Cuando el jersey habló con la lavadora

01 jun 2006

Un sustituto tecnológico del código de barras, las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID), está difundiéndose lentamente entre las cadenas de suministro, tanto en la venta al por menor como en otros sectores. Esta tecnología permitirá el seguimiento exacto de los productos en tiempo real, artículo por artículo (en vez de unidad a unidad, como ahora).

Los proveedores de venta al por menor y logística serán capaces de identificar las referencias con toda precisión y en cualquier momento. Ya no serán necesarios los recuentos de inventario. Pero esta tecnología irá más allá, al ofrecer la oportunidad de extender la cadena de suministro hasta el hogar del consumidor, haciendo que electrodomésticos inteligentes (neveras, por ejemplo) administren el inventario. Si bien, a primera vista, estamos ante una situación en que todos ganan, también existen algunos peligros.

 

Retos pendientes

Aunque muchos consumidores no se percaten,actualmente las grandes cadenas de venta al por menor se ven abrumadas por la complejidad: los grandes supermercados suelen gestionar (formular pedidos, recibir, pagar, hacer inventario, promocionar, etc.) más de 8.000 referencias diferentes.¿Cómo puede la dirección realizar esta tarea? Para hacer frente a este reto, se introdujeron, hace 30 años, los códigos de barras y los códigos universales de producto (UPC).

Ello posibilitó identificar al fabricante y el tipo de artículo (por ejemplo, lata de Coca Cola de 0,33 l). Hoy, el código de barras de un producto se lee en distintos puntos de la cadena de suministro y distribución ,y se introducen los datos en el sistema de información de la empresa. Esto permite que las compañías recojan información en puntos determinados de sus redes de suministro y distribución y puedan ver hasta el nivel del SKU (Stock Keeping Unit, en su traducción al castellano: unidad de almacenamiento de stock).

Además del trabajo manual que requiere, la tecnología del código de barras tiene otros problemas.Uno de ellos es la incapacidad para distinguir unidades con el mismo SKU. Esto es especialmente relevante para los artículos perecederos: los productos lácteos, por ejemplo, tienen una vida limitada,y el código de barras no distingue entre las últimas botellas de leche recibidas y las que llegaron hace cuatro días. Si los puntos de venta pudieran diferenciar fácilmente esas dos botellas, podrían, por ejemplo, bajar el precio de la que está a punto de caducar, generando una demanda suficiente que vacíe las estanterías.

Otro reto para las cadenas de venta es la gestión del inventario. Un estudio del profesor Ananth Raman, de la Harvard Business School, muestra que una empresa de distribución, con ventas superiores a mil millones de dólares al año, y considerada como un líder de los sistemas de tecnología de la información, había documentado mal un 70% de los SKU de una tienda. ¿Cómo puede la dirección decidir acertadamente cuando los datos con los que cuenta son erróneos?

La tecnología RFID promete solventar éste y otros problemas de organización de las cadenas de suministro y distribución. Las empresas serán capaces de recoger la información en tiempo real (en vez de esporádicamente) y podrán distinguir entre productos que ahora tienen el mismo SKU (será posible, por ejemplo, diferenciar una lata de refresco de otra que está a su lado, incluso siendo idénticas a la vista), sin incurrir en los altos costes laborales que conllevan los códigos de barras.

Las implicaciones son enormes, porque esta tecnología mejorará la gestión de la cadena de suministro (esto es, reducirá los costes y aumentará la eficiencia),ofreciendo al mismo tiempo mayores facilidades al consumidor (un paso más rápido por caja, podría ser una buena evidencia).

 

Las claves de la tecnología RFID

Hay cuatro componentes clave en la tecnología RFID: la etiqueta de identificación, los escáneres,las redes y el software. Las etiquetas son chips (más pequeñas que un grano de arena) con una antena. El chip puede almacenar limitadas cantidades de datos (aproximadamente la misma cuantía que un reloj de pulsera con memoria para citas). La etiqueta es pequeña, normalmente plana, y parecida a las antirrobo que se usan en las bibliotecas.

Cuando las etiquetas de radiofrecuencia entran en contacto con las electromagnéticas de un escáner RFID, utilizan esta energía para activarse y mandar los datos al escáner.El alcance de estas etiquetas pasivas está limitado a unos pocos metros, pero hay una versión activa (con batería) que llega más lejos.Usando la tecnología actual se pueden leer aproximadamente 300 etiquetas por segundo.

El formato de los datos contenidos en el chip no se ha estandarizado todavía. Uno de los centros de investigación líderes en este tema, el Centro Auto-ID del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts),propuso el uso de un código de 64 ó 96bits, llamado código electrónico de producto(EPC). Éste estaría guardado en la etiqueta RFID. Una vez que fuese leída, se usaría el código para buscar en una base de datos en la que estuviera almacenada toda la información de un producto.

Estas bases albergan información sobre cada uno de los artículos: cada lata de Coca Cola podría ser identificada individualmente conservando suscaracterísticas (fecha de envasado, caducidad, número de lote, etc.).

 

Beneficios de la radiofrecuencia

La tecnología RFID proporciona los beneficios de los códigos de barras (aunque con un coste mayor) y resuelve algunos de los problemas inherentes a ellos. En particular, aporta:

 

· Visibilidad: todos los productos con etiquetas RFID son visibles para los ordenadores ysoftware de la empresa. Las compañías tendrán que decidir a qué nivel usarán las etiquetas: palés, cajas o artículos.

· Seguimiento de producto: todo movimiento y localización de un objeto con etiqueta de radiofrecuencia puede reconocerse y grabarse automáticamente con un ordenador (importante para la logística).

· Automatización de procesos: no hay necesidad de escanear manualmente los códigos de barras o comprobar las listas.

· Precisión: las empresas sabrán exactamente qué cantidad tienen de cada artículo y dónde está (en la Guerra de Irak, como todo estaba etiquetado, los soldados fueron capaces de encontrar de noche la leche y los cereales).

Estos beneficios inmediatos pueden resolver algunos de los problemas básicos de la gestión de la cadena de suministro, como la distorsión o retraso de la información. Con ello, la tecnología la tecnología RFID allanará el camino hacia la demanda de redes en la distribución, con un sistema flexible y de respuesta rápida.

¿Cómo influirá esta tecnología en la gestión de las cadenas de valor del futuro? Es demasiado pronto para adelantar una respuesta definitvamente. No obstante, podemos esperar algunas ventajas. Veamos las implicaciones para los centros de distribución y puntos de venta.

 

Centros de distribución

Los centros de distribución actúan como amortiguadores entre la producción (hacia arriba) y la distribución y venta (hacia abajo). Reciben los productos de los fabricantes u otros centros, los consolidan y redistribuyen a las tiendas, puntos de venta o de distribución menores. El objetivo de un centro de este tipo es servir bien los encargos, al menor coste, y lo más rápido posible. Las tareas que se llevan a cabo en estos lugares son:

· Recepción y registro de pedidos: se reciben los artículos y se contrastan con la petición, anotando las discrepancias. Ello implica normalmente imprimir y adjuntar etiquetas nuevas, así como generar una lista de discrepancias.Puede llevar, por tanto, bastante tiempo.

· Almacenaje y reaprovisionamiento: una vez se ha comprobado y autorizado el pedido, las paletas se mueven en el almacén hasta encontrar la localización correcta. El cambio debe documentarse fielmente en el inventario (lo que muy a menudo no sucede).

· Recogida: tras recibir el pedido de un punto de venta o de un almacén menor, el centro de distribución tiene que preparar el envío: los empleados recogen los elementos incluidos en el encargo y los guardan en un contenedor. Esta tarea es muy intensiva en mano de obra, puede ocupar hasta el 50% de la plantilla de un centro de distribución.

· Envío: proceso inverso a la recepción del pedido. Se deben producir etiquetas y listas, y tiene que documentarse el envío.Muchas de las tareas resumidas conllevan trabajo manual, siendo por tanto bastante caras ¿Cómo podría mejorarlas la RFID? La recepción, el envío y el registro pueden automatizarse casi completamente por medio de escáneres de radiofrecuencia, en conjunción con notas de envío electrónico.

Esto permitiría generar electrónicamente una lista de discrepancias en el pedido durante el momento en el que apareciese en el centro de distribución un camión trayendo un encargo. El valor añadido de la tecnología RFID para la recogida, almacenamiento y reaprovisionamiento se explica por la capacidad de seguir y localizar fielmente el inventario.Todas las transacciones serían automáticas y no retrasarían el proceso.

Además de los beneficios inmediatos apuntados (que provendrán en su mayor parte de ahorros en costes laborales),la radiofrecuencia también afectaría a dos asuntos clave: la exactitud en los datos y la rotación del inventario. La tecnología desarrollada por el Centro Auto-ID puede proporcionar una transparencia al inventario que elimine los costosos recuentos y procedimientos de comprobación.Una mayor automatización reducirá de forma directa el tiempo que los bienes pasan en el almacén, redundando en más rotación del inventario y una reducción del capital circulante.

 

Puntos de venta

¿Cuáles son las ventajas de las etiquetas RFID para la gestión de inventario en el punto de venta? Cada punto opera de modo similar a un almacén y, por tanto, todas las consideraciones que hemos hecho sobre la radiofrecuencia para los centros de distribución también tienen aplicación en este caso. Pero hay algunas ventajas añadidas.El reaprovisionamiento del lineal es una de las actividades que más tiempo lleva en los puntos de venta.

Reaprovisionar supone localizar el producto y llevar una cuenta exacta de lo que hay dentro del almacén de la tienda y en las estanterías.Todo esto puede llegar a ser una pesadilla,especialmente cuando uno se las tiene que ver con congeladores o paletas abiertas. Reaprovisionar las estanterías causa las pérdidas más cuantiosas debido a situaciones de rotura de inventario, que, a su vez, afectan a entre el 5 y el 18% de las ventas al por menor.

Enun 30% de las situaciones de rotura de inventario, el producto estaba disponible, pero fuera de sitio. Si usamos una tasa de conversión del 70% (la que con frecuencia se aplica a supermercados),ello significaría que ¡se pierdeentre el 1 y el 3,7% de las ventas debido a falsas situaciones de rotura! Resolver esta situación requiere etiquetar los artículos, esto es, añadirla RFID a todo producto que esté en la estantería. Esta práctica reduciría significativamente la necesidad de recuentos físicos.

Con todo, etiquetar la totalidad de los artículos proporciona aún más beneficios, como controlar la vida de la estantería (en el caso de productos perecederos) o cumplir con los programas de marketing (por ejemplo, cuántas referencias de un cierto tipo y marca se han expuesto en el lineal).También mejora los inventarios gestionados por el vendedor (Vendor Managed Inventories, VMI) y ayuda a mantener el inventario en lugares de visibilidad restringida, como las máquinas expendedoras y los congeladores.

El punto de venta es posiblemente el área en la que la tecnología Auto-ID/RFID es más palpable para el consumidor. La capacidad de pasar por caja simplemente pasando el carro por un escáner (o usando quioscos diseminados por el supermercado) para posteriormente leer la tarjeta de crédito, facilitaría las operaciones e incrementaría la satisfacción de los clientes (la eficiencia en el momento del pago es muy importante para el 75% de los compradores). Esta tecnología probablemente automatizará las tareas logísticas y permitirá centrarse más en la experiencia del consumidor.

 

La importancia del precio

El factor más importante en la adopción de la tecnología RFID es su coste. Una etiqueta cuesta actualmente alrededor de 0,20 euros. Para que la adopción fuese generalizada, el precio debería caer considerablemente, en la horquilla de 0,05 a 0,01 euros. Esta evolución depende del ritmo de adopción en el mercado y de las innovaciones tecnológicas que puedan reducir el coste (por ejemplo, imprimir la antena usando una tinta conductiva especial).

Analizando el estado actual,parece posible que se alcance en un futuro cercano la etiqueta de 0,05 euros. Pero también debemos tomar en consideración otros factores.En el apartado tecnológico, el desarrollo de lectores de frecuencia mixta (se necesitan frecuencias distintas para traspasar con efectividad diferentes tipos de materiales: cristal, tetrabrick, metal, etc.) y la instalación de todo el software que soporta el Auto-ID a escala mundial son, probablemente, las tareas más difíciles.

Además, todavía se tienen que establecer estándares internacionales para que la tecnología sea de verdad global.Hay también aspectos de tipo económico que debemos considerar. Entre ellos está la asimetría entre los costes y los beneficios en la cadena de suministro. De hecho, sería el fabricante que instalase la etiqueta en el producto quien incurriría en la mayor parte de los costes.

Esto es especialmente cierto en el caso de los productos de volumen alto y margen bajo. Al mismo tiempo, los beneficios se materializarían primordialmente en la distribución y, en menor medida, en la venta al por menor.

 

Charlar con la nevera

Algunos sectores y usos en los que la radiofrecuencia ya compensa los costes son, por ejemplo: ciertos problemas en fabricación, logística inversa, el etiquetaje de contenedores o paletas reutilizables y suministros médicos que requieren protocolos especiales. Uno de los mayores usuarios ha sido hasta ahora el Ejército de Estados Unidos. Cada contenedor, arma o caja médica empleados en la Guerra de Irak había sido etiquetado previamente.

Todo esto está creando un impulso que podría catapultar la adopción de esta tecnología desde la periferia al centro del escenario. Un factor clave será el tamaño de los principales actores que adopten la RFID y el volumen al que se use:para conseguir economías de escala, será fundamental reducir los costes de las etiquetas y,finalmente, arrastrar al resto del mercado, de modo que algún día pueda usted tener una charla con la nevera.

 

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EL PRODUCTO HARÁ DE RECIBO

La mayor parte de los beneficios de la RFID dellado del consumidor se refieren a la capacidad de identificación instantánea del Auto-ID (autoidentificación).Esto permite tener una prueba automática de propiedad, lo que facilita las reparaciones, las garantías y las devoluciones.Incluso las retiradas de artículos y otros problemas asociados con ciertos lotes de producción (por ejemplo, neumáticos defectuosos o una medicina para el dolor de cabeza) se podrían identificar con mayor facilidad.

¡El producto será su propio recibo! El sueño del artículo inteligente (referencias con etiquetas integradas que se comunican con el entorno) será una realidad. Pensemos en una pizza congelada que se comunicase con el microondas, para establecer el mejor método de cocción (lo cual puede crear un nuevo segmento de mercado de comida inteligente). Las neveras podrían reconocer los productos que contienen, y ajustar su temperatura de acuerdo con ello.

También serían capaces de reaprovisionarse,alertando cuando se aproximase la fecha de caducidad de los productos perecederos.Más allá de la cocina, nos podríamos imaginar lavadoras que reconociesen el tipo de tejidos que están lavando, pudiendo así variar sus condiciones de funcionamiento (las etiquetas pueden aguantar condiciones muy adversas sin verse afectadas).

 

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PALADÍN TECNOLÓGICO

El hecho de que muchas cadenas de producción tuvieran un actor dominante, que ejerció de paladín tecnológico, ayudó significativamente a establecer, hace veinte años, los códigos de barras. Probablemente lo mismo sucederá con la Auto-ID (autoidentificación). Sectores como el de automoción y electrónica tienen actores poderosos, que podrían obtener grandes beneficios de la adopción de la tecnología. Esta circunstancia, sin embargo, puede apreciarse hasta en la venta al por menor: la iniciativa de Wal-Mart de conseguir que los proveedores empiecen a etiquetar los bienes antes de dos años, indica que el vendedor minorista espera reducir los costes de la RIFD mediante los beneficios de una cadena de suministro más eficiente.