Entrevista a Rosa María García, directora general de Microsoft Ibérica

15 nov 2002

La nueva directora general de Microsoft Ibérica ha desempeñando cargos de peso internacional en la sede ubicada en Seattle. Ha sido la mano derecha de Steve Ballmer, presidente de la corporación, y junto a él ha elaborado algunos de los planes estratégicos de la firma a largo plazo.

Desde un lugar privilegiado, ha visto la entrada de la compañía en las grandes empresas de todo el mundo, cómo se convertía en líder indiscutible del mercado de sistemas operativos para PC y cómo Internet ha cambiado para siempre la manera de hacer negocios. Tras la experiencia norteamericana regresa a España con la determinación de que Microsoft sea la referencia tecnológica del mayor número de organizaciones locales.

Hace apenas unos meses que ha aterrizado en Madrid. Llegó, además, en verano, un período atípico. ¿Cómo ha sido su primera toma de contacto con el mercado local?

Cuando te haces cargo de una compañía tienes que saber qué es lo que te diferencia del resto del mercado. No puedes apuntarte al “yo también”, hay que ser único. El primer mes tras mi vuelta a España lo empleé en identificar lo que distingue a Microsoft del resto.

¿Y qué se ha encontrado?

Lo primero es una tecnología con una propuesta de valor importante. Queremos que desde que el cliente tiene la necesidad o la idea hasta que dispone del software que la apoya pase el menor tiempo posible. He comprobado, por ejemplo, cómo Banesto ha sido capaz de crear su banca en línea en tres meses con soluciones Microsoft; cómo la Sociedad General de Bolsa tiene montado todo su sistema de contrataciones sobre nuestra tecnología; o cómo el INE ha digitalizado 40 millones de papeles en tres meses soportando enormes cantidades de información.

Los tiempos de puesta en marcha son cada vez más cortos y esto habla por sí solo de la madurez que ha ido adquiriendo la subsidiaria. Me he dado cuenta de que Microsoft en España entiende no sólo la tecnología, sino también al cliente y es capaz de aportar soluciones con un menor coste cubriendo un espectro que va del ordenador personal a los grandes sistemas corporativos.

Otro aspecto diferenciador es nuestro sistema de socios. Trabajamos con 15.000 organizaciones y de las 30 mayores empresas de tecnología de la información de España, 19 son colaboradoras muy cercanas de Microsoft. El equipo humano es otra de las bazas que me he encontrado. Mi antecesor ha sabido crear una plantilla muy fuerte.

¿Su gestión va a apostar por la ruptura o por la continuidad respecto a las líneas trazadas por Francisco Román, su predecesor en el cargo? ¿Cómo le gustaría verse y ver a su compañía dentro de un año?

Me inclino por la continuidad con una serie de matices. Lo primero es que ahora contamos con tecnología más sofisticada de la que mi antecesor no disponía. En el área de gran cuenta (instalaciones en grandes compañías) se ha desarrollado una buena labor al profesionalizar a los comerciales y al destinar muchos recursos para enriquecer el soporte a este tipo de clientes.

Al vendedor se han sumado las personas encargadas de soluciones, el responsable técnico de la cuenta, los consultores, etc. Este año vamos a insistir en la creación de desarrollos verticales utilizando la nueva tecnología de que disponemos y apoyándonos en nuestros socios. El objetivo es conseguir que las soluciones sean cada vez más individuales.

Usted viene muy marcada por la forma americana de hacer negocios. ¿Qué diferencias culturales encuentra entre Estados Unidos y España desde el punto de vista empresarial?

La gran diferencia que yo he visto es que en Norteamérica están muy acostumbrados a seguir los horarios. Entienden que es una falta de respeto hacerle perder el tiempo a los demás. Al trabajar con mi equipo vamos a intentar ser más respetuosos con la vida privada y personal de nuestros empleados y colaboradores.

Ajustar agendas. Ese es el choque cultural principal. Otra cosa es que en Estados Unidos los procesos son los reyes. Cuando emprendes algo el procedimiento está tan sumamente medido que no hay dramas al final del camino. Eso me gusta, y en Microsoft Ibérica vamos a trabajar para mejorar ese aspecto sin convertirnos en burócratas.

Por otra parte, aquí disfruto de muchas otras cosas. De España me gusta esa inteligencia entusiasta que nos lleva a pensar que todo es posible. En Estados Unidos, cuando algo es importante, se piensa por dónde puede romperse o por qué no se puede hacer. Aquí puede más el empuje y la creatividad. También me encanta la credibilidad de los empleados españoles. En Norteamérica hay más normativa alrededor de los tratos o los acuerdos. Todo se firma, todo se plasma en papeles.

En España existe esa credibilidad basada en la palabra. Estoy muy orgullosa de esa característica y así veo a la subsidiaria española: muchos empleados con una gran credibilidad. Y otra cosa que me encanta de Microsoft, a nivel mundial, es la capacidad de autocrítica: nos gusta hacer todo bien y nos esforzamos por conocer y cambiar lo que no ha salido perfecto. Eso es muy sano porque hace que las empresas se renueven y los servicios se mejoren.

En definitiva, la idea es armonizar todas las cosas buenas de ambas culturas empresariales. Yo no quiero cumplir los horarios y los procesos para que los empleados trabajen más, quiero hacerlo para que se vayan a disfrutar.

Grandes clientes

Tratándose de la gran cuenta y la Administración Pública, ¿es Microsoft un jugador de pleno derecho?

Si no nos respetasen en estos ámbitos no tendríamos una lista de referencias como la que tenemos.

¿De dónde viene entonces el mito de que el software de Microsoft se queda pequeño para instalaciones grandes?

Los clientes nos dicen que les aportamos valor en el proceso de venta. Entendemos su mercado vertical y le proporcionamos ideas y soluciones creativas que no están centradas en la tecnología, sino en sus problemas. Cuando ponemos esas soluciones en marcha son totalmente creíbles. Por estas razones los clientes ven a Microsoft como una empresa de gran cuenta a día de hoy.

Insisto en que lo esencial es lo que los clientes opinan de ti. En servidores de bases de datos, por ejemplo, mientras que el mercado está congelado, nosotros hemos subido un 52%. Confianza de los clientes y aumento en las ventas: ¿es necesario algo más para obtener crédito?

La seguridad es otra de las inquietudes del usuario. ¿Qué iniciativas se van a poner en marcha para que los productos de Microsoft sean más seguros?

En este sentido, la intención es trabajar con la industria para aumentar la seguridad en cuatro parámetros distintos. Primero, queremos crear la sensación de que el software va a estar ahí como están la luz o el agua con la certeza de que es fiable y escalable. En segundo lugar, el software no puede admitir violaciones por parte de terceros. La siguiente cuestión tiene que ver con la seguridad de los datos: esto implica mantener la confidencialidad de la información al transmitirla a terceras compañías.

En último lugar, queremos que nuestros usuarios nos vean como un aliado en el que confían plenamente, que les va a dar soporte técnico, que no va a desaparecer mañana y que va a seguir innovando. Dentro de 18 meses, a mí me gustaría que la labor de Microsoft Ibérica se reconociese como la de una empresa que demuestra a sus clientes cómo rentabilizar sus inversiones y que es capaz de aportar a la industria tecnológica una sensación de seguridad y continuidad.

Hace unos meses su compañía compró Navision, uno de los principales fabricantes de aplicaciones de gestión. ¿Tienen ya claro cómo se van a integrar los productos de Navision con los desarrollos de Microsoft?

Hace años Microsoft ayudó a los empleados que trabajan con información a automatizar sus procesos dando lugar al conjunto de aplicaciones Office. La pyme tiene procedimientos comunes muy similares por lo que es posible crear una plataforma de estandarización de esos procesos: nóminas, facturación o gestión de stocks; todas esas pautas comunes que comparten las compañías en cualquier sector. Esa es la función de los desarrollos de Navision.

¿Le van a dar algún nombre, se va a englobar en un área concreta o lo van a integrar con otros desarrollos? Plataforma de gestión de estandarización de procesos no suena muy comercial.

De la misma forma que sobre Office nuestros socios han creado un montón de soluciones, con Navision se va a hacer lo mismo en colaboración con otros socios que posean un amplio conocimiento de cada mercado vertical. Se establecerán procesos comunes sobre nuestra plataforma tecnológica y los ofreceremos al mercado. La idea es apurar la especialización.

El futuro

¿Qué errores del pasado hay que corregir en la comunidad de las empresas tecnológicas ahora que parece que nos hemos dado cuenta de que no todo debería estar permitido en aras del crecimiento?

En los últimos tres años ha habido tres burbujas que han acabado por estallar. La primera fue la crisis energética, una subida enorme en el precio del petróleo que empezó a paralizar la economía. La segunda fue el estallido de las empresas de Internet (las “puntocom”). Microsoft fue bastante criticada en su momento porque casi un año antes del desinfle nuestro presidente Steve Ballmer declaró en la prensa que el mercado estaba hipervalorado y que alguien debería hacer una reflexión seria.

Por otro lado, las telecomunicaciones pensaron que las “puntocom” iban a ser para siempre, creándose un exceso de capacidad tecnológica en este campo. Ahí estalló la tercera gran burbuja. Nadie sabía cómo íbamos a salir de esa tormenta creada a partir del choque de estas tres burbujas.

Y llegó el 11-S...

Ahí se paralizó el mercado y se despertaron intereses nuevos acerca de los temas de seguridad. Microsoft y muchos otros fabricantes hemos llegado a un punto en el que nos interesa parar, reflexionar y trabajar para que nuestros sistemas sean más seguros. Hemos aprendido de esto. Esperemos que no haya ninguna sorpresa más, pero lo lógico sería que el mercado empezara a estabilizarse.

Es, aún así, un período interesante para nosotros porque en momentos como este es necesario un software efectivo, probado y con garantías. Les damos a los responsables de tecnología de las empresas argumentos para justificar su trabajo ante el Consejo de Administración.

Microsoft cerró en julio el año fiscal. ¿Cómo ha sido este último ejercicio para ustedes?

Aún no hay datos firmemente consolidados pero las ventas mundiales han crecido un 12% y, por productos, el software para PC lo ha hecho un 7% y los servidores corporativos un 10%. En España las medias son mucho más altas con relación al mercado mundial (un 25% de crecimiento en ventas y un incremento del 29% y el 40% en software para PC y software de servidor, respectivamente) y también respecto al mercado local, ya que SEDISI (la patronal de los fabricantes de tecnología en España) asegura que la venta de software en España en los últimos doce meses creció sólo un 7%.

A veces parece que el resto de empresas de tecnología contempla como parte de su trabajo el criticar continuamente a Microsoft.

Es el precio que hay que pagar por estar en el ojo del huracán. Cuando éramos una compañía que vendía sistemas operativos para PC se nos consideraba como un actor más dentro del mercado global. En el momento en que Microsoft ha penetrado con éxito en otras áreas como las bases de datos, los navegadores de Internet o las aplicaciones de gestión ha empezado el nerviosismo. Considero que la crítica sistemática es un error porque las mismas empresas que a veces nos señalan acusadoramente acaban, con el tiempo, convirtiéndose en nuestros socios.

Fuente: Ana García Huerta
 


El largo y penoso camino de Microsoft en los tribunales
 

El 7 de junio de 2000, el juez estadounidense Thomas Penfield Jackson decidió que Microsoft Corporation debía dividirse en dos compañías por haber violado la ley antimonopolio llamada Sherman Antitrust Act. Esta decisión podría tener profundas consecuencias para la industria tecnológica y para la regulación de los negocios por parte del Gobierno de Estados Unidos.

Los directivos de Microsoft calificaron la decisión de poco razonable, afirmando que podría ser anulada tras la apelación. Para los responsables del Departamento de Justicia de Estados Unidos, esta victoria repercutiría en beneficio tanto de la industria como de los consumidores. La sentencia que ordenaba dividir al gigante de la informática era la más dura adoptada por la Justicia estadounidense contra una empresa desde que en 1982 eliminara el monopolio de telecomunicaciones de la compañía AT&T.

En el caso de Microsoft la acusación por abuso de posición dominante se producía porque desde 1998 la compañía venía integrando en su sistema operativo Windows productos que otros fabricantes comercializaban por separado. Microsoft consideraba que estaba en su derecho de mejorar sus desarrollos porque todo repercutía en beneficio del usuario.

En su decisión, Jackson siguió las recomendaciones del Departamento de Justicia. La orden del juez estipulaba que una de las compañías creadas con la escisión tendría que ocuparse de los sistemas operativos, como Windows, mientras que la otra se dedicaría a las aplicaciones y servicios, como Office, Exchange, Enciclopedia Encarta y servicios de Internet ofrecidos a través de la red MSN. Los altos directivos de Microsoft, entre ellos su presidente ejecutivo, Bill Gates, y su presidente, Steve Ballmer, debían elegir para cuál de las dos compañías trabajar.

El juez afirmó que se había visto forzado a tomar esta decisión porque "“Microsoft, tal y como está organizado y dirigido actualmente, es incapaz de admitir que ha quebrantado la ley o aceptar el modificar su conducta”". Los representantes de Microsoft fueron especialmente críticos con la decisión de Jackson de no otorgarles el tiempo que solicitaban para preparar y presentar argumentos contra la escisión. “

"Se trata claramente del mayor intento de regulación gubernamental de la industria tecnológica, que fue concebido por el gobierno e impuesto a través de una resolución judicial sin un solo día de declaraciones"”, dijo Bill Gates. “"Este plan debilitará la economía de la alta tecnología, perjudicará a los consumidores, dificultará el uso de ordenadores y repercutirá negativamente en miles de empresas y trabajadores de la industria de la alta tecnología"”.

Especialistas en jurisprudencia cuestionaron el abrupto final que el juez Jackson había dado al caso con esta sanción. Los abogados de Microsoft expresaron su confianza en la actuación del Tribunal de Apelación del Distrito de Columbia y recordaron que este tribunal ya desestimó una decisión de Jackson en 1998, dictaminando que la compañía tenía derecho a fusionar Internet Explorer con Windows si ello redundaba en beneficio del consumidor.

Jackson ordenó entonces dejar en suspenso el plan de escisión hasta que culminase la fase de apelaciones. El 20 de junio de 2001, inesperadamente, el juez cambió de opinión y obligó a la compañía a cambiar sus prácticas comerciales hasta que un tribunal superior dictaminase sobre el caso.

Al mismo tiempo, se sumó de nuevo a las tesis del Departamento de Justicia y decidió enviar el caso al Tribunal Supremo. Una semana más tarde, en otro giro inesperado, Microsoft obtenía el beneplácito para seguir unida y para incorporar más funciones en sus productos futuros después de que una corte de apelaciones estadounidense revirtiera el fallo del juez Jackson.
 


Software comercial frente a software gratuito
 

Paralelamente a la explosión de Internet surgió una tendencia en el desarrollo de aplicaciones que aboga por el uso de lo que se llama “software libre”. Se trata de crear programas utilizando sistemas operativos, lenguajes de programación o herramientas de desarrollo que pueden descargarse de la Red gratuitamente.

El buque insignia de esta corriente es el sistema operativo Linux, creado por Linus Torvalds y publicado en la Red para que todo el que quiera lo utilice sin coste alguno. La iniciativa ha tenido mucho éxito sobre todo entre la comunidad de desarrolladores que no quiere verse obligada a trabajar con los productos de Microsoft por el único hecho de ser el fabricante que tiene mayor cuota de mercado. De hecho, los desarrolladores favorables a la corriente del software libre aseguran que los productos de la compañía de Bill Gates están llenos de fallos y son muy vulnerables.

La directora general de Microsoft Ibérica argumenta su postura diciendo que en el mundo de la tecnología lo importante es que el responsable de sistemas de cada empresa sepa cuál es su problema técnico y que cada problema técnico tenga su solución.

Ocurre que no te puedes fijar solamente en si el software es o no gratuito. De hecho, según la consultora IDC, comprar la licencia de software es lo más barato, ya que representa sólamente un 5% del coste total de propiedad. El soporte técnico es el elemento que marca la diferencia"”, subraya.

Rosa María García asegura que las empresas no compran tecnología sino soluciones y que es conveniente que existan terceras compañías que apoyen un software y construyan soluciones en torno a él. “"También es muy importante que el cliente sepa que existe una firma que va a seguir invirtiendo en innovación", manifiesta Rosa.

"El software comercial -prosigue la directora- como el de Microsoft es capaz de responder a las necesidades de quienes lo utilizan y de ofrecer continuidad en los desarrollos. Las soluciones de software libre las crea el desarrollador pero, ¿es él quien las comercializa? No. Suele implantar aquello que le apetece desarrollar para probar su creatividad. A veces ayudan a resolver problemas y otras veces no"”, concluye la directora general de Microsoft Ibérica.