fabrican en una línea especial, al igual que en otra se realiza su llenado.

Para concluir el ciclo de la trazabilidad, cada artículo que sale de fábrica incorpora un número de serie a partir del cual se reconoce el histórico de todos sus componentes. Esta trazabilidad se alarga hasta el punto de venta.