Fabricar arquitectura

27 mar 2014

Lejos del funcionalismo de hace unos años, las factorías del futuro compiten por una arquitectura que sirva de tarjeta de presentación por su atractiva estética o que hable de valores medioambientales y de un mejor entorno sociolaboral.Así lo han entendido, Ricola, BMW, Skoda, Novartis o Telefónica, entre otras.

El cliente actual empieza a pedir formas estéticas, algo que antes apenas se consideraba para la industria. “Hoy, el ocupante quiere además un jardín bonito y una caja diseñada con cierto gusto”, afirma José Antonio León, vicepresidente de la consultora inmobiliaria CB Richard Ellis. Y es que la sede de una empresa es también marketing para la compañía.

Asimismo están adquiriendo importancia los elementos de servicios. Ahora, cuando proyectas una macrourbanización empresarial, piensas en zonas deportivas, de recreo, guardería... Eso va a ser el futuro”, añade el especialista sobre las tendencias en cuanto a naves y arquitectura industrial.

Porque en un principio y salvo honrosas excepciones –la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla,del siglo XVIII; o la fábrica de Bonaplata, creada en la Barcelona industrial un siglo antes, por buscar un par de obras de nuestra península– primó el funcionalismo absoluto a la hora de construir.

Eran tiempos donde el último fin de la arquitectura era su utilidad. Hoy las grandes empresas saben que la imagen de una corporación está en todo: desde cómo se saluda en la recepción a las paredes del propio edificio, fábricas incluidas. Así, la arquitectura como símbolo deja de ser una disciplina de los poderes políticos para responder también al poder económico.

Y ahí es donde entran en juego los grandes estudios, los arquitectos de renombre mundial y una nueva forma de hacer imagen desde las paredes de las factorías y almacenes. Y en ese afán por vestirse de lujo, también las grandes capitales parecen competir, como en la Edad Media, cuando convertidas en ciudades-estado luchaban por quién tenía más poder. Basilea, en Suiza, sería un ejemplo de paraíso de tendencias arquitectónicas, de feroz carrera por ver quién luce más y responde mejor a esta nueva sensibilidad de las empresas.

 

Entre vino y vigas

Y dentro de los gremios, algunos sectores parecen liderar esa carrera por estar a la última en arquitectura. En España,no hay más que ver el mundo del vino, donde grandes como Rafael Moneo, Santiago Calatrava, Frank Gehry, Zaha Hadid o Jesús Manzanares han creado las bodegas de los caldos de las mejores marcas nacionales.

Todos ellos representan una apuesta clara por otorgar a sus enseñas otro valor añadido al marketing tradicional, el del arte. Pero no es el único sector que ha buscado en los arquitectos una manera de que el público vea en ellos una forma de contar diferente. Logismarket recorre varias de las sedes y fábricas europeas de algunas marcas del ámbito del motor más emblemáticas por diseño y arquitectura.

El Grupo BMW encargó a Coop Himmelblau su sede en Múnich. Su obra trasladaría a la arquitectura el espíritu de su tan repetido anuncio: “¿Te gusta conducir?”. El propósito, tanto tras el eslogan como en sus oficinas es claro: una invitación a sentir. Recubierto de una piel de cristal, el edificio se estructura sobre un amplio y versátil vestíbulo con una enorme cubierta escultórica que termina rizándose para formar un doble cono que emerge contiguo al edificio principal.

En el interior el espacio fluye creando subespacios con densidades especiales. El corazón es la zona de entrega de vehículos Première. Encima, cuelgan las salas de visita de los clientes, con vistas al salón de actos. Por su parte, la casa McLaren, obra del arquitecto Norman Foster, no se queda atrás. Su propuesta es una planta semicircular que termina en un lago, parte integral de su sistema de enfriamiento.

La fachada principal del área que da al lago es una pared de cristal curvada, un espectáculo desde el interior para sus trabajadores, y para el público que accede al edificio. Como techo cuenta con una marquesina en volado.

 

La factoría Skoda

En esta peculiar carrera por la belleza, resulta obligatorio hablar de la Skoda Modular Factory, la nueva planta de ensamblaje que incorpora un nuevo sistema de ejecución basado en estructuras modulares.

El patrón sobre el que se articula pasa por la espina dorsal del edificio: un nervio central por donde transitan todos los comandos de control. Desde ese eje se ordenan los espacios de trabajo por equipos, las áreas de salida, las salas de reunión, las instalaciones sociales, y también los despachos de gerencia, personal e ingenieros: no hay jerarquías. Es obra del estudio Henn Architekten.

Los italianos no se quedan atrás en diseño. Y el emblema del país transalpino es Ferrari, y Ferrari Wind Tunnel, un espacio para realizar pruebas de aerodinámica a sus coches de carreras. Esta obra, de Renzo Piano, parece más una enorme máquina al descubierto que un edificio: todos los mecanismos y aparatos están a la vista, como mostrando sus motores.

No es una fábrica propiamente dicha, pero merece la pena también sacarlo a colación a la hora de hablar de arquitectura ligada a marcas. Nos referimos al Museo Mercedes-Benz, de UN Studio, un lugar para contemplar diseño industrial.

Su geometría habla de una organización estructural y programática, la de la compañía. El edificio se distribuye en una serie de superficies que ascienden desde el nivel del suelo y van torciéndose en espiral alrededor de un atrio central en forma de trébol.

 

Basilea: Ciudad – Museo

En Basilea (Suiza), la ciudad natal de los arquitectos Herzog y Pierre De Meuron (se conocieron en el colegio de pequeños), la arquitectura más contemporánea se respira en prácticamente todas sus esquinas. Allí las empresas parecen haber visto en el arte de construir una apuesta por gustar.

Parte de la pugna por vestir la ciudad se libra entre compañías farmacéuticas; y Novartis presenta una bella batalla contra los otros grandes laboratorios: Roche. La estrategia de la primera se llama Campus Novartis y es una auténtica ciudad de calles y calles dedicadas a I+D que debe estar plenamente operativa en diez años.

Dirigida por Vittorio Magnano Lampugnani, cada edificio será diseñado por un arquitecto distinto y los nombres que se barajan son Frank Gehry, Diener & Diener, Sanaa y Peter Märkli, entre otros. El edificio más avanzado es un prisma de cristales policromos de Diener & Diener en el que intervienen también los pintores Helmut Federle y Gerold Wiedesind.

En total, serán 20 ha de arquitectura que acogerán a los 6.000 trabajadores de la empresa en un amplio espacio con lugar para avenidas, arcos, parques, restaurantes, tiendas e incluso una estructura en forma de torre-iglesia en el centro del complejo. Por su parte, la competencia de esta multinacional química, los laboratorios Roche, ha encargado a Herzog & De Meuron, al otro lado de la ciudad, la que será la torre más alta del país, con 160 m de altura.

Esta edificación, una más de las sedes de la empresa química creadas por esta pareja para la multinacional, tendrá la forma de una espiral de ADN. Muy cerca, pero sobre suelo alemán, con museo incorporado y plantas de gran interés arquitectónico, se encuentra la empresa suiza Vitra, dedicada al mobiliario industrial y del hogar.

El conjunto formado por volúmenes y formas orgánicas no podía ser de otro artista que de Frank Gehry:su primera obra en Europa, una estructura precursora de lo que sería el Guggenheim bilbaíno. Y apenas a unos metros, Álvaro Siza es el responsable del diseño de unas naves para la fabricación de muebles de la misma marca, unos edificios limpios, sobrios y en ladrillo.

De ellos cabe destacar su elegancia y la marquesina, un puente levadizo izado cuando no llueve. Un cortés guiño que permite que luzca siempre que hay buen tiempo el edificio vecino, un puesto de bomberos de la arquitecta Zaha Hadid. La marquesina en cuestión sólo desciende al contacto con las primeras gotas de agua.

 

Arquitectura de caramelo

No sería nada justo continuar hablando de empresa y arquitectura, ni seguir en Suiza sin detenernos en la empresa Ricola, cuyos edificios se cuentan entre las construcciones industriales más visitadas por los amantes de la arquitectura en toda Europa. La colaboración entre esta empresa de caramelos de hierbas y Herzog & de Meuron se remonta a varios años atrás. La pareja de arquitectos construyó en 1986-87 un almacén en la sede de la fábrica en Laufen (Suiza),su primer encargo para la marca.

Este edificio anticipó una nueva técnica consistente en que la envoltura de la construcción se compone de placas grises que determinan su efecto, y a medida que el observador se acerca, se van disolviendo en las partes que la integran. Esta novedosa manera de diseñar y construir fachadas ocuparía a muchos arquitectos durante los años noventa.

Años más tarde (1992- 1993), dieron forma al edificio de envasado y distribución de Ricola en Mulhouse-Brunstatt (Francia). Por último, en 1998-99, idearon las oficinas de marketing de la empresa, en Laufen. La solución es una planta vítrea de forma estrellada cubierta de vegetación en un entorno rústico y dentro de un espacio muy reducido.

 

Una ciudad del SCH

En nuestro país, aparte de las bodegas mencionadas ligadas a los grandes estudios de arquitectura, sobresalen las ciudades o complejos construidos para importantes corporaciones. En ellas, la consigna pasa principalmente por ofrecer a sus trabajadores servicios y por cuidar el entorno.

En este sentido, la Ciudad Financiera del SCH –el “campus empresarial más grande del mundo”, como lo define el Grupo Santander, en Boadilla del Monte (Madrid)– tendrá 165 ha y 100.000 m2 de oficinas repartidas en 13 edificios. En concreto, habrá ocho edificios de oficinas (para ejecutivos, formación –con un auditorio destinado a 1.000 personas–, servicios generales y dos de procesos de datos).

Además, el recinto contará con guardería, un club de golf de 18 hoyos, un hotel, un centro sanitario, una biblioteca, cinco restaurantes, un gimnasio, una piscina olímpica climatizada, cuatro pistas de tenis, ocho de pádel y un circuito para correr. Resalta también su sala de arte, que expondrá alrededor de 180 pinturas y tapices de autores como Goya, Sorolla, Picasso, Rubens, entre otros artistas, así como la colección numismática del banco, una de las mayores de Europa.

Según los sindicatos, además de los trabajadores dependientes directamente del Grupo Santander, el recinto financiero también acogerá a unas 1.200 personas de empresas de servicios.

El arquitecto estadounidense Kevin Roche –creador de las sedes de Deutsche Bank y JP Morgan en Nueva York– ha sido el encargado del diseño del proyecto urbanístico, que también prevé la repoblación forestal de 25.000 árboles y la plantación de encinas centenarias en las zonas verdes de la Ciudad.

 

Una nueva telefónica

Distrito C es el nombre de la también “ciudad” de Telefónica, de 200.000 m2 , en Las Tablas, Madrid, diseñada bajo el concepto de arquitectura sostenible y pensada para dar cobijo a 14.000 trabajadores.

En ella, según explican en la empresa, los espacios y la tecnología están a disposición de los profesionales y la estructura piramidal y jerárquica de puestos de trabajo se desdibuja, tendiendo a cobrar especial relevancia el desarrollo del trabajo por funciones y no por categorías laborales.

Según afirma la empresa de telefonía, “Distrito C de Telefónica supone un nuevo concepto de parque empresarial de espacios abiertos, sin recintos ni barreras y con edificaciones de baja altura comunicadas a través de accesos exteriores”.

El complejo cuenta con 17 edificios y está formado por cuatro grupos de tres edificios, denominados Plazas y situados en las esquinas del mismo. En un inmueble central se halla un espacio para servicios que alberga toda la restauración y tres construcciones auxiliares (centro de salud, escuela infantil y gimnasio).

Este conglomerado industrial presume también de inscribirse dentro de la corriente de arquitectura verde y de valiosos recursos capaces de dotar al complejo de importantes retornos eléctricos y lumínicos (se ha calculado un ahorro del 32% en consumo eléctrico en climatización, del 100% en energía para agua caliente y del 42% en consumo para control lumínico).

Se consigue gracias a una enorme marquesina, de más de un kilómetro de longitud y 56,2 m de ancho que recorre la cubierta de todos los edificios –a excepción de las torres y los edificios auxiliares–, dando unidad al complejo. Este elemento sostiene la mayor planta productora de energía solar sobre cubierta de Europa y está previsto que produzca una energía eléctrica superior a los 3,6 GW/h al año.

La fachada constituye otro elemento de cohesión con el medio ambiente. Todos los cristales que recubren los edificios, primera piel, cuentan con una serigrafía de puntos que permite ahorrar energía, aprovechar la luminosidad de los rayos solares y evitar el paso de aquéllos más perjudiciales, a la vez que proteger contra el calor. La fachada dispone, además, de unos cristales perpendiculares llamados costillas, que aportan un efecto chimenea, es decir, el calor sube y por lo tanto no traspasa al interior.

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PIONEROS EN ARQUITECTURA INDUSTRIAL

La factoría de turbinas AEG, de principios del siglo pasado, es ya un ejemplo clásico y de libro de esta forma de entender la arquitectura industrial más allá del funcionalismo. El centro de trabajo era una gran nave de casi 300 m de largo por 39 de ancho, de estructura metálica visible desde el exterior y flanqueada por un cuerpo de fábrica con cubierta plana.

Peter Behrens, su arquitecto, utilizó cristal y acero, empleando este último en la cubierta. Además, el multidisciplinar artista se encargó del diseño integral de cualquier elemento: desde las lámparas de la compañía hasta los radiadores, la decoración de interiores o la publicidad.

 

Hormas de calzado

De la misma época, la fábrica de hormas de calzado Fagus, de Gropius, también en Alemania, marca con su diseño, basado en ladrillo, hierro y cristal, una tendencia en la construcción que abría el Movimiento Moderno. El edificio conseguía un nuevo sentido compositivo, estructural y simbólico, logrando de esta manera una transparencia arquitectónica y laboral. El gran mito del racionalismo del siglo XX estaba formulado.

 

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INDITEX. ENERGÍA SOLAR EN EL ESCAPARATE

 

El grupo que preside Amancio Ortega no ha creado una “ciudad” como lo han hecho Telefónica o el Banco Santander, pero sí destaca su preocupación por el medio ambiente. En su Memoria 2005, subrayan el cumplimiento del Plan Estratégico Medioambiental de ese año y publican una serie de planes de integración energética de cara a 2010.

Entre otras medidas, una parte de la energía consumida en calefacción y aire acondicionado del edificio Inditex en la sede central procede de una planta de trigeneración y de las placas solares colocadas estratégicamente en la cubierta del inmueble.

Cuentan también con plantas de cogeneración que suministran luz y calor a los distintos centros de trabajo y, para paliar el consumo de energías no renovables, parte de las fachadas de sus tiendas incorporan células fotovoltaicas.