Por qué apostar ahora por la Supply Chain Management

20 mar 2002

Últimamente las escuelas de negocios o de formación de directivos están convocando seminarios y ponencias sobre el concepto Supply Chain Management (SCM). Los temarios hablan de stock, eficiencia productiva, rentabilidad corporativa e incluso de un ROI (retorno de la inversión que una organización busca cuando implanta un sistema informático) de menos de seis meses.

Muchos empresarios se preguntarán por qué ahora, qué aporta de nuevo este concepto o de qué moda tecnológica se trata. Pues bien, de nuevo no aporta nada, al menos conceptualmente, y de moda tecnológica tampoco, es sencillamente una necesidad empresarial. Por lo tanto, debe tratarse con suma delicadeza y precisión.

Esta necesidad de soluciones SCM es una consecuencia directa de la erosión continuada de los márgenes de las compañías y el BAIT (beneficio antes de intereses e impuestos). La globalización, el aumento de la competencia y el crecimiento en volumen, pero no en margen, hacen que las empresas, hasta ahora boyantes, empiecen a necesitar un poco de humildad y comiencen a mirar hacia adentro, a sus procesos internos. En definitiva, a redefinir su propia cadena de suministro.

Eso sí, la tecnología (Internet, capacidad de cálculo, herramientas OLAP para DataWarehouse y análisis cruzados de datos), además de actuar como efecto multiplicador de conceptos "clásicos" tales como la logística integral o la teoría de restricciones, tiene un momento que hay que aprovechar.

Hay sectores, como la automoción, que ya llevan más de veinte años aplicando los conceptos de logística integral, lean manufacturing y just-in-time (JIT). Estas empresas ya hicieron este ejercicio en su momento, consiguieron sobrevivir en los ochenta y seguir siendo rentables.

Por el contrario, otros sectores, tales como el de bienes de consumo o el informático, han ido viendo degradarse su rentabilidad corporativa hasta niveles preocupantes. Por ello iniciaron, no sólo en el ámbito nacional sino también en el internacional, el diseño de unas líneas de actuación y de interrelación para conseguir esta eficiencia en la cadena de suministro.

En el de los bienes de consumo se adoptaron los acuerdos ECR (Efficient Customer Response) o el CPFR (Consumer Planning and Forecasting Replenishment). Mientras tanto, algunos sectores hacían esfuerzos mastodónticos por crear un EDI (intercambio electrónico de datos) estándar que redujera sus costes operativos, como el Rossetta-net, y otros las ven venir lentamente, tal como le sucede al farmacéutico.

Si bien el mercado europeo es muy sensible a estos temas, en la mayoría de las empresas nacionales apenas existían, hasta hace poco, presupuestos en sus planes de sistemas para dedicarlos a estas soluciones SCM. Aún la preocupación sigue centrada en el euro, el ERP (Enterprise Resource Planning: software estándar de gestión), que no acaba de arrancar, o en el cuadre del stock en el almacén. Sólo algunas compañías líderes en sus respectivos sectores han visto y solucionado esta problemática excelentemente. El resto todavía no lo ha hecho.


Funcionalidades necesarias

Ahora que tenemos un presupuesto para una solución SCM, nos enfrentamos al reto de elegir el software adecuado. La pregunta es: ¿por qué necesito otro software, si acabo de comprar un ERP y he conseguido que funcione?

La cruda realidad es que los actuales ERP carecen de ciertas funcionalidades:

-No pueden simular on-line los diferentes modelos de comportamiento de la demanda de los clientes.
-No están capacitados para comparar los resultados de las previsiones, la realidad y los diferentes escenarios a partir de parámetros objetivos, como días de stock y costes operativos.
-Faltan soluciones End-to-End que integren demanda, producción y distribución bajo un entorno colaborativo de información.
-Se necesitan herramientas de gestión de capacidad y optimización de procesos productivos con simulación on-line, entornos gráficos, Gant, Pert y re-scheduling on-line, todo integrado y operativo.
Se podría decir que los ERP sirven para un ajuste grueso de la operativa, pero para conseguir el ajuste fino (y esto significa un par de puntos de BAIT) se necesita una solución SCM.

También hay que tener en cuenta que no todo se puede tener en el mismo paquete, por el mismo precio y que funcione a la primera. A veces las modificaciones posteriores y el ajuste real del ERP, porque "no era tan integrado", suponen un coste de adaptación que llega a superar el del software estándar.
 

Soluciones americanas o europeas

Otra fase importante es que muchas veces las soluciones SCM se presentan sin un presupuesto cerrado. Determinados proveedores ofrecen un precio en función de los beneficios obtenidos durante un determinado periodo de tiempo en la compañía. Esta opción es muy habitual en la cultura anglosajona y, con los volúmenes que se mueven, los ROI apenas llegan a seis meses. Sin embargo, aquí en la cultura mediterránea esto podría parecer un "abuso".

Por ello y por otras muchas razones es importante pensar en soluciones SCM europeas que no vengan del otro lado del Atlántico con tarifas y consultoras multimillonarias. Quizás para las empresas cuyos centros de decisión están en Estados Unidos, el Reino Unido o Alemania no importan las inversiones de varios dígitos. Pero para el resto de los mortales, multinacionales con sede nacional y salarios nacionales, ya es hora de que exista una solución correcta, en su preciso momento y a un precio justo.

Y tal como decía Eliyahu M. Goldratt: "La meta es ganar dinero". De este modo, para no volver a repetir el problema en los próximos ejercicios de no encontrar una empresa facturando más y no ganando más, debemos tratar la Supply Chain con el rigor y el presupuesto que exige.

Fuente: Sergio Alarcón, gerente de
Soluciones SCM (Supply Chain Management), Transciel España
(salarcon@transiciel.es)