Manuel Royes tomó posesión de su cargo de delegado especial del Estado para el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona el pasado mes de junio. El organismo, que depende del Ayuntamiento de Barcelona, se centrará bajo su mandato en su actividad principal: la promoción de suelo industrial.
Para ello, El Consorcio trabaja ya en la elaboración de un mapa de zonas industriales de Cataluña que, con la complicidad de un Gobierno de la Generalitat que por primera vez tiene el mismo color político que el consistorio y la Diputación de Barcelona, intentará establecer criterios y prioridades para la construcción de futuros polígonos industriales.
Es pronto para pedirle un balance de su gestión al frente del Consorcio, pero, ¿hasta qué punto se están siguiendo las líneas de actuación marcadas por su predecesor, Enrique Lacalle, y cuáles son las nuevas directrices?
Hay una línea de continuidad con el trabajo hecho en los últimos ocho años por Enrique Lacalle, que ha diversificado la actividad que le era propia al Consorcio (la de crear suelo industrial y equipamientos de apoyo logístico para la industria) y la ha ampliado con la organización de ferias.
Hemos conseguido que el Meeting Point sea el salón inmobiliario más importante de Europa en cuanto a superficie, y que el de la logística, el SIL, se convierta en el segundo de su sector. Me parece que no se puede conseguir más en ocho años. Estas ferias son un activo y un patrimonio que debe conservarse. De hecho, se le ha confiado esta tarea a la persona que las ideó y las llevó a la práctica, Enrique Lacalle, que es el padre de estos salones.
En lo que atañe a la tarea básica de apoyo y fomento de la actividad económica e industrial, se continuará igualmente la obra de Lacalle, quien a su vez había hecho lo mismo con la de su predecesor en el cargo. También había realizado alguna incursión en viviendas, pero ha sido algo tangencial que nunca nos ha hecho perder de vista que nuestro objetivo es el de apoyo a la actividad económica.
¿Entonces, en esta nueva etapa El Consorcio se centrará en su actividad principal y dejará de lado la creación de nuevas ferias o esas incursiones en otros ámbitos?
La reflexión que hice al tomar posesión fue que la situación actual del país permite, por primera vez, que todas las administraciones (Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno Central) sean del mismo color político. Esto debe generar unas sinergias y complicidades que nos permitan hacer cosas juntos, en lugar de competir entre nosotros como había sucedido anteriormente en alguna ocasión. De esta forma seguro que multiplicaremos nuestros recursos y los resultados serán mejores que si nos hiciéramos la competencia. Si desaprovechamos esta oportunidad nos deberían echar del Consorcio.
Dicho esto, la cuestión es que falta suelo industrial. Leo en la prensa que las empresas deslocalizan o reducen plantilla, pero las estadísticas de ocupación dicen que se va creando empleo, así que alguien está contratando a estas personas. El problema es que las nuevas empresas que quieren instalarse aquí no encuentran dónde hacerlo.
Nosotros nos centraremos en la creación de ese suelo industrial, y para ello nos serviremos de la colaboración entre las distintas administraciones. La próxima semana encargaremos al Institut Cerdà un estudio que pagaremos entre Cimalsa (Central Integrada de Mercancías y Actividades Logísticas), el Incasol (Instituto Catalán del Suelo) y El Consorcio que servirá para delimitar las zonas de crecimiento industrial en Cataluña. Quizás en un mes, a partir de la fecha en que se firme el acuerdo, podamos tener el estudio encima de la mesa.
Pero debe existir ya algún estudio o documento similar sobre suelo industrial en la administración autonómica.
Sí, pero un plan general no impide que cualquier pueblo haga su polígono industrial. Y no digo que no tengan derecho a tenerlo, pero sí que vale la pena racionalizar su construcción. Después de todo, si los políticos se pusieran a elaborar un mapa de zonas industriales con posibilidades de éxito, seguramente no irían mal encaminados, pero necesitamos que sean los técnicos los que nos digan dónde es más rentable hacerlos.
De todos modos, lo más importante de este estudio no es la obtención del mapa, sino el hecho de que lo realizamos conjuntamente las tres administraciones que podemos crear nuevo suelo industrial, y que se intentará marcar prioridades a partir de este acuerdo de colaboración.
En septiembre, el Ayuntamiento de Barcelona acordó con SEAT la cesión al Consorcio de gran parte de los terrenos que ocupa la firma automovilística en la Zona Franca. Los grupos municipales de PP y CIU en el Consistorio barcelonés han pedido al alcalde Joan Clos que traslade allí las empresas situadas en Can Ricard, en el distrito del Poblenou. ¿Está previsto ese traslado?
Seguro que lo haremos. Ya antes de incorporarme al cargo, e incluso antes de que se produjera el acuerdo con SEAT, el alcalde ya me habló de la necesidad de reubicar algunas empresas de otro polígono industrial en el que también faltaba espacio. Evidentemente la primera opción para estas empresas que ya están situadas en Barcelona es que vengan aquí.
Por nuestra parte, es cierto que en otras circunstancias podríamos obtener mayor rendimiento de los terrenos de la SEAT, pero nuestra primera obligación es servir a la ciudad, que es nuestro jefe. De este modo, Barcelona también podrá liberar espacios del barrio de Poblenou, para crear viviendas, equipamientos y zonas verdes.
En cualquier caso, después de esta operación todavía nos quedará terreno para ofrecer a nuevas empresas que quieran instalarse aquí y sean capaces de potenciar la actividad económica del resto.
Como alcalde, usted defendía que un gobernante debe tener claro cómo será su ciudad dentro de diez años. ¿Cómo ve El Consorcio de aquí a diez años?
La actividad industrial de Cataluña en el año 2004 no se entendería sin la presencia de El Consorcio. Administramos seis millones de metros cuadrados de suelo industrial y hemos participado en la creación de otros seis millones en el resto de Cataluña. En la Zona Franca trabajan cerca de 50.000 personas, que dan trabajo a otras 250.000.
En los próximos años, el papel que debe jugar el Consorcio es el de favorecer el crecimiento de Cataluña, que ahora tiene un ritmo inferior al del resto de España. Nosotros podemos ayudar a que este diferencial negativo cambie de signo, y más ahora que nos sentimos respaldados por el resto de administraciones. ¿Cómo? Promoviendo suelo industrial, para que puedan instalarse aquí nuevas empresas, y nuevas infraestructuras logísticas, que tienen efectos multiplicadores que van mucho más allá de la simple inversión en un terreno recalificado y puesto a la venta.
Además, estamos construyendo en las universidades edificios donde se instalan servicios de investigación de empresas que quieren estar ligadas a las Facultades: primero fueron los dos Nexus en la Politécnica, y ahora en la Autónoma el Eureka, que de momento tendrá 5.000 m2 pero crecerá hasta los 12.000 m2. Todo esto, junto a otras iniciativas, como la del Parque Tecnológico del Vallés o el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona, generará empleos de alta calificación y mayor productividad.
Es la segunda vez que se refiere usted a que los socialistas gobiernan en el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y el Gobierno Central, y que esa circunstancia es inmejorable para el entendimiento entre las partes.
Sin embargo, desde Cataluña siguen surgiendo los estudios (el último, realizado por profesores de la Universidad Autónoma) que hablan de agravio por parte del Estado a la hora de repartir las inversiones. Incluso el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, llegó a plantear que los Presupuestos Generales del Estado para el 2005 podían significar para Cataluña perder un año.
Evidentemente, nuestra actuación puede verse potenciada si hay una inversión superior por parte del Estado, o lo que es lo mismo, si esa inversión no es suficiente no podremos sacarle todo el rendimiento a nuestra acción. Pero en cualquier caso, El Consorcio no depende de los presupuestos del Estado y llevaremos a cabo las mismas actuaciones con independencia de cuál sea su aportación.
Obviamente, si en paralelo el Gobierno nos hace llegar antes el tren de alta velocidad e invierte en el puerto, el aeropuerto y otras infraestructuras, nuestro trabajo se verá potenciado. Por lo tanto, lo que está en juego es el rendimiento que podamos sacar a nuestras inversiones.
¿Pero en su opinión, la inversión del Estado en Cataluña en materia de infraestructuras es suficiente o bien le resta competitividad?
Parece que echamos en falta algunas inversiones. Pero ocurre que este es el primer presupuesto del nuevo Gobierno. Yo he sido alcalde muchos años y tampoco habría sido justo que me juzgaran por el presupuesto del primer año de mandato; en cuatro años sí da tiempo de equilibrar las cosas. También hay que tener en cuenta que se hereda un déficit superior al que nos habían dicho. Al Gobierno de Madrid deberemos juzgarlo de aquí a cuatro años.
Dejando aparte la aportación económica y entrando en el capítulo de la gestión: ¿Ve ahora posible que el Estado llegue a compartir la del aeropuerto de Barcelona con las administraciones autonómicas, las locales y las cámaras de comercio? ¿Cree que sería clave para conseguir los vuelos intercontinentales que le faltan a El Prat?
Yo deseo un aeropuerto con más vuelos intercontinentales, porque eso sería bueno para la actividad económica de Cataluña y la de España. La gestión compartida es algo que llevamos muchos años pidiendo, aunque El Consorcio no se plantea participar en ella y no creo que sea necesario hacerlo. En Francia, por ejemplo, la participación de las cámaras de comercio en bastantes aeropuertos es importantísima.
Francia es clave para conectarnos con la red europea de alta velocidad, que es otra de las infraestructuras esenciales para el desarrollo del país. Cataluña ha impulsado recientemente la creación de una Eurorregión en la que participan las comunidades francesas de Languedoc-Rosellón y Midi-Pyrénées, además de Andorra, Aragón y Baleares. ¿Hasta qué punto puede facilitar las cosas este lobby?
Esta Eurorregión, digan lo que digan algunos, es una realidad tangible. Tan sólo hace falta mirar el mapa. Los franceses ya se morían de ganas por constituirla cuando Jordi Pujol presidía la Generalitat (yo lo viví desde la presidencia de la Diputación de Barcelona). A nosotros nos proporciona un marco más amplio de actuación y nos hace más competitivos, por eso los valencianos harán como los de Baleares y acabarán aceptando el integrarse; sencillamente porque les interesa.
En cuanto a Francia, no sólo dependemos de ellos para el AVE. En Terrassa, por ejemplo, llevamos 20 años suspirando por la conexión Barcelona-Terrassa-Manresa-Túnel del Cadí-Puymorens-Toulouse. Lo más caro, los túneles de Vallvidriera, del Cadí y Puymorens, están hechos, pero falta acondicionar los 17 km de camino de carro que hay entre la salida del túnel de Puymorens y Foix.
En Terrassa hay una Facultad de estudios aerodinámicos y sería muy bueno que esta vía recta nos conectara con un centro tan potente como Toulouse (el 25% de la actividad económica de Terrassa depende de la industria auxiliar de la automoción, y pasar de fabricar piezas de coche a hacer piezas de avión no es tan difícil).
Con la Eurorregión, los dos socios franceses serán los primeros que presionarán para que de una vez por todas se arregle la carretera del lado francés, ya que su nivel de actividad económica es inferior al nuestro y, en definitiva, ellos también sacarán provecho.
Usted se estrenó en el cargo coincidiendo con la celebración del Salón Internacional de la Logística de Barcelona, el SIL. A parte de los contactos con las distintas administraciones, ¿los ha tenido con las asociaciones que representan al sector de logística?
En esas reuniones he constatado que existe una gran necesidad, por parte de las empresas, de que se mejore la salida de las mercancías del puerto de Barcelona. Para lograrlo se precisa hacer un puerto seco o algo parecido a 30, 40 ó 50 km (ya nos dirán los técnicos cuál es la distancia límite para que sea rentable), desde donde poder redistribuir las mercancías al resto de Cataluña y España. El puerto de Barcelona ya cuenta con la Terminal Marítima de Zaragoza (TMZ), pero está muy lejos y necesitamos otra que preste servicio a la industria catalana.
¿Habrá cambios significativos en el SIL bajo su mandato o ha delegado esta tarea en favor del presidente ejecutivo del salón, Enrique Lacalle?
Se ha delegado totalmente esta función, pero mantenemos entre nosotros una buena relación, por lo que todas las acciones se irán decidiendo conjuntamente. Lo normal, teniendo en cuenta que Lacalle es quien conoce mejor la materia, es que él haga las propuestas. Por cierto, ya me ha presentado unas cuantas para el próximo SIL, que irá a más y se verá potenciado. Sin duda el SIL del 2005 será mucho más importante que el de este año.
En octubre de 2005 se celebra en Hannover la feria CEMAT, el certamen de logística líder en Europa. La organización de CEMAT, que recientemente presentó en España las novedades del salón para la próxima edición, afirmó, a través de uno de sus representantes, que no les preocupa demasiado coincidir con el SIL. ¿Les preocupa a ustedes?
Sería mejor que no coincidieran, claro. Y también es verdad que, a nivel europeo, lo ideal es ser el primero. Pero en cualquier caso, el efecto que tiene el SIL sobre el conjunto de la actividad económica y del sector es muy positivo, por lo que no podemos renunciar a algo que resulta tan beneficioso para todos.
¿Cuál es la última hora de los proyectos que tiene en marcha El Consorcio?
Estamos a punto de adjudicar el estudio del proyecto para las antiguas casernas del barrio de Sant Andreu de Barcelona y el proyecto del edificio Eureka de la Universidad Autónoma. En cuanto a la City Metropolitana de L´Hospitalet, ya hay peticiones por parte de los socios (ACS, Metrovacesa y Sacresa) para aumentar su participación en el proyecto.
Recientemente hemos firmado un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona y Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) para crear un Gestor de Movilidad que optimice la accesibilidad al polígono. Se trata de una iniciativa pionera en España, para planificar el acceso a un polígono industrial donde están instaladas más de 250 empresas y trabajan cerca de 50.000 empleados. El objetivo es poner en marcha acciones que mejoren el transporte público y colectivo y adoptar fórmulas de transporte alternativo.