Inteligencia Artificial

27 mar 2014

¿Son los robots artefactos futuristas? Hace tiempo que dejaron de serlo. Parece que ha llegado la hora de que estos seres artificiales ayuden al ser humano en su vida diaria, cada vez más compleja y agitada. Es indudable que la llegada de Internet ha facilitado el acceso a la información, pero también es cierto que cuanto más intrincada es ésta, tanto más esfuerzo requiere orientarse en la Red. Dentro de poco unos robots informáticos llamados “agentes” serán capaces de representar los intereses de los usuarios en Internet.

Por robot uno se imagina uno de esos armatostes de metal y plástico que antaño ideaban los autores de ciencia ficción. Entretanto, este tipo de androides ya han aprendido en los laboratorios a andar, oler, hablar y se utilizan en la producción y como entretenimiento. Donde se está produciendo la revolución es en el campo de la informática: programas nuevos e inteligentes que ya no sólo reaccionan ante la manipulación del teclado y del ratón, sino que crean su propio concepto del mundo, se adaptan a las necesidades del usuario y actúan para él de forma autónoma.

Estos asistentes virtuales se denominan agentes. En este caso, el término no hace referencia a ningún espía, sino a módulos informáticos que nos están acercando cada vez más al sueño de la inteligencia artificial. En un mundo de comunicaciones cada vez más complejas y estrechas, afirman los pioneros de esta tecnología, estos agentes pueden asumir muchas labores rutinarias: organizar nuestros viajes, concertar citas, hacer compras y gestionar nuestra cuenta corriente.

Toda una tropa de fámulos digitales nos asistirá de forma discreta, eficiente y sin fallos en el día a día a fin de que no nos veamos arrollados por la avalancha de información. Podrán visualizarse mediante una interfaz como un programa informático común y corriente o en forma de rostro que nos lanza su sonrisa desde la pantalla del ordenador, del celular o de otros aparatos.

La meta: simplificar
 

La literatura se anticipó utilizando los medios que le son peculiares a las posibilidades técnicas. Hace ya más de 30 años que el escritor Stanislav Lem ideó sus “personoides”, seres artificiales que anuncian el tiempo, comprueban si hay algún amigo cerca, piden libros al gusto de su usuario humano y mantienen su buen humor contándoles chistes. El arduo trabajo de investigación comenzó también por esas mismas fechas, con “Eliza”, una computadora programada en 1966 por Joseph Weizenbaum. El ordenador utilizaba un simple truco al estilo de los psicoanalistas: respondía a las preguntas con otra pregunta del mismo contenido. Así Eliza fingía comprensión.

El camino fue duro, pero el trabajo comienza a dar sus frutos. El intento de crear poderosos sistemas dotados de inteligencia artificial "“ha resultado a menudo demasiado complicado”", afirma Michael Berger, gestor de proyectos para sistemas autónomos inteligentes en Siemens. Agentes con un espectro de labores claramente definido, en cambio, son ya factibles y se están utilizando con buen rendimiento en el campo de la logística y la gestión de cadenas de suministro. Acoplar un gran número de estos agentes para ir constituyendo de esta forma sistemas autónomos se considera hoy, según Berger, "“el camino más rápido y sencillo para alcanzar la inteligencia artificial aplicada"”.

En todo el mundo se está intentando elaborar un software que se ocupe de solucionar problemas humanos definidos con la mayor concreción posible. “Dinámicos, inteligentes y flexibles”, así reza el credo del laboratorio de Berger y sus compañeros de trabajo en el campus de Siemens en Munich. Uno de los primeros proyectos fue el Asistente Personal de Viajes, un agente que hace las veces de agencia de viajes. Este asistente de viajes reúne la información deseada recogiendo información en bancos de datos sobre horarios e itinerarios, planificadores de rutas y servicios de información sobre el tráfico. Además, se encarga de los billetes, del hotel y del estacionamiento.

Los investigadores de Siemens colaboran también en el proyecto LEAP (Lightweight Extensible Agent Platform), auspiciado desde la UE y que pretende crear una plataforma de agentes para teléfonos celulares y asistentes personales digitales. Un ejemplo: la coordinación de equipos de trabajos móviles. Se está experimentando con un sistema para el ADAC (Servicio Alemán de Asistencia en Carretera). Gracias al sistema global de posicionamiento, el programa conoce la ubicación de cada empleado, provee de información técnica a los operarios y los dirige por el camino más corto al lugar de operación más próximo, teniendo en cuenta la información del tráfico en todo momento.

Por muy diversos que sean los proyectos, la meta común es siempre, en palabras de Berger, “"simplificar al máximo: se trata de crear algo que trabaje por mí”". Así, ocurre por ejemplo en @subi Portal, una aplicación que pretende ayudar a los jóvenes a encontrar más fácilmente un puesto de trabajo. Para ello se requiere de una capacidad en la que los ordenadores siempre han sido muy superiores a los humanos: encontrar en cuestión de segundos entre una gran cantidad de datos aquellos que más se ajustan a un patrón determinado, indiferentemente de que se trate de piezas de recambio, pisos, ofertas de trabajo o personas que buscan pareja.

Horizonte ilimitado de ideas
 

Pero el agente es más que una mera función de búsqueda en una base de datos. No se limita a cotejar simples secuencias de signos, sino que conoce las complejas exigencias de su usuario, sus deseos, sus capacidades y su agenda, además de ser capaz de aportar información adicional procedente de diferentes fuentes. Estos conocimientos le confieren un grado de comprensión que le permite actuar por su cuenta.

En @subi Portal, por ejemplo, los candidatos introducen sus datos y sus requerimientos. A continuación, el agente, conociendo el nivel de formación, las preferencias y el lugar de residencia del joven, puede actuar para él y filtrar de los bancos de datos las ofertas más adecuadas. Si la empresa en cuestión se muestra interesada en contratar con la persona propuesta por el sistema se puede concertar una entrevista vía Internet, WAP o SMS.

El horizonte de ideas parece no tener límites y las capacidades que se piden a los agentes son cada vez mayores. Para el proyecto MAP –futuro lugar de trabajo multimedia– subvencionado por el Ministerio Federal de Economía alemán, los investigadores están intentando desarrollar agentes capaces de concertar citas e incluso negociar contratos. En el futuro, el arquitecto deberá poder decirle a su asistente digital que para la obra de la plaza del Ayuntamiento necesita mañana 30 toneladas de cemento. Éste debería ser lo suficientemente agudo como para determinar la oferta más favorable y organizar el suministro.

Las primeras pruebas con MAP se iniciarán este año. Los investigadores de Siemens se encargan de la plataforma apropiada y de los elementos de mando. La seguridad es un tema trascendental, pues es fácil convertir a los serviciales asistentes en astutos malhechores que se dediquen al espionaje industrial, controlen a personas o se apropien de riquezas ajenas. En el caso de los sectores financiero y sanitario hay que velar por que los datos no caigan en manos de quien no deben.

Sin duda, todavía quedan muchos obstáculos que salvar antes de su introducción masiva en el mercado. Un robot informático tiene que ser más flexible y autónomo que los programas existentes: debe estar perfectamente adaptado a su usuario y entender su forma de hablar, ha de procurar fuentes de información, filtrarlas y combinarlas inteligentemente, adaptarse a condiciones cambiantes y comunicarse con otros agentes.

Un agente puede poseer un semblante artificial en la pantalla, que habla, sonríe y gesticula. Algunos especialistas procuran incluso dotar a sus agentes de sentimientos. El investigador de Siemens Jörg Müller expone el caso de un gestor bursátil que informa a su cliente humano de la difícil coyuntura del mercado con el debido tacto. Mientras tanto en la pantalla aparece un monigote con el nudo de la corbata flojo que explica con una mímica expresiva una presentación en PowerPoint.

Una condición importante para que los agentes puedan comunicarse en un Internet más inteligente la constituiría una “red semántica” que no sólo transmitiera signos, sino que entendiera su significado. Según la voluntad de Tim Berners Lee, el director de World Wide Web Consortium (W3C), una red de conocimientos de este tipo podría entrar en servicio dentro de pocos años.

Software normalizado
 

Estos avances dan alas a la fantasía. “Los agentes –augura la investigadora del MIT Patti Maes– "son prótesis de la conciencia; serán nuestros segundos ojos y oídos"”. Según el futurólogo estadounidense Paul Saffo, “en un mundo cada vez más complejo, los hombres necesitarán cada vez más álter egos”. Es decir, agentes digitales que se ocupen de sus asuntos privados y de sus negocios en los más diversos campos.

Otro problema está ya casi resuelto: la estandarización de los componentes de los agentes. A fin de poder crear una gran diversidad de agentes informáticos que puedan conectarse entre sí, hay que establecer acuerdos internacionales para disponer de módulos útiles con los que crear nuevos asistentes virtuales.

La estandarización está ya bastante avanzada desde que un puñado de empresas de primera línea –Fujitsu, HP, IBM e Intel, Motorola, NEC, NTT, Sun Toshiba y Siemens- se asociaron para crear la FIPA (Foundation for Intelligent Physical Agents) y definieron una amplia normativa para la fabricación de ayudantes electrónicos. "“El estándar para agentes –explica el investigador de Siemens y miembro de la directiva FIPA Berger– representa un avance decisivo. A pesar de su aire de ciencia ficción, los agentes informáticos están ya en el umbral de su aplicación industrial”".

Información: www.siemens.com/agenten
Fuente: Tom Schimmeck. Publicado originalmente en la revista New World de Siemens, nº 2, julio 2002