Un mantenimiento impecable

01 mar 2008

Casi del mismo modo que el cuerpo humano necesita pasar chequeos médicos periódicamente para controlar su estado de salud, los almacenes automáticos requieren de revisiones regulares para verificar que todo funciona a la perfección.El buen mantenimiento de una instalación automática asegura que pueda funcionar al mejor nivel de eficiencia durante toda su vida. Una puesta a punto de todos los componentes, junto con las pertinentes actualizaciones del software que se utiliza para gestionarlos,permiten que la instalación trabaje como el primer día.

Y todo esto no es solo una cuestión de duración de las instalaciones, ya que un almacén que no está en óptimas condiciones podría ocasionar una serie de problemas que harán perder a la empresa tiempo y dinero debido a las paradas que sufrirá. Éstos y otros factores evidencian la importancia que tiene el trabajo de mantenimiento, un trabajo del que se ocupan los técnicos electromecánicos y los ingenieros de software.

 

Mantenimientos

Antonio López, responsable de posventa de Mecalux en Madrid, explica que “habitualmente se efectúan cuatro tipos de mantenimiento: el preventivo, el correctivo, el informático con teleasistencia y el de asistencia en la planta (también denominado de conducción de la instalación). En función de las características concretas del almacén que posee y de los intereses de su empresa, el cliente contrata entonces un tipo de servicio u otro”.

Los trabajos preventivos consisten en la ejecución de una serie de tareas en la instalación automática que están perfectamente previstas, preparadas y organizadas. Todas estas labores se encuentran en el denominado Plan Anual de Mantenimiento y los equipos de trabajo saben desde primeros de año cuales serán las que se deberán efectuar en cada almacén. El periodo de realización de cada uno de los mantenimientos preventivos depende de diversos factores y puede ser semanal, mensual, bimestral, anual, etc.

Las tareas sencillas y rutinarias que se hacen todos los días no suelen estar incluidas dentro de este plan porque normalmente se limitan a la limpieza. Evidentemente, es vital que todo se encuentre muy limpio porque un simple papel tirado delante de una fotocélula podría hacer que ésta no funcionase.

El denominado mantenimiento de conducción lo realizan los equipos técnicos de Mecalux, que están permanentemente en las instalaciones del cliente. En algunos almacenes hay técnicos en cada uno de los turnos de trabajo de la empresa y otras veces están como apoyo de los especialistas que trabajan para el usuario.

 

Amplias tareas

Los grupos de trabajo encargados de ejecutar esta clase de mantenimiento tienen diferentes cometidos, entre ellos, el arranque y el paro de la instalación al comienzo y al final de cada jornada laboral. Ofrecen todo tipo de asesoramiento y ayuda a los operarios que trabajan por parte del cliente,desde cuestiones tan sencillas como el atasco de un papel en una máquina a otras más complejas como el recambio de un elemento mecánico.

En un almacén automático se pueden producir incidencias muy simples, como una pérdida de tracking (el transelevador pierde la última orden que se le ha transmitido) o el desvío de una carga en un transportador, producidas simplemente por el uso cotidiano indebido de las instalaciones. Este tipo de circunstancias, que suelen ser motivadas por elementos externos a los equipos, se resuelven en el momento y es posible que su resolución no conlleve más que unos minutos de trabajo.

En el caso de que surjan incidencias más importantes, las directrices para solucionarlas son diferentes. Los encargados del trabajo en la línea de producción son los mismos que tendrán que iniciar el mantenimiento correctivo en un primer momento. Un rearme puede solucionarse pulsando un botón, sin embargo, una avería podría requerir la sustitución de un elemento, y por tanto, el proceso llevará algo más de tiempo y el trabajo de más técnicos.

Por otro lado, la elaboración de un parte de incidencias va implícita en este mantenimiento correctivo. De este modo, es posible elaborar una completa base de datos en la que se refleje el histórico de incidencias producidas en la instalación que permitirá la mejora del funcionamiento, no solo de ésta, sino también de las que se instalen en el futuro.

El conjunto de trabajos de mantenimiento que se realizan a un almacén están incluidos dentro de los contratos habituales que se firman con los clientes, que bien pueden hacerse en la propia instalación (cuando se cuenta con equipos de asistencia en la producción), o bien fuera de la misma. En las instalaciones donde no hay equipos de forma permanente se oferta un plan de mantenimiento anual y un contrato que incluye diferentes labores preventivas. Estos contratos de mantenimiento permiten planificar de forma adecuada los trabajos con suficiente antelación.Solo así es posible maximizar y mantener el nivel productivo de la instalación.

 

Servicio a la carta

A la hora de instalar un almacén automático,el departamento de posventa asesora al cliente sobre el servicio que más le conviene en función de las características de su almacén y de las necesidades que tenga su empresa. No siempre los almacenes más grandes son los que necesitan mayor mantenimiento.

Antonio López explica que para los equipos de mantenimiento “es mejor ir un día al mes durante cuatro horas a una instalación que un día al trimestre durante 12, ya que así tenemos más contacto con la misma y el cliente está más tranquilo debido a la periodicidad de las visitas”.En algunas ocasiones existe la posibilidad de que se solicite un tipo de mantenimiento que no estaba previsto en el plan que se le había ofrecido inicialmente por tratarse de maquinaria o sistemas fabricados por otras empresas. Cuando esto sucede, suele prestarse el servicio aunque se cuenta con el apoyo de las compañías fabricantes de dichos elementos.

 

Contra incendios

Tras la instalación de un almacén automático también podría vivirse la circunstancia de que el cliente pida, por ejemplo, que se añadan al plan de mantenimiento las revisiones de su sistema contra incendios. En estos casos especiales, Mecalux también contempla incluirlas en el plan y poder dar así una cobertura más completa al usuario. Son muchos los almacenes automáticos que dependen de una única máquina o equipo, que en cierto modo es el corazón de las instalaciones, por tanto, si esa máquina se para, por cualquier motivo, el trabajo puede detenerse también.

Esto suele ocurrir en aquellos silos que funcionan como un pulmón de producción.Un ejemplo claro podría ser el almacén de una gran central lechera donde el producto no solo se almacena, sino que entra, pasa un periodo de cuarentena en las instalaciones y luego se expide, es decir, lleva implícito un proceso de producción muy concreto.

 

Centros de distribución

Sin embargo, hay otras instalaciones que simplemente funcionan como centros de distribución, con lo que el trastorno que supone un paro de las máquinas es completamente distinto.En este último caso no es necesario detener la producción para emprender un mantenimiento preventivo o una reparación, sería suficiente con programar adecuadamente la llegada y salida de mercancía al almacén durante un breve periodo de tiempo.

No es extraño encontrar actualmente almacenes que funcionan 24 horas al día los 365 días del año, sin embargo,en cualquier línea tienen que producirse paradas técnicas porque resulta inevitable: no existe una instalación que pueda funcionar toda su vida útil sin revisarse periódicamente.No obstante, los técnicos pueden aprovechar las paradas de la producción para hacer los trabajos de mantenimiento o bien ajustarse lo más posible a ellas.

 

Soluciones telefónicas

Los clientes que lo deseen también tienen a su disposición el llamado servicio de asistencia técnica o disponibilidad telefónica. Esta opción va estrechamente unida al mantenimiento correctivo y consiste en esencia en proporcionar una respuesta a los problemas de la instalación en un tiempo mínimo establecido.“Nos comprometemos a acudir inmediatamente a la instalación con dos técnicos especialistas. Una vez allí, el tiempo que se tarde en solucionar la incidencia dependerá evidentemente de las características de la misma”, asegura Antonio López.

Para responder eficazmente al compromiso adquirido con los clientes que contratan la asistencia telefónica,existen equipos de mantenimiento en diversas delegaciones repartidas por todo el territorio español como las de Barcelona, Madrid, Gijón, Vigo, Valencia, Alicante, Murcia y Sevilla. El tiempo de respuesta puede oscilar entre una y cuatro horas.

Una vez que los técnicos han sido informados de la incidencia, se procede de dos formas. Los equipos pueden acudir a la instalación para efectuar el trabajo in situ o bien pueden solucionarlo mediante control remoto. Este último servicio se denomina telemantenimiento o mantenimiento informático y permite que los técnicos puedan controlar a distancia el software del almacén automático. Este sistema evita los desplazamientos y posibilita el acceso a las incidencias de una forma mucho más rápida y eficaz.

 

Asegurar la inversión

Todos estos servicios que se desarrollan en los almacenes automáticos tienen una gran relevancia porque garantizan la inversión del cliente. El mantenimiento de las instalaciones resulta de vital importancia para asegurar no solo su duración en el tiempo, sino también para obtener una utilización óptima de los activos productivos que permita que la producción sea eficiente con los mínimos gastos.

Según las explicaciones de Antonio López, queda claro que el tamaño del silo no es el único condicionante a la hora de determinar el tipo de mantenimiento, sino que otros factores como el número de equipos o las condiciones de trabajo en el almacén también deben tenerse muy en cuenta. López explica a modo de ejemplo que “cuando se realizan tareas de mantenimiento en un almacén de frío se requiere más tiempo, aunque la operación sea sencilla, ya que debido a las bajas temperaturas hay que parar cada 40 minutos para salir momentáneamente a temperatura ambiente”.

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SINGULARIDADES DEL TRANSELEVADOR

Entre todos los componentes que forman un almacén automático, el transelevador es sin duda el elemento estrella de la instalación y el que tiene una estructura más compleja. Por estas razones requiere muchas más horas de mantenimiento que otro tipo de equipos mecánicos como los transportadores, que a pesar de estar compuestos por elementos y modelos mucho más variados, son más sencillos.

 

Más esfuerzo

Además, el tipo de operaciones que se realizan a los transelevadores implican más esfuerzo debido a sus grandes dimensiones. Por ejemplo, el motor de un transelevador puede pesar entre 100 y 200 kilos, por lo que si fuera necesario cambiarlo, los trabajos correctivos serían complicados y requerirían más tiempo y dedicación que en el caso de piezas pequeñas.

 

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SEGURIDAD DE LOS EQUIPOS

Los almacenes automáticos funcionan sin necesidad de que los operarios tengan que estar en contacto con los equipos, por lo tanto, la seguridad de los trabajadores no es competencia directa del servicio de mantenimiento. Sin embargo, quienes realizan esta clase de tareas deben seguir una serie de normas de seguridad y para ello reciben los correspondientes cursos de prevención de riesgos laborales.

Además, aunque cada vez es menos usual, hay almacenes semiautomáticos en los que el operario puede ir subido a algún equipo, por ejemplo, a un transelevador.Éste, como cualquier otra máquina, debe llevar todas las medidas de seguridad pertinentes que el trabajador debe conocer a la perfección. Asimismo, cuando se pone en marcha una instalación de esta clase, la empresa recibe una serie de indicaciones precisas para que conozca los diferentes riesgos que puede conllevar el trabajo diario en ella.

 

Precauciones

Como comenta Antonio López, responsable de posventa de Mecalux en Madrid, los grupos de trabajo normalmente se componen de dos o más personas por cuestiones de seguridad, ya que a veces se hacen revisiones o reparaciones a gran altura y no es adecuado que un operario trabaje solo.También es muy recomendable que operen en grupo en aquellos almacenes en los que puedan crearse situaciones de riesgo como, por ejemplo, en una planta de frío donde hay que evitar que alguien pudiera quedarse encerrado en una cámara frigorífica.

 

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LA IMPORTANCIA DEL SOFTWARE DE CONTROL

Toda instalación automática consta de una serie de equipos y subsistemas electromecánicos que se dividen en tres partes muy bien definidas: las estanterías; los equipos mecánicos para el movimiento de la mercancía (transelevadores, transportadores, elevadores, etc.); y el sistema de gestión y control del almacén.

El sistema de gestión puede indicar dónde almacenar, cuándo almacenar y qué almacenar, mientras que el de control es el que hace, entre otras tareas, que una carga vaya desde un punto de origen a otro de destino dentro del mismo almacén. Todo este sistema electromecánico se recoge en un PCo en un PLC: un autómata programable que reúne toda la información sobre el estado de la instalación. Cuando algo falla puede trasladarse al control remoto para solucionarlo de manera inmediata, y de esta forma la productividad de la empresa no se verá afectada.

 

Alta precisión

Además, se emplean distintos tipos de avisos en el almacén como balizas luminosas o sistemas sonoros de alarma, para que los operarios sepan que se ha producido alguna incidencia en los equipos.Por ejemplo, si se produce un fallo en uno de los transelevadores, los distintos dispositivos de aviso se ponen en funcionamiento.

Es entonces cuando resulta necesario acceder a un sistema de visualización de fallos mediante un ordenador que trabaja con una excelente precisión, que podría llegar a detectar un fallo hasta en el freno del motor de unas horquillas.