Echar un cable a la banda ancha

27 mar 2014

El reciente terremoto de Taiwán puso en evidencia la vulnerabilidad del sistema tecnológico que sustenta la economía global:la banda ancha de Internet.La rotura de seis de los siete cables submarinos dejó a China incomunicada.¿Podría un cataclismo bloquear la comunicación entre los continentes y crear un caos en el comercio mundial?

Los responsables chinos de comunicaciones apuntan que el riesgo de que haya otro terremoto de magnitud 6,7 en la escala Richter en la zona es insignificante en, al menos, 100 años. Pero cuando,15 días antes del seísmo, se reunieron representantes de grandes compañías de China, Corea del Sur, Taiwán, Japón y Estados Unidos ya se plantearon la necesidad de crear alternativas a la “red madre” del Océano Pacífico.

Acordaron lanzar otro cable submarino transpacífico, con 60 veces más capacidad y que iría más al norte, en la latitud de Corea del Sur, una zona menos propensa a sufrir terremotos. Después de lo ocurrido en Taiwán, lo único que puede evitar la parálisis total, según los especialistas, es un control sistemático de las infraestructuras.

 

MUCHA VULNERABILIDAD

El mayor error de la red mundial de comunicaciones es su gran concentración en muy pocos puntos. En el seísmo de Taiwán no sólo se dañaron seis cables de la red APCN (en su acepción española, Red de Cableado Asia-Pacífico), de 17.000 km; sino que también se vio afectado el “rizo” de cables del norte de Asia, con una longitud cercana a los 30.000 km, que enlaza la región con Europa Occidental y, además, el cable que une el sudeste asiático con Estados Unidos.

Gran parte del tráfico de la red perdido en Asia se pudo redireccionar hacia otros servidores norteamericanos. Para Eric Domage, director de seguridad en Europa del Grupo IDC, esto supone un gran peligro “porque existe una dependencia total de Estados Unidos”.

En este país se encuentra otro de los principales riesgos para la red mundial: el 50% del tráfico de todo el mundo pasa por el estado de Virginia, a donde llegan la mayor parte de las terminaciones de los cables submarinos y en donde se sitúan los principales centros de enrutamiento (DNS), que transforman una dirección web en formato letras (www.ejemplo.com) en otra en números (185.65.0.1).

Esta concentración supone un gran riesgo en el caso de que, por ejemplo, se sabotee un router DNS o si un hacker logra su control.Si el redireccionamiento no funciona, el pirata puede desconectar a todo un continente. El mismo efecto lo podría producir también un apagón eléctrico en la costa este norteamericana.

Domage apunta a que “no sabemos protegernos bien contra las averías de las infraestructuras”, y cree que la única solución es la redundancia de conexiones eléctricas, el desdoblamiento de las infraestructuras, de los cables submarinos y de los routers.

En su opinión,es fundamental aumentar los accesos alternativos, principalmente por satélite o mediante tecnologías como Wimax –la banda ancha inalámbrica–, para así soslayar uno de los puntos débiles de Internet:los backbones, las vías que desde la columna vertebral de la red interconectan todas las subredes y los continentes entre sí. Este peligro no existe,en teoría,para las redes gubernamentales, que utilizan sistemas de alta seguridad.

 

LA ENCRUCIJADA ESPAÑOLA

En el caso español, los cables submarinos que conectan Europa con el continente africano pasan, obviamente, por el estrecho de Gibraltar. Uno de éstos, de 45 km desde La Línea de la Concepción (Cádiz), proporciona banda ancha a Ceuta, pero los más importantes llegan hasta Marruecos.

Las compañías Nexans y Pirelli obtuvieron en 2003 un contrato llave en mano por 115 millones de euros para instalar un cable submarino de alta tensión de 30 km, que también incluía dos cables de fibra óptica para transmisión de banda ancha. Ahora, al calor del reciente acuerdo de cooperación con Marruecos,el pasado 5 de marzo se inauguró el segundo cable de alto voltaje entre España y Marruecos, de 29 km, que se encuentra a una profundidad de hasta 620 m.

Incluye también dos cables de fibra óptica, que garantizan la comunicación con el continente africano. Aunque con consecuencias menos graves que en Asia, los cortes de las redes de fibra óptica son relativamente frecuentes. En marzo del año pasado una avería eléctrica alcanzó al Redbus Interhouse, un gran centro de alojamiento de París, lo que dejó sin conexión durante varios días a bastantes páginas web.

También hace dos años una avería privó de usar la Red a buena parte del sur de España y, en Tenerife, la rotura de un cable de Ono, a mediados de enero de este año, cortó a media isla el teléfono móvil, el fijo y el acceso a Internet.

 

RED DE CABLES

En suelo continental también hay una intrincada red de redes. Así, por ejemplo ,Easynet tiene una excelente posición paneuropea en banda ancha, con una red que cubre diez países con soluciones completas sustentadas en redes IP (Internet Protocol), para mejorar la rentabilidad de las empresas.

Su red permite una conexión de alta calidad entre las redes de cualquier compañía a través de una red segura IP VPN (Virtual Private Network), que es un elemento esencial para el desarrollo de la voz sobre IP (VoIP). Por su parte, Colt Telecom es un operador paneuropeo puntero en servicios de telecomunicaciones para empresas, con más de 50.000 clientes corporativos en los ámbitos de servicios, industria, finanzas, medios de comunicación y administración pública.

Dispone de un backbone de Internet y más de 20.000 km de red propia que conecta redes metropolitanas, así como más de 10.000 edificios en 32 ciudades europeas de 13 países. En España, donde se implantó en 1998, Colt Telecom posee redes metropolitanas en Madrid, Barcelona y Valencia, de 490 km. A éstas se suma el tramo español de la red de larga distancia –1.600 km–, que une las tres ciudades de nuestro país con 28 de los principales centros de negocios europeos.

 

MOTOR ECONÓMICO

La banda ancha,el motor de la sociedad de la información, no es la única solución, pero sí la más económica y viable en Internet. Su gran relevancia para el desarrollo económico y social es lo que llevó en marzo del año pasado a la Comisión Europea a lanzar una estrategia para conseguir que estas conexiones de Internet alcancen la cobertura de todo el territorio comunitario así como una tasa de penetración en los hogares del 50% en 2010.

Para este fin, la Unión Europea moviliza todos los recursos nacionales y comunitarios, entre ellos los Fondos Estructurales y de Desarrollo Rural, con el objeto de reducir la brecha tecnológica de las regiones desfavorecidas. En un estudio elaborado por Alemania, alcanzar el cien por cien de la cobertura aportaría a su economía 46.000 millones de euros en 2010, al tiempo que se crearían 265.000 puestos de trabajo.

Unos datos que dan una idea de su enorme importancia. En la Unión, el número de líneas de banda ancha se ha cuadriplicado en los últimos tres años, y ya en 2006 se superaron los 60 millones. Pero la desproporción entre las comunidades rurales y los núcleos urbanos aún es muy grande:un 90% de penetración en los hogares de las urbes,respecto a un 62% en el mundo rural.

Por esta razón, las regiones Objetivo 1 de la política de cohesión de la UE pueden invertir parte de las ayudas en banda ancha. Las Objetivo 2 también podrían hacerlo, pero sólo para conexión a pymes o en formación para utilizar las nuevas tecnologías. Sin embargo, la manera de entender la banda ancha, su aplicación y su demanda por parte de los usuarios es distinta según los países, como demuestra un estudio de Motorola.

De esta forma,en Italia,España y Francia los operadores promovieron la buena aceptación de la banda ancha integrando los datos con los servicios de voz o de Internet Protocol Television (IPTV), mientras que otras naciones que no lo han hecho, como Gran Bretaña, sufren un considerable retraso.

Con todo, la UE tendrá 134 millones de suscriptores de banda de alta velocidad en 2010. “Esta circunstancia debe facilitar la venta de servicios de valor añadido a los consumidores conectados a esta red”, afirma Martin Olausson, analista jefe de la consultora Strategy Analytics.

 

ADELANTO DE LAS PREVISIONES

España terminó 2006 con más de 6,5 millones de usuarios de banda ancha. En la práctica, un 83,7% de los ciudadanos que viven en zonas incluidas en el Programa de Extensión desarrollado por el Ministerio de Industria. De este modo, se ha acercado esta tecnología a 5.289 poblaciones españolas, con un total de 6,4 millones de habitantes (el 36,33% de las planificadas en 11 comunidades autónomas).

La penetración es de 14,7 líneas por cada cien habitantes. En total, el 29,3% de los hogares tiene alta velocidad (dentro del 75% de las casas con Internet) Telefónica y Telecable, los operadores adjudicatarios del programa, se han comprometido a que todo el territorio español disfrute de ella en diciembre de 2007, adelantándose a la previsión, que era para octubre de 2008, como se se- ñalaba en los objetivos del Plan Avanza promovido por la Administración. Para potenciar la banda ancha rural, Telefónica acaba de lanzar la tecnología de conexión a través de ondas de radio LMDS y por satélite para los clientes de zonas rurales aisladas que no tienen cobertura ADSL.

 

EL VALOR DEL CABLE

Desde el tercer trimestre de 2008 el cable Trans-Pacific Express, de 17.700 km, que costará 500 millones de dólares (380 millones de euros), cubrirá la creciente demanda de comunicaciones de los países asiáticos. Permitirá 62 millones de llamadas telefónicas simultáneas, o lo que es lo mismo: una capacidad de hasta 10 Gb/s (60 veces más que las redes actuales del Pacífico). Esto es lo que hace a los cables submarinos, a pesar de su vulnerabilidad, imprescindibles.

 

GANAR AL SATÉLITE

Hasta 1988, el 98% de los canales internacionales eran vía satélite. La situación cambió por completo, y en 2000 los cables submarinos ya superaban el 80%. Esto se debe sobre todo a que las tecnologías para expandir la capacidad de los cables se actualizan y cada año se envían más datos sobre el mismo cable por las mejoras en la modulación, repetidores y nuevos materiales.

Hoy tienen 3.000 veces más capacidad que los coaxiales tradicionales. Además, los cables no sufren las interferencias de los satélites (lluvias de meteoros, tormentas solares y perturbaciones electromagnéticas de todo tipo) y descansan en el océano, en medio del disipador de calor más grande del mundo, que los mantiene a temperatura constante de 2º C.

Por si fuera poco, para reparar un satélite fuera de su órbita hay que enviar un transbordador espacial, lo que se traduce en un enorme costo, mientras que hoy la tecnología para reparar un cable submarino es muy avanzada: detecta con precisión donde falla, saca el tramo y lo reemplaza a un precio comparativamente ínfimo.