Nuevos hábitos de consumo revoluciona el sector del packaging

01 jul 2002

Los rápidos cambios en los hábitos de consumo de la población están marcando el vertiginoso ritmo con que evoluciona el sector del packaging. Para hacer frente a las nuevas exigencias del mercado, los fabricantes de envases están obligados bien a concentrarse, bien a especializarse si quieren sobrevivir.

Ante este panorama, la empresa Envases del Vallés (EDV) ha optado por canalizar sus esfuerzos hacia la producción de envases rígidos para la alimentación, un producto que ha situado a esta firma catalana como líder del sector en Europa y segunda en el ámbito mundial. EDV tiene a sus espaldas más de 20 años de historia dedicados a la fabricación de envases para el sector de la alimentación.

La empresa que constituyó José María Pursals en 1972 inició su actividad produciendo recipientes para el mercado lácteo, pero desde hace 15 años su negocio ha virado hacia dos artículos finales: los envases barrera de atmósfera modificada, con fechas de caducidad de entre dos semanas y seis meses (alimentos frescos), y los envases de larga duración, preparados para conservar los alimentos durante más de un año (alimentos esterilizados).

"“Nos hemos especializado en la fabricación de estos envases rígidos de media y alta barrera. Están compuestos de materiales de lámina plástica multicapa, lo que requiere una tecnología compleja y de última generación, tanto en la selección de la materia prima como en el diseño y el proceso de producción”", explica Jordi Pursals, actual director general de EDV y presidente de la EFPA, una de las principales asociaciones empresariales europeas del sector del packaging. Precisamente, la mejora de la calidad de los envases ha provocado el aumento de la fecha de caducidad de muchos alimentos.


Nuevos hábitos de consumo

Como todo producto del mercado, el envase de alimentación debe adaptarse a las necesidades de la sociedad que lo consume. Sin ir más lejos, un pequeño electrodoméstico como el microondas ha sido el factor que ha dado un gran impulso al sector del packaging, si bien no ha sido el único que ha contribuido a sus buenos resultados.

La aparición de familias monoparentales y la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral han reducido las horas dedicadas a la cocina, primando cada vez más la comodidad y rapidez por encima de la elaboración tradicional: alimentos precocinados, congelados, o listos para tomar... adquieren posiciones en la lista de la compra diaria de los consumidores que, con un ritmo de vida cada vez más ajetreado, ven en esta nueva modalidad de alimentos la solución a su falta de tiempo.

Otro ejemplo destacado de la influencia de los hábitos sociales en el sector es la tendencia cada vez mayor al consumo de alimentos en raciones individuales. Desde quesos hasta sopas, pasando por pastas, legumbres o arroces, multitud de productos se envasan hoy individualmente para mayor comodidad de los consumidores. Siguiendo esta línea, EDV es actualmente el productor de la mayor parte de los microenvases de plástico que después se destinarán a los servicios de comidas que se ofrecen en los aviones.

Por otra parte, cabe destacar el creciente interés del cliente final por la calidad, lo que ha llevado a un crecimiento de la fabricación de envases para ciertos alimentos que hace tan sólo unos años se vendían sin envoltorio ni recipiente. Así, en las grandes superficies hasta la fruta y el jamón se presentan envasados como garantía de calidad del producto ante un consumidor cada vez más exigente.

Investigación y desarrollo

EDV destina un 3% de sus ventas a I+D ya que un envase de estas características requiere un proceso de investigación y desarrollo que oscila entre los 6 y 18 meses antes de lanzarlo al mercado. Tal inversión constante se explica por las situaciones adversas a las que deben hacer frente estos recipientes (temperaturas extremas, grandes periodos de almacenamiento, un transporte de larga distancia, etc.).

Por esta razón, se comprueba su resistencia simulando las circunstancias ambientales a las que se someterá el producto, como por ejemplo la presión atmosférica de un avión si el envase se tiene que distribuir por este medio de transporte. Para ilustrar esta complejidad con más detalle, Pursals cita el caso del producto estrella de la casa: un envase de sopa Heinz que actualmente se comercializa sólo en el extranjero.

Al cliente le mandamos el recipiente que utilizará para rellenar con sopa, así como la lámina superior para cerrarlo. Una vez sellado, lo introduce en una cámara de vacío durante 40 minutos a 120ºC a fin de esterilizarlo. Tras este proceso, el producto que se almacena —puede estar en stock dos años— hasta que se distribuye a los puntos de venta, lo compra el consumidor y lo calienta en su microondas"”, explica.
 

El proveedor se acerca al cliente

La compañía tiene una clara vocación internacional. El 80% de su producción se exporta a Europa, Asia y Estados Unidos—, lo que provoca un aumento, año tras año, de sus dimensiones y facturación, que crecen por encima del 10% en cada ejercicio. En 2001 la cifra de ventas se ha situado en 27 millones de euros y la previsión de ingresos para este año es de 31 millones de euros.

Estos datos son el reflejo de la evolución de esta empresa familiar que se ha convertido en una multinacional con presencia en cuatro continentes y con una gran capacidad de adaptación a los caprichos de un mercado internacional dominado por la gran distribución.

A principios de año, Envases del Vallés inauguró una planta en Melbourne (Australia) que, inicialmente, dispone de líneas de termoformado para la producción de 80 millones de envases, con la posibilidad de ampliar este número hasta los 300 millones. Desde esta factoría se abastecerá toda la zona de Asia Pacífico. Es la primera planta que la compañía ha puesto en marcha fuera de España con miras a garantizar un suministro global a sus clientes.
 

Envases del Vallés tiene la intención de comenzar a comercializar sus productos en Estados Unidos, con lo que se convertirá en la primera empresa europea del sector en entrar a formar parte de este mercado



Además, a finales de 2002 estará en funcionamiento una delegación en Estados Unidos, un mercado muy competitivo y endogámico donde el 95% de los productores de envases son autóctonos, un dato que no parece amedrentar al responsable del grupo catalán:

"“Nuestros clientes son grandes multinacionales del sector de la distribución y la gran mayoría son de origen norteamericano, con lo cual ya conocemos bastante bien el terreno. Tenemos la intención de ser la primera empresa europea del sector en entrar en el mercado estadounidense"”, reconoce Pursals.

La fortaleza de las empresas de este país y su fuerte inversión en innovación son los grandes retos que deben superar los empresarios foráneos que quieran hacerse un nicho de mercado en Estados Unidos. Asimismo, el talante internacional de esta empresa necesita de una red logística de ámbito mundial con empresas de diferentes sectores implicadas en el proceso.

Un ejemplo es cómo EDV envía las láminas de plástico a su planta de Melbourne donde les dan forma, después se mandan los envases a Filipinas para que sean llenados de frutas para posteriormente volver a los centros comerciales europeos donde se comercializan.

A fin de gestionar una cadena logística de tal envergadura, “"hemos subcontratado la totalidad de estos servicios a grandes operadores logísticos que se encargan de todo el proceso. Así nosotros podemos centrarnos en la fase de estudio, diseño y fabricación de los envases, sin tener que pensar cómo enviarlos a Australia o cómo van a regresar a Europa"”, subraya el director general de la empresa.

Por otra parte, todos los clientes de EDV están en países con alto poder adquisitivo y son grandes marcas con una fuerte presencia en el sector de la distribución, como Danone, Hero, Oscar Mayer o Kraft. “"Todo lo que se produce en el sudeste asiático viene a Europa o Estados Unidos; nuestros productos no se comercializan en países pobres", —explica Pursals—. "Es en los ricos donde hay más bienestar y competencia, por lo que un buen embalaje es determinante para suscitar la decisión de compra del consumidor"”.

En la actualidad EDV produce anualmente unas 17.000 Tm de envases, que distribuye por todo el mundo mediante una política de acercamiento al cliente para garantizar la flexibilidad del proceso a escala internacional. Según Pursals, "“a los clientes les da igual desde donde les suministres, ellos lo que quieren es tener los costes más bajos, un envase atractivo y la logística lo más cerca posible”.

Con el objetivo de aumentar su producción, el año pasado se inauguró también, junto a su planta central de elaboración de láminas en Llinars del Vallés (Barcelona), una segunda factoría de 2.000 m2 dotada de equipos de refrigeración y filtrado de aire que garantizan un clima totalmente aséptico.

Sus cuatro líneas de fabricación de envases elevan la capacidad total de la planta a 500 millones de envases barrera. Estas instalaciones además incluyen el nuevo centro de I+D, en el que trabajan un equipo de seis personas dedicadas exclusivamente al desarrollo de innovadores productos.

Fuente: Anna Díaz y Cristina Espelta
 


¿A quién afectan las leyes?

En los años noventa se produjo un significativo cambio en la legislación sobre envases que afectó tanto a fabricantes como a clientes de forma radical. Fue el Gobierno alemán, presionado por “los verdes” de su país y por unos ciudadanos preocupados por el medio ambiente, quien instó a la Unión Europea a establecer unas leyes más estrictas que regulasen la acumulación de envases y el espectacular crecimiento de vertederos.

Siguiendo la iniciativa alemana, otros países de la Unión Europea como Francia Bélgica, Holanda, Dinamarca y Austria adoptaron normativas nacionales para gestionar los residuos de sus envases. Con el objetivo de armonizar todas las legislaciones que sobre esta materia fueron decretando los países miembros, en 1994 la Unión Europea aprobó la Directiva 94/62/CE de envases y residuos de envases.

A fin de incorporar esta Directiva a la legislación española, el Gobierno ejecutó tres años más tarde la Ley 11/97 de Envases y Residuos de Envases. Tal normativa afecta a fabricantes de envases y a los agentes que participan en la cadena de distribución de los productos envasados, entre los que se encuentran envasadores, importadores, mayoristas y minoristas.

Establece dos vías alternativas para que cada compañía pueda cumplir con sus obligaciones: la aplicación del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (DDR) o el empleo del Sistema Integrado de Gestión (SIG) de residuos de envases y envases usados.

Si se utiliza la primera vía, los envasadores, los comerciantes de productos envasados, o cuando no sea posible identificar a los anteriores, los responsables de la primera puesta en el mercado de los productos envasados, deben cobrar a sus clientes, hasta el consumidor final, una cantidad individualizada (fijada por el Ministerio de Medio Ambiente), por cada recipiente que sea objeto de transacción.

Asimismo, aceptarán la devolución o retorno de los residuos de envases y envases usados, devolviendo la misma cantidad cobrada anteriormente. No obstante, los envasadores sólo están obligados a aceptar esta devolución y retorno de aquellos envases puestos por ellos en el mercado. Si, en cambio, estas compañías participan en un SIG no tienen la obligación de implantar el DDR.

En este caso, deben identificar los envases mediante un símbolo, que será el mismo en todo el territorio donde actúe dicho sistema, como por ejemplo el Punto Verde. De este modo, el SIG tiene como finalidad la recogida periódica de envases usados y residuos de envases en el domicilio del consumidor o en sus proximidades, para posteriormente realizar una gestión adecuada de acuerdo con lo expuesto en la ley. A su vez, estos sistemas tienen que ser autorizados en cada comunidad autónoma por el órgano competente correspondiente.
 


EDV y el medio ambiente

El sector del packaging está mostrando en los últimos años un cambio de actitud con respecto al medio ambiente, impulsado en gran parte por la actual normativa de envases y residuos de envases. En este sentido, EDV selecciona las materias primas, así como realiza las diversas fases de producción, almacenaje y distribución del producto y sus subproductos, según su propio sistema de gestión medioambiental basado en la norma ISO 14001, de la que obtuvo la certificación en enero de 1999.

Esta norma está relacionada con el impacto que la actividad de la empresa ejerce sobre el medio ambiente y con la adecuada recuperación de los residuos. Asimismo, la compañía ha puesto en marcha un sistema para gestionar dicho impacto y ha llevado a cabo iniciativas a escala local en Llinars del Vallés como, por ejemplo, la instalación de puntos de recogida de pilas usadas.

Además, ha desarrollado una gama de avanzados productos con tecnología propia, Envalight, que gracias a su poco peso y a los materiales que lo componen reduce el impacto ambiental de forma considerable.