Venezuela, a la búsqueda de estabilidad política y económica

01 dic 2004

La producción de petróleo del quinto exportador del mundo quedó asegurada tras el referéndum revocatorio del pasado agosto que no consiguió echar del poder al presidente Hugo Chávez. A dos años de las próximas elecciones generales al Palacio de Miraflores, el jefe del Ejecutivo estudia poner en marcha medidas que aumenten los ingresos del Estado y le permitan continuar con la estrategia populista de ayuda a los más desfavorecidos del país, más de 17 millones de personas que suponen la base de su electorado.

"“A los países de la OPEP les ratifico que mi Gobierno garantiza la estabilidad del mercado petrolero mundial y la integración de la OPEP para defender los intereses de los pueblos”", afirmó Hugo Chávez el pasado 16 de agosto tras el primer referéndum revocatorio presidencial solicitado popularmente sin precedentes en el mundo. Ante las dudas y las acusaciones de fraude por parte de los partidos de la oposición, el Centro Carter (organización sin ánimo de lucro fundada por el ex presidente norteamericano Jimmy Carter) afirmaba lo siguiente en su informe: "“el pueblo venezolano votó no revocar el mandato del Presidente Chávez: el 59% de la población votó ‘No’ a la revocación y el 40% votó ‘Sí’ a la salida de Chavez.


Tras las palabras del reafirmado presidente de la República Bolivariana de Venezuela sobre el oro negro, el mundo respiró tranquilo. La producción de petróleo del quinto exportador del mundo, productor de casi 3 millones de barriles diarios, cuarto abastecedor de EE UU y miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) quedaba garantizada en un momento en el que el precio del crudo no dejaba de subir ante los riesgos de interrupción del suministro por parte de países como Irak o Rusia.

Estados Unidos, Wall Street concretamente, había mirado con recelo la inestabilidad política del país caribeño, ante el temor de que una eventual derrota de Chávez no fuera aceptada por la coalición de partidos de la oposición y causara disturbios y huelgas que pusieran en peligro el funcionamiento de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PVDSA), tal y como ocurrió en 2003. El descontento de la oposición al conocer su derrota el pasado 15 de agosto provocó repetidas acusaciones de fraude contra Chávez, pero no llegó a provocar huelgas ni disturbios importantes, a pesar de las multitudinarias manifestaciones protagonizadas por los contrarios al presidente venezolano tras conocer el resultado del referéndum.

Aún así, el informe del Centro Carter y las conclusiones de la Organización de Estados Americanos (OEA) y las diferentes misiones internacionales de observación, que garantizaron la limpieza del proceso electoral, fueron esenciales para que las aguas volvieran a su cauce.

La victoria de Chávez provocó una inmediata, aunque ligera, primera bajada del precio barril de Brent del mar del Norte y del de Texas. El Dow Jones también se recuperaba el 16 de agosto y subía en media jornada casi 100 puntos. Así pues, el resultado del referéndum revocatorio, que fue de 5.800.629 (59,0958%) votos para el “No” y de 3.989.008 (40,6393%) votos para el “Sí”, servía para relajar el clima de tensión vivido en los principales mercados bursátiles. La estabilidad interna está garantizada, al menos hasta las elecciones presidenciales del año 2006.

Objetivo: 2006

En los dos años que faltan para esa fecha crucial, el Gobierno de Chávez deberá asegurarse la reelección. Aunque el barril de crudo bajara bastante su precio, algo no demasiado probable, Chávez aún tiene reservas para continuar su línea populista de medidas sociales que le ha permitido seguir en el poder desde 1998. Hace un año, cuando, según las encuestas, sus seguidores disminuían peligrosamente hasta el nivel del 30%, Hugo Chávez asignó 1,38 millones de euros procedentes de los ingresos estatales del petróleo para subvencionar planes de sanidad, educación y alimentación gratuita a favor de los pobres.

Son las famosas “Misiones”, que se desarrollan actualmente en zonas de extrema pobreza. Y es que el 70% de los 25 millones de venezolanos vive en la necesidad o en la pobreza, y siete de cada diez no tiene trabajo o se emplea en la economía sumergida, según la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Este significativo segmento de la población, tradicionalmente abandonado a su suerte, sigue viendo en Chávez a un líder que es como ellos, que habla como ellos y que hace algo por cambiar su destino. Y, por supuesto, sigue siendo el colectivo que vota masivamente en cada referéndum y facilita al presidente su permanencia en el poder.

De adversario a enemigo

A los pobres también deberá dirigirse la oposición para la que ya ha comenzado la cuenta atrás con la vista puesta en las próximas elecciones presidenciales. El frente antigubernamental, agrupado en la Coordinadora Democrática (CD), trata de mantenerse unido y buscar un líder apto para aspirar al Palacio de Miraflores. Su mensaje político y su programa económico deberán estar desprovistos de toda oratoria que induzca a la división, que en los últimos años ha alcanzado cotas difíciles de creer. Los observadores internacionales del Centro Carter alertan de la posibilidad de que continúen las amenazas y las intimidaciones que presionen al electorado a no participar en las elecciones de 2006.

El futuro del país pasa por “"consolidar el modelo económico”", según palabras de Chávez el día de su victoria. Sin embargo, Venezuela no puede presumir de tener un modelo económico claro y sostenido desde hace decenios. El grueso del Producto Interior Bruto (PIB) gira en torno al petróleo: el país se desarrolló rápidamente entre 1940 y 1980 gracias a esos ingresos, que después declinaron. Los Gobiernos de Acción Democrática (AD), de corte socialdemócrata, y los democristianos de COPEI, protagonizaron el bipartidismo entre los años 1958 y 1998, en un momento en que el precio del barril de crudo era muy elevado. Cuando el valor del petróleo se desplomó, el reparto de riqueza a unos y a otros descendió, y también los votos.

Tras el resultado electoral de agosto, una de las medidas que el Ejecutivo de Chávez estudia es la de ajustar los precios internos de la gasolina. El presidente de Petróleos de Venezuela, Alí Rodríguez Araque, reconoció en la rueda de prensa ofrecida en el marco del evento Petróleo y gas, Río 2004 que "“el combustible casi se regala, cuesta menos de 5 centavos de dólar el litro. La medida, aunque no resulte muy popular, podría mejorar considerablemente las cuentas del Gobierno, sobre todo, teniendo en cuenta que los precios de la gasolina venezolana no aumentan desde mediados de 1997".”

Y prosiguió: “"No hay razón para que los venezolanos paguen el precio de referencia internacional de la gasolina, pero en mi opinión deberían pagar un precio que cubra los costos de extracción, los costos de refinación y los de colocación en las estaciones de servicio”".

Perspectivas de futuro

Subir el precio del combustible que los venezolanos consumen y la ejecución de otro tipo de medidas económicas persiguen el despegue de la economía del país. Según portavoces del Banco Central de Venezuela, que han instado al Gobierno a una mayor disciplina fiscal después de los recientes derroches electoralistas, la economía crecerá diez puntos este año. Falta le hace, teniendo en cuenta la caída del 9,2% en el pasado 2003 como consecuencia de la huelga petrolera provocada por la oposición.

En aquel momento, la inflación llegó hasta el 26%, la tercera más alta de América Latina, y el déficit fiscal alcanzó el 6% del PIB. Una de las razones por la que los expertos hacen alarde de optimismo respecto al índice de crecimiento es el precio del petróleo. La elevada subida de los últimos meses, que ha llegado a alcanzar niveles históricos, beneficia a Venezuela, que espera un precio promedio de la cesta venezolana de 29,6 dólares/bolívar, es decir 8 dólares más de lo previsto en octubre pasado y 4 dólares por encima de lo que se registró en 2003.

Paralelamente, la tasa de desempleo parece recuperarse muy lentamente, si bien la mano de obra, compuesta por unos 12,05 millones de personas, crece más rápidamente que el propio empleo. En agosto de 2004, el desempleo se situó en el 14,2 %, frente al 17,8 % del mismo mes de 2003, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Venezuela. La tasa equivale a 1,7 millones de personas. Para este año 2004, el Ejecutivo de Chávez prevé que la recuperación sea de entre el 10 y el 12%.

En la otra cara de la moneda, hay que hablar de la deuda externa, una de las principales preocupaciones de Venezuela, si no el principal problema de su política exterior. Datos correspondientes al año 2003 la sitúan en 35.000 millones de dólares. Cerca del 35% del Presupuesto Nacional para el año 2003 se destinó a amortizar parte de esta deuda externa. Otra de las razones del empobrecimiento de la población hay que buscarla en la continua devaluación del bolívar.

La paridad de la moneda venezolana ha pasado, en pocos años, de 4,30 bolívares por dólar a los 1.850 bs. por dólar en enero de 2003 o los 2.640 bs por dólar en noviembre de ese mismo año. Durante 2004, la fluctuación ha retrocedido bastante hasta llegar a los 1.920 bolívares en el mes de octubre. El resultado es un imparable aumento de los precios debido a la marcada dependencia de las importaciones y al elevado componente extranjero de los bienes y servicios.

Bases de la economía

La producción de petróleo es la principal industria de la economía venezolana: en 2000 representó el 27,4% del PIB, con un aumento del 3,4 %. Se calcula que la República Bolivariana de Venezuela produce unos 3 millones de barriles diarios, una cantidad que se podría elevar considerablemente teniendo en cuenta que dispone de 30.000 pozos de petróleo, y que la mitad de ellos están inactivos. De ese total de producción, exporta casi el 80%, unos 19.000 millones de dólares (2002).

Venezuela ocupa el sexto lugar de países con mayores reservas de hidrocarburos, precedido por Arabia Saudita, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irán. Si se incluye la faja del Orinoco, Venezuela posee la más grande acumulación de hidrocarburos líquidos, al alcanzar los 309 millardos de barriles. En capacidad de refinación, Venezuela es también el primer país, si bien la primera empresa mundial es Exxon/Mobil, seguida de Royal Ducht/Shell, Bp/Amoco, y en cuarto lugar PDVSA (Petróleos de Venezuela).

Tras el petróleo y derivados, las partidas que más exporta Venezuela son, por este orden: aluminio, acero, mineral de hierro, carbón, oro, café y cacao. En cuanto a las importaciones, la principal partida incluye máquinas y aparatos, material eléctrico y sus componentes, seguida de productos químicos, materiales de construcción y productos agrícolas.

Otro de los segmentos que prometen contribuir a la mejora de la economía es el turismo. A pesar de los enormes recursos naturales y paisajísticos de Venezuela, tanto en el interior como en las costas, está poco desarrollado. Desde 1970 hasta 1977, el sector turístico venezolano dependía en un 50% de Estados Unidos y Canadá. Entre 1978 y 1991, este turismo representó el 32%, un descenso que dio cabida al turismo europeo (Italia, España, Alemania y Francia) y de otros países de América Latina. En 1997, se superó por primera vez la barrera del millón de turistas, que se dejaron ingresos de 1.000 millones de dólares: el gasto medio por turista fue de 1.000 dólares.

Sin embargo, en 1998 la cifra descendió a 800.000. Según fuentes del Ministerio de la Producción y el Comercio, en 2002, visitaron el país un total de 431.677 turistas (en 2001 fueron 584.399). El mayor número de visitantes procedía de Estados Unidos seguido de Alemania y Holanda. España ocupa la novena plaza en número de turistas. Para que el turismo despegue realmente, es necesario que Venezuela se empeñe en la mejora de sus infraestructuras.

En los años cuarenta y cincuenta, el país caribeño era la envidia del resto de las naciones del continente y también de Europa. Sin embargo, la falta de una cultura de mantenimiento y la ausencia de inversiones por parte de los diferentes gobiernos provocaron que actualmente las vías de comunicación estén en absoluta decadencia y respondan a las necesidades de un país de los años sesenta y no a las que exige el siglo XXI.

Hoy en día, Venezuela cuenta con apenas 400 kilómetros de ferrocarril que son de uso exclusivo para el transporte de mercancías. Hay en marcha un ambicioso proyecto para dotar al país de 2.000 kilómetros de vía férrea antes del año 2006. Los trabajos ya han comenzado y las obras se están realizando gracias al convenio suscrito entre Venezuela y la República Popular de China. La inversión total supera los 340 millones de dólares. También hay un plan para privatizar los principales puertos del país que adolecen de buen funcionamiento, como los de La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo o Guanta, además de las 17 terminales portuarias destinadas exclusivamente a la industria petrolera.

La mejora del tráfico aéreo es uno de los proyectos estrella ya concluido. Existen siete aeropuertos internacionales: los principales son los de Caracas (Maqueitia), Maracaibo y Maturín. Algunos vuelos no regulares llegan a Porlamar, en Isla Margarita. En cuanto a las carreteras, hay un total de 93.472 kilómetros, de los que 29.954 kilómetros están asfaltados. El transporte interior de mercancías se realiza fundamentalmente por carretera, en condiciones de relativa inseguridad.

Inversores extranjeros

Además del turismo, Venezuela ofrece otras atractivas oportunidades para las inversiones extranjeras que, durante 2003, aumentaron en un 79% para alcanzar los 2,5 millardos de dólares. Según Mercedes Briceño, directora Ejecutiva del Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (CONAPRI), “"Venezuela deberá aprovechar en el futuro las oportunidades de inversión en los sectores de manufactura, telecomunicaciones, minería y electricidad para elevar la captación de Inversión Extranjera Directa (IED)"”.

Estados Unidos es, sin duda, la nación que más ha contribuido al desarrollo industrial de Venezuela. Actualmente están establecidas en el país más de 400 empresas de capital estadounidense operativas en diversos sectores de la economía. La Cámara Venezolano-Americana de Comercio apunta que el empresario dirige su vista hacia el sector petrolero, el petroquímico, la minería, las telecomunicaciones, la producción de pulpa y de papel y hacia las privatizaciones de las empresas básicas situadas en Guayana, principalmente en los sectores del acero y del aluminio.

Hasta 1997, la inversión acumulada procedente de Estados Unidos ascendía a 6.000 millones de dólares, sin contar con los aportes generados por la participación de capitales con origen en Estados Unidos en la industria petrolera. Según la Cámara, las proyecciones indican que en los próximos 15 años las inversiones alcanzarán los 60.000 millones de dólares.

España, por su parte, realizó una inversión directa en 2000 de 59.663.342 millones de pesetas, según cifras de la Superintendencia de Inversiones Extranjeras, SIEX (Venezuela). Por sectores, destaca el transporte y las comunicaciones y la minería. La Cámara Venezolano Española de Industria y Comercio señala que en el país caribeño desarrollan su actividad más de un centenar de empresas españolas, cifra que se espera duplicar en los próximos cinco años.

Entre los proyectos consolidados dentro del sector turístico destaca el llamado “Complejo Margarita Isla Bonita”, financiado por la ONCE por 60 millones de dólares. Además, España tiene una importante presencia en el sector financiero, con una inversión global de 800 millones de dólares. Las operaciones más destacadas en este campo fueron la adquisición del 40% de las acciones del Banco Provincial por el Banco Bilbao Vizcaya y la compra del 90% del Banco de Venezuela por el Grupo Santander, en una negociación que superó los 300 millones de dólares.

También existen inversiones en el sector de las telecomunicaciones por medio de Telefónica de España: posee el 8% de las acciones de la Compañía Nacional Teléfonos de Venezuela. En el sector eléctrico, la presencia española se hace patente con ENDESA, accionista de la empresa Electricidad de Caracas. En el sector petrolero, Repsol adquirió el pozo Mene Grande por 330 millones de dólares. El resto de la inversión española, unos 100 millones de dólares, se sitúa en los sectores manufacturero, alimentario, pesquero y de la construcción.

Las relaciones políticas y económicas hispano-venezolanas son excelentes hoy en día, aunque en la década de los noventa fueron extremadamente complicadas, sobre todo durante el Gobierno de Rafael Caldera, lo que se tradujo en ausencia de visitas oficiales. Actualmente, Venezuela es el cliente número 42 de España, el sexto entre los iberoamericanos y ocupa el puesto 45 en cuanto a proveedores. Las exportaciones españolas tienen una cuota de mercado del 2%, siendo los décimos proveedores de Venezuela y terceros entre los países de la Unión Europea.


VENEZUELA EN CIFRAS
Nombre oficial: República Bolivariana de Venezuela.
Habitantes: 24.654.694.
Tasa neta de crecimiento anual: 1,48% (2003)
Jefe del Ejecutivo: Hugo Chávez Frías, desde 1998.
Producto interno bruto (PIB, cálculo de 2002) : 94.600 millones de dólares. PIB por habitante: 3.800 millones de dólares.
Exportaciones (2002) : 26.200 millones de dólares, de los cuales el petróleo representa 19.000 millones; aluminio, acero, productos químicos, mineral de hierro, cigarrillos, plásticos, pescado, cemento y papel. Principales mercados (2002): Estados Unidos 43%, Brasil 2,6%, Colombia 13%, Países Bajos 5%, México 4,7%, Ecuador 4%.
Importaciones (2002) : 12.300 millones de dólares: maquinaria y material de transporte, manufacturas, material de construcción. Principales proveedores: Estados Unidos 32,7%; Colombia 7,7%; Brasil 6,4%; Alemania 4,9%; Italia 4,3%.
Tipo de cambio (noviembre, 2003): 2.640 bolívares por dólar.


HUGO CHÁVEZ
Hugo Chávez Frías prorrumpió en la escena política de Venezuela en 1992 como artífice de un golpe de Estado frustrado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, en aquel entonces extremadamente impopular por sus numerosos escándalos de corrupción.

Como consecuencia, fue enviado a la cárcel hasta 1994. A pesar de ello, alcanzó una popularidad sin precedentes que, unida a su promesa de terminar con el sistema bipartidista que había gobernado al país desde la consolidación de la democracia en 1958, le hizo conseguir la presidencia de Venezuela en 1998. Provocador y campechano, el actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela ha transformado la política del país con estrategias populistas a favor de los pobres, un segmento de la población que alcanza la desmesurada cifra del 70%.